Tras el derrocamiento y posterior fusilamiento del “conducator” Nicoale Ceaucescu junto a su esposa Elena, el día 25 de diciembre de 1989, a consecuencia de una “Revolución” con acusados tintes populares pero con una manifiesta dirección de las élites comunistas disidentes, el país entró, bajo la égida del Frente de Salvación Nacional, en una época marcada por convulsos y drásticos cambios liberalizadores que afectaron a las estructuras laborales, económicas y políticas, así como a una proliferación de partidos políticos y alianzas, en la mayor parte de los casos entre formaciones políticas de distinta orientación.

En 1990, un año después de la caída del Régimen de la República Socialista de Rumanía, se celebraron las primeras elecciones multipartidistas, y en 1991 se aprobó la primera Constitución de la nueva era, la cual fue reformada en el año 2003, sobre todo en lo referente a la integración euroatlántica, con el fin de lograr los objetivos marcados como prioritarios: la entrada del país en la OTAN y en la Unión Europea, que se producirían en los años 2004 y 2007 respectivamente.

Bajo el paraguas de la Organización Atlántica, Rumanía comenzó a participar en operaciones en el exterior, como RD Congo, Líbano, apoyo a la intervención en Libia, etc., al tiempo que, bajo el marcado interés de sus gobiernos, se iba convirtiendo en una pieza  a considerar en el tablero geoestratégico de la UE y de los EEUU. Todo ello dentro de un ambiente económico de clara recesión en el año 2009 y de drásticas medidas de austeridad en el 2010. 

No obstante, fue jugando un papel destacado en el asunto OTAN del Sistema de Defensa de Misiles en Europa , ya que, si bien en la vecina Polonia existía un despliegue en rotación de misiles Patriot de Capacidad Avanzada e interceptores desde el año 2010 y un despliegue previsto para el 2018 de bases terrestres de interceptores SM, en Rumanía se estima la fecha de 2015 para el despliegue de otros tantos interceptores, así como la garantía de áreas operacionales para barcos de guerra BMD de los EEUU en el Mar Negro.

Como resultado del interés mutuo Rumanía–EEUU de potenciar las relaciones e intereses político-militares y a consecuencia de la búsqueda norteamericana de una base logística alternativa a la de Manas en Kirguistán, que hasta el momento había desempeñado su importante papel como base de tránsito en el despliegue de los EEUU en Afganistán, el cual se verá mermado en el futuro próximo por la presión de Rusia para limitar la presencia Norteamericana en Asia Central, ha sido la posibilidad de emplear como nueva base de tránsito la base aérea de Mihail Kogalniceanu, cerca del Mar Negro y del puerto de Constanta.

Esta opción ha estado en competencia con otras alternativas, como las bases de Turquía y algunos Estados del Golfo Pérsico, pero desde el punto de vista logístico, la base rumana tiene todas las ventajas para convertirse en la nueva base de apoyo, sobre todo en lo referente al transporte de mercancías más que para el abastecimiento aéreo, ya que para estas operaciones los EEUU han buscado otras opciones como la de Mazar-e-Sharif, en el Norte de Afganistán.

Todo este juego estratégico, se enmarca en el contexto de las competencias desatadas entre los EEUU, la UE y Rusia, lo cual será objeto de posteriores artículos, por el control de la periferia del último país, precisamente la que formaba parte de la extinta URSS, tales como Bielorrusia, Ucrania, Moldavia y Georgia. Cada uno de estos países, y desde ángulos diferentes, son piezas clave en el escenario geoestratégico y geoeconómico de Rusia, que intenta por todos los medios, reforzando su influencia en estas áreas y neutralizando los intentos contrarios por parte de la UE y de EEUU, de aproximarlos al área política y de comercio de la Europa  Occidental.

Rumanía se ha convertido en una opción necesaria para avanzar en el control de la política expansiva de Rusia, pero no se debe olvidar que este país, uno de los más pobres de la UE a pesar del interés de sus gobernantes por integrarlo cada vez en mayor grado en la ya mencionada estructura euroatlántica, vive una difícil y conflictiva situación política y económica, lo cual obligó a la UE a realizar varios informes negativos acerca del rumbo y progreso del país en su lucha contra la corrupción, el déficit y la infrautilización de los Fondos Europeos concedidos para el período presupuestario 2007-2013.

Una de las consecuencias directas del cambio de régimen y de las medidas liberalizadoras adoptadas durante los años posteriores a 1989 es que crearon una bolsa de desempleados, origen de gran parte de la diáspora rumana, que actualmente alcanza la cifra de casi cuatro millones de personas, de las cuales 829. 936 se encuentran empadronadas en España en el presente año 2013. Las remesas enviadas por estos migrantes han sido importantes para el país, aunque en el año 2010 disminuyeron en un  50%.

La evolución posterior nos mostrará la consolidación o no de una base estructural económico-política en un actor balcánico importante.

Zaragoza, 24 de octubre de 2013.