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Observatorio PSyD

El observatorio opina

14 de Noviembre de 2018

Suecia, a las puertas del invierno y sin Gobierno

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro del SEIPAZ

Son tiempos en los que hablar de certidumbre y estabilidad política resulta una auténtica quimera. Ya no sorprende en absoluto las transformaciones que se vienen produciendo en las diferentes intenciones de votos a nivel nacional, en el entorno de la UE, junto a la aparición de nuevas opciones política que hasta el momento, o permanecían en un segundo plano o en su caso resultan ser nuevos idearios de acción pública. A su vez, los elementos de compromiso social, de unidad política en los actuales sociedad europeas se encuentran en crisis, motivados por diferentes factores -como es la crisis económica, los desequilibrios en el reparto de la riqueza,  los niveles de corrupción, la ineficiencia política y el alto grado de distanciamiento ciudadana respecto a los entornos políticos, entre otros… -, ante los cuales las instituciones públicas , garantes de la seguridad y estabilidad resultan ser incapaces de generar adecuadas soluciones a los problemas derivados de la actual crisis existente en el espacio europeo. Existe un cierto hastío ciudadano a un camino recorrido por las diferentes opciones políticas que han llegado hasta hoy desde finales de la Segunda Guerra Mundial y una búsqueda por nuevas realidad políticas que en numerosos países generan en estos momentos inestabilidad política. Este sentimiento de agotamiento de modelos políticos recorre el continente europeo, Dinamarca, Francia, Italia, Grecia, Holanda, España, Grecia, GBR, entre otros…, resultan ser ejemplos claros, los resultados electorales dan muestra de un evidente vuelco social y política sin precedentes. Esta ola de cambios en los modelos políticos, en la percepción y manera de hacer política también ha llegado al espacio político sueco; si bien es verdad que sus vecinos nórdicos cuentan con experiencias políticas de nuevas formaciones políticas, del constatable proceso de mayor visibilidad de las mismas[1].  

A comienzos del mes de septiembre de 2018, en Suecia tuvieron lugar elecciones legislativas cuyos resultados fueron: El bloque de centro-izquierda consiguió 144 escaños frente a los 143 de la alianza de centro-derecha, mientras que el partido de ultraderecha Demócratas de Suecia logró 62 escaños.  Tony Barber señala que el ascenso de los Demócratas de Suecia se “debe a su progreso no sólo al hecho de que fue el único partido que hizo sonar las alarmas sobre la gran escalada de flujos de inmigrantes y refugiados que entraron en Suecia, sobre todo en 2015” (con un flujo migratorio que ese año supuso a Suecia absorber 163.000 migrantes en busca de asilo, la primera nación europea en términos relativos sobre su población. Entre 2012-2017 asiló a 400.000 solicitudes de asilo). E indica Tony Barber respecto al ascenso de los Demócratas de Suecia que “También se benefició de la percepción de muchos votantes de que las décadas de hegemonía del centro-izqda. y centro-derecha suecos habían hecho que resultase cada vez más difícil distinguir un partido del otro”[2]

  La consecuencia más evidente es la dificultad para alcanzar un nuevo gobierno; El pasado día 25 de  septiembre, el parlamento sueco rechazó al candidato ganador de las elecciones, Stefan Löfven (líder socialdemócrata) con ello se produce una nueva ronda de conversaciones para crear un nuevo ejecutivo.

  La aritmética parlamentaria deja ahora al país sin un bloque claro y sin que por el momento se sepa quién liderará el Gobierno en Suecia. Hasta el momento la consecuencia es la dificultad para alcanzar un acuerdo de gobierno, en la sede del parlamento sueco se procedió al inicio de las conversaciones  así como a la primera votación para la formación del nuevo ejecutivo y el resultado fue el rechazo del candidato social-demócrata Stefan Löfven. Hasta el momento, el acuerdo en el arco parlamento sueco era dejar al margen al partido emergente Demócratas de Suecia, sin embargo la realidad cambiante puede situar a esta formación política en clave para la formación del futuro gobierno.  

Los escenarios que se dibujan: alcanzar un gobierno de minorías con apoyos puntuales por parte  de los bloques políticos formados tras los resultados electorales. Cabe la opción de un gobierno de gran coalición siguiendo los ejemplos francés y germano, -hacer frente al ascenso de los Demócratas de Suecia-; sin embargo, las experiencias políticas de estos casos han conllevado importantes desgastes políticos y castigos por los electorados; con seguridad, los actuales líderes suecos seguirán muy de cerca la evolución política alemana tras los resultados de las elecciones regionales en Baviera. Una última opción, es cumplir con el mecanismo constitucional sueco de elección de un nuevo ejecutivo, y si no se lograse el objetivo, convocar de nuevo elecciones en el país. Las interrogantes que se plantean ¿cuál es el punto de desgaste presente y futuro para los partidos tradicionales?, ¿es posible una incorporación de los Demócratas de Suecia en la toma de decisiones del país, no perdiendo de vista las diferentes experiencias de sus vecinos nórdicos?, ¿qué está sucediendo en la sociedad sueca respecto a sus referentes políticos suecos?  

La realidad actual es la misma que viene generándose en numerosos países de la UE, fragmentación, incertidumbre, modificación de los sentimientos políticos y de las opiniones públicas, a todo ello Suecia se ve igualmente afectada. Por ello será interesante el resultado final del nuevo gobierno sueco, si es que llega a nacer políticamente, su grado de estabilidad y en gran medida que políticas van a no sustraerse de la realidad de incertidumbre.        
   

[1] En Dinamarca, el Partido Popular Danés (DF) propugna la defensa de los pensionistas y el rechazo a la inmigración y al islam. Su popularidad convirtió al partido en una muleta necesaria para que los conservadores gobernasen y eso disparó su influencia. Entre 2001 y 2011 apoyaron el Ejecutivo desde fuera, forzando a reformar la ley de asilo hasta 14 veces y convertirla en la más dura de la Unión Europea. El 2015 recuperaron apoyo con un cambio significativo: la ultraderecha llegaba a su máximo y ya era el partido más votado (21,1%). En Finlandia, Verdaderos Finlandeses  entran en el Parlamento en el año 2011 obteniendo la tercera posición con el 19,1% de los votos. El 2015 entraron por primera vez en el gobierno de centroderecha. En el ejemplo noruego, el Partido del Progreso, el Partido del Progreso noruego (FrP) reforzó sus postulados anti-inmigración, un giro que les aseguró la relevancia política. Instalados en el 15% de los votos desde 1997 su ‘boom’ llegó el 2009 cuando obtuvieron un 23%. A pesar de perder votos, en 2013 entrarían en el Ejecutivo como muleta de los conservadores.

Información extraída de Carles Planas Bou, “La Europa nórdica también sucumbe al populismo inmigración” https://www.elperiodico.com/es/internacional/20180907/la-europa-nordica-tambien-sucumbe-al-populismo-anti-inmigracion-7023088

[2]Tony Barber. “El resultado electoral en Suecia debilita a los partidos tradicionales” http://www.expansion.com/economia/politica/2018/09/11/5b96b762e5fdea471c8b46a8.html

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