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Observatorio PSyD

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23 de Mayo de 2018

Road to Brexit. ¿Un nuevo pacto de cooperación en defensa Unión Europea-Reino Unido? Continuación

Alfredo Vázquez Ramos
Comandante de Intendencia, diplomado de Estado Mayor.
Destinado en la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra.

¿Qué modalidades de asociación?  
En este contexto, una de las conclusiones que se pueden extraer de los -en muchas ocasiones- erráticos mensajes del actual gobierno británico es que quieren dejar la UE y simultáneamente volver a unirse en bloques de temas específicos. Reino Unido desea una nueva asociación en aduanas, transporte, energía, servicios financieros o cooperación judicial y policial, entre otros. La defensa no parece ser una prioridad sectorial en esa lista, pero la poderosa industria de defensa británica puede no tener la misma opinión [10].

Con una política comercial norteamericana en plena escalada proteccionista y un mercado global donde cada vez hay más competidores y más agresivos, las oportunidades que ofrece el mercado interno europeo son prometedoras. Diseñados para impulsar la incipiente recuperación presupuestaria en defensa (ver gráfico nº2), el reciente Plan de Acción Europeo de Defensa (noviembre 2016) y el Fondo Europeo de Defensa (Junio 2017) presentados por la Comisión Europea suponen un giro radical frente a años de parálisis y bloqueo institucional [11].
 
Gráfico nº2: Gasto en Defensa UE-27 (2005-2014) en precios corrientes y constantes 2010



Fuente: Agencia Europea de Defensa (Defence data booklet, 2014).

La experiencia demostraba que la construcción de un mercado interior único de la Defensa, basándose solo en el uso de instrumentos normativos, como se había hecho en otros mercados sectoriales, no era suficiente. Por ello, junto con un nuevo impulso en el ámbito regulatorio, el Fondo Europeo de la Defensa despliega una política de ayudas al desarrollo tecnológico y productivo de la industria de defensa basada por primera vez en un sustancial compromiso financiero con recursos comunitarios [12].

El dispositivo está organizado en dos ventanas temáticas. Por un lado, una «sección de investigación», para sufragar con fondos de la UE la investigación colaborativa en tecnologías de defensa innovadoras (robótica, meta-materiales, software encriptado, etc.), y que dispondrá de un total de 90 millones EUR del presupuesto de la UE de 2017 a 2020, e incluirá 500 millones EUR anuales a partir de 2021; y por otro lado, una «sección de capacidades», para cooperar en el desarrollo y adquisición conjunta de capacidades militares. Esta segunda ventana estará alimentada por aportaciones de los Estados miembros y cofinanciada con recursos comunitarios hasta el 20% del componente de “desarrollo”, con unas cantidades estimadas de 500 millones EUR hasta 2020 y de 1.000 millones EUR anuales de 2021 en adelante. A partir de esta fecha, el presupuesto total estimado del Fondo, incluyendo las contribuciones de los Estados miembros, debería alcanzar la cifra de los 5.500 millones EUR anuales [13].

Pero precisamente ahora, con una oportunidad a las puertas, el Brexit deja a las empresas británicas fuera del programa de rearme europeo: una derivada imprevista que permitiría argumentar  que la potente industria de defensa británica presionará a sus autoridades nacionales  para que se esfuerce en mantener abiertas vías de colaboración en el empleo y desarrollo de capacidades militares, que faciliten ventanas de  acceso al mercado europeo, a los programas de investigación y desarrollo  de la UE y a su nuevo ciclo inversor.

Por otra parte, para la Unión Europa tampoco es conveniente perder la capacidad militar convencional que ofrece el Reino Unido. Con el incentivo del acceso al ámbito industrial europeo, un eventual acuerdo estratégico en defensa debería incluir, como contrapartida británica, su esfuerzo operacional. Las declaraciones de los líderes políticos británicos sugieren que las operaciones contra la piratería, el tráfico de seres humanos, el terrorismo, el control de fronteras y las misiones de reforma del sector de seguridad y defensa son áreas de interés para Gran Bretaña. Sin embargo los documentos estratégicos publicados por ambas partes hasta la fecha no ofrecen orientaciones ni propuestas concretas sobre la posible asociación [14].

La Unión Europea tiene una larga tradición de acuerdos de cooperación con terceros estados, pero el Reino Unido no es un tercer estado más en la lista ni ambas partes pueden aspirar tener una relación como la que une a la UE con Suiza, Noruega o Serbia [15].  Existen diferentes modelos y grados de cooperación en defensa posibles, pero el más viable podría ser un acuerdo marco graduado con Europa que dé cierta presencia en el proceso de planeamiento y decisión de las operaciones y misiones PCSD a Gran Bretaña en función del nivel de compromiso militar que esté dispuesto a adquirir. A más medios críticos desplegados o más efectivos aportados para una determinada intervención, mayor capacidad de decisión del tercer estado contribuyente en la misma. Se trataría de un convenio entre socios estratégicos que reconoce el especial estatus del Reino Unido en la defensa Europea y que estimule las contribuciones militares británicas a los escenarios operacionales de más alta exigencia de la PCSD. A cambio, ese mismo contrato estratégico incluiría también el acicate de un componente empresarial con la potencial participación categorizada en determinados proyectos y programas mutuos de investigación y desarrollo de la base industrial y tecnológica de la defensa.

