Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

30 de Mayo de 2014

Ucrania en Mayo de 2014

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales.
Miembro de SEIPAZ

Suelo esperar al final de cada estación para llevar a cabo mis valoraciones sobre la situación de Ucrania, pero ante la “proximidad” de los acontecimientos cada vez más acelerados e intensos, sobre todo cuando parece ser que algunas zonas del este del país ya se escapan al control del gobierno de Kiev, no sería un mal momento para generar una nueva reflexión.

Percepciones  en Ucrania: su complejidad

Es posible que en los próximos días aquello que muchos desean se produzca, la tan deseada guerra civil en Ucrania, seguramente sea el gran acto final a una etapa última de continuos desbarajustes en la historia de este país, cuyo modelo político, económico, social e institucional ha naufragado, mientras esto pueda suceder deseo plasmar varias aportaciones a la situación de este país del este europeo. Ucrania logra su independencia de la antigua URSS en 1991, no olvidemos la aprobación del acta de independencia  y su posterior referéndum  de 1 de diciembre de 1991, a partir de este momento los hechos son claros, Ucrania no niega pertenecer a un área de la que no puede escapar o huir, –dentro del espacio postsoviético-, sin embargo, si observamos su acción y proyección dentro de este escenario a través de la CEI o de los tratados de seguridad, en ningún caso ha buscado una integración en profundidad a sabiendas de la redefinición de sus relaciones con su gran hermano Rusia, junto a Georgia, Uzbekistán siempre ha mantenido un perfil bajo de asociación. Otra percepción es Crimea, no olvidemos –y con ello no quiero justificar los recientes acontecimientos- que desde la independencia de Ucrania, la península ha intentado en varias ocasiones llevar a cabo procesos de separación respecto al estado de Ucrania y su  reincorporación a Rusia, en último término el proceso de reingreso a Rusia ha supuesto poner en práctica la doctrina rusa de defensa de las poblaciones rusas fuera de territorio ruso, pero a la vez ha alterado una de sus definiciones en política exterior rusa como es la defensa del estatus quo de cada país.

Otro de los aspectos de la situación ucraniana, tras la firma del acuerdo entre Rusia y Ucrania en diciembre de 2013, es que se desatan los acontecimientos que en principio debieran haber tenido como punto y final tras el acuerdo de 21 de febrero de 2014 entre Yanukovich y la oposición, bajo los auspicios de la UE, sin embargo no fue así, se produce la caída del régimen ucraniano surgido tras las elecciones de 2010 y la creación de un nuevo gobierno –por cierto, he de insistir, de carácter provisional- que debía hacer frente a la difícil situación hasta las elecciones de mayo de 2014, y enfrentarse a lógicas propias de los estados fallidos o en crisis, aunque la verdad sea dicha, la acción gubernamental no ha ayudado tras adoptar la decisión de abolir la cooficialidad del ruso y la designación con poca sensibilidad hacia las regiones prorrusas de gobernadores cercanos a Kiev tanto en Donetsk y Dniepropetrovsk, sin olvidar los avances en el acuerdo de asociación con la UE. Para que podamos ser conscientes de dichas decisiones, deseo que tengamos muy presente y en nuestras cabezas el mapa de las últimas elecciones de 2010.

