Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

4 de Diciembre de 2015

Simbolismo y realidad tras los atentados de París

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro de SEIPAZ

Uno de nuestros mayores expertos en terrorismo como es Fernando Reinares (Diccionario de Sociología, 1998) hace las siguientes consideraciones respecto al fenómeno del terrorismo, que pueden ayudar a comprender su grave significado: “El terrorismo es un tipo de violencia cuyos efectos psíquicos, tales como reacciones emocionales de ansiedad o amedrentamiento entre quienes pertenecen a una población determinada, resultan notoriamente desproporcionados con respecto a las consecuencias materiales, de daño físico a personas o cosas, que provoca”. Para que dicha violencia adquiera semejante impacto, además de resultar sistemática e impredecible, destaca por ir dirigida principalmente contra blancos seleccionados en atención a su relevancia simbólica. Blancos cuyo menoscabo los convierta en medio a través del cual canalizar los mensajes y las amenazas que convierten al terrorismo en un mecanismo de comunicación y de control social. La “puesta en escena” de la portada de la revista DABIQ que publica el DAESH, es atractiva, muestra una  instantánea del horror vivido en la noche del 13 de noviembre en la capital francesa; varios miembros de los servicios de urgencias parisinos atienden a una persona herida, mientras a su alrededor hay ya cadáveres tendidos en el suelo, de dicha fotografía si se observa no aparecen miembros de los diferentes servicios de seguridad pública francesa y el morbo de la violencia provocada ha desaparecido. Dicha portada viene rematada por un titular que es “JUST TERROR”. La calidad de la imagen, su portada dinámica la hace realmente atractiva y sabe expresar con gran acierto, aquello que buscan los grupos terroristas como es el reflejo del atentado terrorista como un acto de publicidad para aquellos y aquellas que soportan y luchan, en este caso, junto a DAESH; el lenguaje y los modelos de comunicación también son parte de una dura lucha a la que nos enfrentamos en el fenómeno del terrorismo.

Todo comenzó en 1979, pero poco después del 11 de septiembre de 2001 -del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York -se adoptó la siempre difícil decisión frente al fenómeno en este caso del terrorismo, de luchar o simplemente hacer la guerra. A día de hoy, tras 14 años de “guerra contra el terrorismo global”, en la que topamos con numerosas “batallas” muy reales cuyas terribles consecuencias  sufren los ciudadanos de todo el mundo en primera persona, se produzca el atentado en París, Beirut, Túnez, Bamako, el derribo del avión ruso presuntamente por el DAESH, etc… ; dicha guerra no parece tocar a su fin, muy al contrario, se define como un conflicto cuasi eterno que continuamente se regenera y retroalimenta sin encontrar un momento en el que pueda asumirse un auténtico final a tanto horror, violencia e impunidad. El simbolismo de apostar por la guerra en vez de la lucha contra el terror, es esencial, ya que el mundo no se está enfrentando a un actor estatal o no estatal, muy al contrario nuestra sociedad global debe asumir que está ante un fenómeno global, una realidad compleja en la que las variantes de análisis y conocimiento son enredadas y en algunos casos confusas, donde es difícil diferenciar al verdadero enemigo, su lugar, su modus operandi, si está conviviendo en nuestras confortables sociedades o más bien reside en lugares inhóspitos. Un fenómeno que se sirve de  diferentes “campos de lucha”, desde el propio y muy real de la guerra y de los conflictos como Siria, Irak, Libia, península del Sinaí, Malí, Caúcaso, etc.., así como otros, en los que cada vez está mejor preparado, como es el caso de las redes sociales y del lenguaje, sin olvidar su facilidad para aprovechar las fragilidades de los diferentes regímenes políticos existentes, de los estados frágiles o de momentos de profunda crisis social e institucionales.

Por ello, lo real y simbólico en la decisión de adoptar una postura ante el terrorismo, pasa por considerar que estamos ante un fenómeno y no ante un actor determinado, y que la guerra debe ser una parte sustancial del conjunto de acciones que la lucha contra el terrorismo global ha de articular. La propia resolución 2249 del Consejo de Seguridad de la ONU, con fecha de 20 de noviembre así afirma: “Reafirmando que los Estados Miembros deben cerciorarse de que todas las medidas que adopten para combatir el terrorismo se ajusten a todas las obligaciones que les incumben en virtud del derecho internacional, en particular las normas internacionales de derechos humanos, el derecho de los refugiados y el derecho humanitario”. Estas palabras junto a otros párrafos de dicha resolución son un fiel reflejo del combate  que ya no solo reside en el hecho en sí de realizar ataques militares  “simbólicos” como el efectuado por Francia sobre la capital del DAESH, sino que debe atenderse hacia una reafirmación de lucha integral, transversal, compleja que no impida la aceptación de nuevas visiones, indicaciones estratégicas no solo de los estados y de sus cuerpos de seguridad sino también de la aportación de las sociedades que se ven agredidas por el fenómeno del terrorismo así como por conflictos que no terminan de cerrar.

