Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

15 de Junio de 2018

Vanguardia de Ideas 15-06-2018

Isabel Adé Portero
Doctora en Historia Contemporánea

William Tobey, “Kim Got What He Wanted in Singapore. Trump Didn’t.”, Foreign Policy, June 13th 2018.  

The G-7 and Singapore summits have put on display breathtaking strategic incoherence and appalling moral vacuity on the part of the Trump administration.
[…] North Korean leader Kim Jong Un left the summit with Trump in Singapore on Tuesday with four of his longstanding objectives met. Trump got little in return. First, Kim, a 34-year-old brutal totalitarian leading a famished country, met as an equal the leader of the most powerful nation on earth — an accomplishment that eluded his father and grandfather. Second, Trump “committed to provide security guarantees to the DPRK.” Third, he agreed to halt U.S.-South Korean military exercises. Fourth, Kim has reversed the U.S. policy of “maximum pressure” — witness how China is already pressing for sanctions relief. Whether or not the United Nations Security Council takes such action is irrelevant, because Beijing controls the trade flows to North Korea and will now likely ramp them up again.

In return, Kim made only a vague promise to “work towards” the denuclearization of the Korean Peninsula, with no details on timing or verification. This commitment is far less specific even than the past promises the North has broken. […]

The G-7 and Singapore summits have put on display breathtaking strategic incoherence and appalling moral vacuity on the part of the Trump administration. U.S. allies, who share U.S. values and interests, are alienated, and U.S. adversaries, who despise American freedoms, are comforted.

Sadly, Trump walked away from the Singapore summit with mere jujubes in his pocket.”  

https://foreignpolicy.com/2018/06/13/kim-got-what-he-wanted-in-singapore-trump-didnt/        


Alberto Bueno, “Y el CNI, ¿dónde lo colocamos?”, Agenda_Pública, El Periódico, 11/6/2018.


“El nuevo Gobierno del presidente Pedro Sánchez, cuya composición ha motivado diferentes análisis en términos de género, estructura ministerial o perfil político-profesional de sus integrantes, ha  traído también la novedad del cambio de adscripción del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que sale de Presidencia para situarse de nuevo bajo el Ministerio de Defensa, dirigido por Margarita Robles. La causa de esta restructuración es objeto de especulación entre la opinión publicada, oscilando entre quienes afirman que fue una exigencia de la nueva ministra para aceptar la cartera de Defensa y la justificación de la propia titular aludiendo a la carga de trabajo de la nueva Vicepresidencia. En cualquier caso, el revuelo suscitado (los espías y las cloacas son siempre buen tema para los mentideros de la Corte) y la discusión abierta sobre dónde debería situarse este esencial organismo de (l) Estado, justifican dedicar unas líneas a esta cuestión.

[…] no es arriesgado sostener que, para la mayoría de la comunidad española de expertos en seguridad y defensa, el traslado del CNI al entorno presidencial era la orientación correcta y con la que había que haber proseguido.

[…] no se puede hablar del CNI como un centro de naturaleza militar o perteneciente al ámbito de la Defensa stricto sensu, por más que los militares sigan siendo una parte considerable de sus miembros y un componente esencial de su trabajo por razones lógicas. Por idénticas causas, no es razonable defender que el CNI pudiera estar adscrito al Ministerio del Interior o que situarlo en Presidencia provoca virarlo hacia la política interior (circunstancia ésta última que se comentaba en una tertulia de televisión en el momento de la toma de posesión de los nuevos ministros). Tampoco es correcto afirmar que “el CNI es un cuerpo militarizado y tiene sentido que esté en Defensa”, comentario realizado en la misma tertulia pero que, sin embargo, está extendido de una forma u otra entre buena parte del imaginario colectivo, hasta el punto de que existe algún centro de investigación que computa el gasto del servicio de inteligencia como parte del gasto de Defensa del Estado español. Un cálculo erróneo por más que se insista en ello informe tras informe. […]

En conclusión, todos los argumentos aportados invitan a considerar que la decisión del nuevo Gobierno de cambiar la adscripción del Centro Nacional de Inteligencia al Ministerio de Defensa no es acertada y supone un retroceso. Amén de las diferentes fricciones que se pudieran producir con otras burocracias implicadas en estas políticas, conlleva interrumpir un desarrollo institucional-administrativo en torno a la consolidación del enfoque de seguridad nacional y la gestión de su liderazgo. Apenas se ha comenzado a progresar en el mismo, pero situaba a España en la senda adecuada para comprender la seguridad desde una perspectiva multisectorial, transversal e integral. […]”

http://agendapublica.elperiodico.com/y-el-cni-donde-lo-colocamos/

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