Otro gran momento, ¿la gran jugada de Putin?, es posible que entre tantos y azarosos nuevos conceptos de seguridad internacional, de variantes en ideas políticas y  concepciones variadas de relaciones internacionales, nos olvidemos de ciertas cuestiones que pertenecen a la denominada geopolítica clásica como es el concepto de “zonas de influencia”, será por ser demasiado tradicional en algunos de mis planteamientos sin embargo Moscú es conocedora de sus potenciales actuales y de sus actuaciones que le han permitido en cierta forma recuperar un grado de influencia regional e internacional junto a su cierto potencial económico y comercial, es evidente que su relación con Ucrania es estratégica (algo que no sé sí lo llegamos a entender).Tras la salida de Yanukovich podemos observar que se ha producido una profunda modificación en aquellas cuestiones subyacentes en el movimiento de la plaza Maidan a otras muy diferentes y en las que Moscú ha logrado imponer sus razones y ser su principal valedor, las referidas a la “defensa de las comunidades rusas fuera de Rusia”, cuestión no presente en las protestas de finales de 2013 junto al proceso avanzado de las negociaciones con la UE. Esta modificación en el lenguaje, la realidad y causas de dicho enfrentamiento han sido aceptadas por todos y ello permite a Rusia un mejor “relato y proyección estratégicos”. Pero aquí surge para Moscú un agravante y es cómo va a articular sus relaciones dentro de su área de influencia, ya que hasta el momento su modelo de relacionarse en el espacio postsoviético suponía un ejercicio de dominio de los intereses rusos sobre el de los demás, caso de Bielorrusia, de Georgia, y no quisiera olvidar la fuerte presión que sufre Ucrania mientras está negociando con UE a finales de 2013, sin embargo ¿es a medio y largo plazo positivo dicho modelo relacional ruso? ¿han entendido los dirigentes rusos el lugar que Ucrania está intentando forjar dentro del espacio postsoviético tras 1991?, mi respuesta es que se generan  verdaderas contradicciones en las relaciones de estos dos países. Todo ello puede repercutir en el futuro proyecto de la Unión Aduanera Euroasiática. Todavía más, una respuesta rusa que conlleve un acción más dura por parte de Moscú podría tener consecuencias negativas para sus intereses en otros escenarios en los que está presente, en especial Siria, no veo a aquellos que se sitúan frente a la acción rusa en Ucrania y Siria de brazos cruzados, no olvidemos la idea de los vasos comunicantes. Otra percepción se sitúa sobre nuestro espacio europeo, es necesario desligar los dos procesos de ampliación al este europeo como son UE y OTAN, que han generado en algunos casos un verdadera confusión sobre su sentido último y en otros casos un reacción negativa, si no observemos la reacción contraria de Finlandia y Rusia a la incorporación de los países bálticos a la OTAN. La cuestión última que subyace en estos procesos de ampliación  es ¿cuál va a ser el encaje estratégico de Rusia en el continente europeo?, bien es verdad que los intercambios económicos son profundos, UE compra a Rusia el 80% de sus necesidades energéticas mientras que los rusos adquieren a UE el 85% de productos manufacturados, los intercambios son cerca de los 300.000 millones de euros, y frente al intento por crear un frente duro sancionador por parte de EEUU, la respuesta de UE ha sido más flexible, sabe bien lo que se está jugando. Sin embargo, sigo creyendo que nos queda esbozar qué pilar de seguridad vamos a establecer junto a los rusos y ello conlleva a plantearnos si el modelo atlantista que domina nuestra arquitectura de seguridad europea sigue siendo el más adecuado frente a la realidad ucraniana o por el contrario es necesario una mayor creatividad y capacidad de diálogo entre todas las partes frente a mensajes suficientemente simplistas que no permiten vías de acuerdo; la cada vez más evidente falta de interés norteamericana por las cuestiones del continente europeo puede ayudar a consolidar un verdadero cambio de tendencia en el modelo de seguridad europeo, podría ser posible.

Conclusiones antes de las elecciones de mayo de 2014

En estos momentos el proceso de las próximas elecciones de mayo de 2014 son clave para la estabilidad y futuro de Ucrania, debe resultar un proceso limpio, bajo el exhaustivo control y vigilancia de la OSCE. Bien, realmente, si no queremos un desastre mayor a la situación actual de este país debe ser monitorizado por dicha organización, capaz de generar los suficientes consensos que fortalezcan a dicho país. En el Proyecto de Diálogo Nacional para Ucrania de la OSCE se plantean el impulso de un nuevo proceso constitucional en Ucrania que admita entre uno de sus objetivos una mayor descentralización institucional de sus regiones con un reforzamiento de las estructuras sociales frente a los focos oligárquicos y  a la vez se considere necesario la instauración de espacios de consulta y diálogo entre la población  y dentro de dicho proceso constitucional, sería necesaria la convocatoria de un consejo de ministros de asuntos exteriores de la OSCE para alcanzar consensos, desde el punto de partida de los acuerdos adoptados en la reunión de Ginebra de abril de 2014 entre EEUU, UE, Rusia y Ucrania, aunque es posible que ya sean papel mojado.

Junto a estos aspectos el futuro de Ucrania pasa por diseñar varios escenarios de futuro: este país puede aprender del ejemplo de relaciones entre Rusia y Finlandia de estos últimos 70 años y adaptarlo a sus relaciones con Rusia, también podría seguir el ejemplo de México –una vez recuperado sus estándares básicos económicos, financieros (no olvidemos que FMI acaba de aprobar el programa de asistencia a dicho país por dos años y por un valor de 12.250 millones de euros), democráticos, sociales e institucionales- que le permita pertenecer a dos espacios económicos como son UE y Unión Aduanera Euroasiática (México pertenece en estos momentos a la Alianza del Pacífico y a NAFTA); cabe la posibilidad que al final Ucrania quede fragmentada en dos nuevos estados, en su caso tiene un buen ejemplo como es la desaparición de Checoslovaquia frente a otros ejemplos más dolorosos en la reciente historia de Europa, o puede ser más probable que se produzca un proceso nuevo constitucional que conlleve una realidad federal en dicho país, finalmente el escenario más doloroso sería el estallido de una guerra civil más en el mundo. Lo que sí que resulta necesario es que la situación de este país debe hacernos reflexionar ya no solo sobre su futuro del mismo sino señalar las claves y cimientos que deben ser la base de nuestras relaciones cooperativas dentro del escenario europeo, es posible que cuestiones como el atlantismo, espacio postsoviético deban ser rediseñados o sustituidos por nuevos modelos de cohesión e integración europea más propios de nuestro propio siglo XXI, un siglo plenamente europeo.

5 de mayo de 2014



















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