¿Y mientras qué?, tras los atentados de París, a mediados del mes de noviembre, no olvidar que esa misma semana el feudo de Hezbollá en Beirut fue objeto de un atentado que provocó más de cuarenta muertos y multitud de heridos. La labor desarrollada por la maquinaria diplomática del gobierno galo ha sido frenética, por señalar algunos logros están: la aportación de Alemania que estima destinar a Malí 650 soldados que cubran los huecos que deje el Ejército francés, el aumento de las actividades de formación a los peshmergas kurdos en el norte de Irak, el anuncio de Berlín de su participación en la lucha contra DAESH en Siria... Su aportación será de entre cuatro y seis aviones de reconocimiento tornados (en principio no realizarán acciones de ataque), aviones cisterna, una fragata para custodiar el portaaviones francés Charles de Gaulle y tecnología (en principio el Bundestag aprobará las aportaciones alemanas en ayuda de su aliado galo, este mes de Diciembre); “Sabemos que el terrorismo no será derrotado solo con medios militares, pero también que no podemos evitar una confrontación militar con el ISIS”, aseguró el ministro de Exteriores, el socialdemócrata FrankWalter Steinmeier. Decisión compleja, cuando está la cuestión de los refugiados en el día a día de la política doméstica alemana.

En el caso británico, no olvidemos que el anterior parlamento británico no aprobó en 2013, la opción de una mayor implicación militar en la situación de Siria, David Cameron solicitó, esta semana, el apoyo del Parlamento para estar bombardeando Siria antes de Navidad. “No podemos subcontratar la seguridad”, dijo el líder conservador, que confía en lograr el sí de la Cámara. El primer ministro conservador necesita el apoyo de la Cámara ante la votación con la que pretende estar bombardeando Siria con los aliados antes de Navidad. Cameron confía en que los brutales ataques de París y el voto unánime en el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado viernes, instando a sus miembros a “tomar todas las medidas necesarias” contra el ISIS, hayan consolidado el apoyo parlamentario que hasta ahora se le ha resistido. Recordar en este punto, que la RAF solo tiene autorización para realizar acciones militares en el espacio iraquí. Mientras en el bando laborista, tampoco todos los parlamentarios están por seguir el posicionamiento de su nuevo líder Jeremy Corbyn quien se muestra contrario a las peticiones del gobierno británico, y todo ello sin olvidar la bancada nacionalista escocesa. Mientras con Rusia,  existe un acuerdo para coordinar su acción y reforzar los ataques aéreos en Siria, de espionaje y de trabajo común por parte de las unidades militares ya destinadas en el área siria por parte de los dos países. Respecto a EEUU, también cuenta con el apoyo norteamericano, de cara a la lucha contra DAESH que permita una mejor coordinación en la acción conjunta militar de los dos países (Hollande agradeció al presidente estadounidense, Barack Obama, la información que las fuerzas norteamericanas facilitaron a las francesas para realizar el primer bombardeo tras la matanza de París).

Finalmente, la labor diplomática francesa permitió sacar adelante la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 2249, la activación de la cláusula de asistencia mutua del Tratado de Unión Europea, que como bien señala la profesora Natividad Fernández Sola [1] “Por primera vez desde que se aprobara el Tratado de Lisboa se ha invocado la “asistencia mutua” que apela a algo parecido a la legítima defensa colectiva de la OTAN, pero a la europea. Efectivamente, la cláusula en cuestión pide a los Estados miembros que ayuden y asistan con todos los medios a su alcance al Estado miembro objeto de una agresión armada sobre su territorio”. Por último, este fin de semana, el presidente F. Hollande se reunirá con su homólogo Chino, para recabar más apoyos, esperando el apoyo de la India de N. Modi. Con ello, Francia logra que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas apoyen la acción diplomática francesa, queda por saber hasta qué límites, mientras en UE debe aclararse el posicionamiento de numerosos países ante la apelación francesa de ayuda, una ayuda que no solo debe ser puramente militar sino también dentro de otros ángulos de la acción antiterrorista, donde por cierto países como España tienen mucho que aportar  al conjunto de sus socios europeos.