Convergencias estratégicas: operaciones militares y mercado de la defensa.
En los últimos años la seguridad y la defensa están en la parte alta de la agenda de la política exterior europea [16]. Sendas materias son consideradas por la Comisión y los estados miembros como áreas donde el progreso es más urgente y prioritario. Definir un nuevo marco en defensa entre Londres y las capitales europeas tiene sentido por muchas razones evidentes, pero sobre todo porque es imprescindible para dar respuestas eficaces a problemas que afectan solo o principalmente a Europa.

En el caso británico, su voz, influencia y papel central en el desarrollo de una efectiva política de seguridad y defensa colectiva sufrirá previsiblemente un menoscabo por su salida de la Unión, y es difícil que su tendencia histórica a favorecer los acuerdos bilaterales compense, en términos de resultados prácticos, el menor peso que generará el escenario post-brexit para su credibilidad exterior. Confiar, como algunas fuentes sugieren, que su relación militar con Francia, o incluso con Alemania, podría fortalecerse, no parece hoy por hoy una alternativa muy viable, especialmente cuando incluso los acuerdos de Lancaster House muestran fisuras ocho años después de su firma [17].

Tanto para la Unión como para el Reino Unido hay al menos dos espacios principales en los que un enfoque transversal y pragmático puede conducir a una fórmula que satisfaga los intereses comunes. El empleo de capacidades militares y la base industrial y tecnológica de la defensa son áreas siamesas en las que seguir trabajando conjuntamente proporcionará dividendos a ambas partes. Una Unión Europea a la carta no es una opción, pero alcanzar un nuevo pacto integral con obligaciones y compromisos claros en estos dos terrenos es conveniente para todos. El Brexit no puede deteriorar la seguridad y la defensa en Europa. Al fin y al cabo, con el hito temporal del 29 marzo 2019 en el horizonte, queda menos de un año para perfilar y acordar qué tipo de vecinos queremos ser a partir de ahora.

23 de mayo de 2018


[8] Con 55. 000 millones de dólares de presupuesto para 2017, el Reino Unido es uno de los 5 miembros europeos de la OTAN en alcanzar el objetivo del 2% del PIB dedicado al  gasto en defensa,  y constituye el 40% del gasto en I+D de defensa y  el 20% del total de capacidades militares de la UE. The Military Balance (2018) y Clingendael Report, (2017). NATO (2017). Defence expenditure of NATO countries, 2010-2017, June. https://www.nato.int/cps/ic/natohq/news_152830.htm
[9] La activación de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO, en sus siglas en inglés) y la creación de la Revisión Anual Coordinada  de la Defensa son un buen ejemplo de ello. EUROPEAN PARLIAMENTARY RESEARCH SERVICE (2018). Permanent structured cooperation (PESCO): Beyond establishment, March.
[10] En 2016, la industria de defensa del RU, con 142.000 empleos directos,  exportó por un valor de 59.000 millones de libras en material militar, convirtiéndose en el segundo mayor exportador global. Europa es  el tercer mercado de referencia para la producción británica, absorbiendo una media del 10% de los pedidos y  contratos firmados para el periodo  2007-2016.  
https://www.gov.uk/government/publications/uk-defence-and-security-export-figures-2016/uk-defence-and-security-export-statistics-for-2016
[11] EUROPEAN COMMISION (2017). Launching the European Defence Fund, June.
[12] CLIGENDAEL INSTITUTE (2017). Developing European defence capabilities, October.
[13] EUROPEAN COMMISION (2017): Defending Europe. The European Defence Fund. Disponible en http://europa.eu/rapid/press-release_MEMO-17-1476_en.htm.
[14] BOND, I. (2018). Plugging in the British: EU foreign policy, Centre for European Reform, March.
[15] HM GOVERNEMNT (2017). Foreign policy, defence and development. A future partnership paper.  TARDY, T. (2018). Revisiting the EU´s security partnerships.  European Union Institute for Security Studies, pp-3-4, January.
[16] EUROPEAN COMMISION (2017). Reflection paper on the future of the European Defence, June. EUROPEAN UNION (2016): Shared Vision, Common Action. A Stronger Europe. A Global Strategy for the European Union´s Foreign and Security Policy, June
[17] BAKKER, A; DRENT, M; ZANDEE, D. (2017). European defence: how to engage UK after Brexit?, pp-20-21.  Clingendael Report, July. HM GOVERNEMENT (2017). Foreign policy, defence and development. A future partnership paper, pp. 9-10.





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