Aceptar que nos enfrentamos a un fenómeno frente a un actor concreto es esencial para iniciar con seguridad la lucha contra el terrorismo del DAESH, es complicado que esta organización pueda sobrevivir si debe enfrentarse a los dos mayores complejos industriales militares como son Rusia y EEUU, junto a las capacidades de Gran Bretaña y Francia. Pero la gran cuestión no es el actor, es el fenómeno y cómo se hace frente al mismo, cuáles son sus fundamentos, cómo es capaz de moverse y de atraer a tal cantidad de personas a la lucha y que en su caso provoca no solo la desestructuración de las comunidades árabes musulmanas sino también episodios puntuales de terrorismo en Occidente. La acción de las fuerzas de seguridad corresponde potenciarse, sobre todo en el caso belga donde tenemos un serio problema de seguridad, pero también dentro del espacio europeo con el reforzamiento de la actual Estrategia de Seguridad Interior Europea, y como no coordinando las acciones de información sensible con países como USA y Rusia.

Sin embargo, existen otros ámbitos de este fenómeno que deben requerir una importancia capital como es la cuestión de su financiación: la venta de arte, de petróleo, las tasas impuestas en las zonas que gobiernan, el producto de los secuestros y otras fuentes de financiación requieren una respuesta que lleve progresivamente a una lucha eficaz, en estos momentos alrededor de 2.000 millones de dólares recauda esta organización terrorista.  El papel de las redes yihadistas en los espacios digitales, que hace más atractivo a los jóvenes musulmanes el mensaje que reciben en las diferentes redes sociales frente al tradicional de las mezquitas (“Los jóvenes no nos preguntan a los sabios, van a Internet y preguntan al sheij Google. Internet  tiene imágenes potentes, de víctimas de injusticias que apelan a las emociones, es un lenguaje con el que es muy difícil competir”, cree Al Masri, que durante 14 años fue el imam de la mezquita de la M30 de Madrid) [2]. También, hay que valorar la aplicación de las políticas antiterroristas en el mundo, por poner un ejemplo, la persecución a la que se ven sometidos los jóvenes musulmanes en Kenia por la acción de la policía de este país y que está provocando una mayor afiliación a las filas de grupos terroristas como Al-Shabbab, o, en su caso , el siempre sintomático régimen egipcio que cuenta en estos últimos tiempos con una larga lista de detenciones sin justificar y denunciadas por organizaciones humanitarias tanto egipcias como internacionales. Otro ángulo de este problema, es la necesidad de analizar en los países avanzados cuál es la situación de las comunidades musulmanas que intentan integrarse, las diferentes políticas sociales, los niveles de educación y las perspectivas de futuro para muchas de estas. La óptica femenina se hace más necesaria que nunca permitiendo generar un relato más completo de la yihad de las mujeres y de cómo afrontar la vulnerabilidad, como bien ha señalado Carmen Magallón Portolés [3].

Finalmente, vuelvo a observar la portada de DABIQ, que nadie se deje engañar, luchamos contra un fenómeno que nos ataca a todos y a todas, tanto a las comunidades de mayoría musulmana árabe como en su caso a las occidentales, que nos corresponde estimular una seria reflexión sobre nuestros modelos de defensa, nuestros puntos de vulnerabilidad, fragilidad así como de fortaleza ante al horror, y al espectáculo del mal, pero sobre todo ante un tipo de totalitarismo absolutamente inaceptable, y del que por desgracia hemos sido partícipes de su creación.

4 de diciembre de 2015




[1] Natividad Fdez. Sola. “Francia y la defensa colectiva”.  http://elpais.com/elpais/2015/11/24/opinion/1448396752_933888.html.
[consultado 29 de noviembre de 2015]

[2] Ana Carbajosa. “Las redes sociales son el imam más poderoso”. http://politica.elpais.com/politica/2015/11/26/actualidad/1448542679_179649.html
[consultado 29 de noviembre de 2015]

[3] Carmen Magallón Portolés.”Vulnerabilidad, terrorismo y guerra”· http://www.seipaz.org/documentos/2015MAGALLON_vulnerabilidad.pdf
[consultado 29 de noviembre de 2015]


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