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24 de Mayo de 2017

¿Reunión “over a hamburger” en el Carl Vinson?

Miguel Peco Yeste
Doctor en Seguridad Internacional. Profesor asociado de Geopolítica y Estrategia en la Universidad Complutense de Madrid.

“Se acabó la era de la paciencia estratégica”, anunció hace unas semanas el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, poco después del enésimo intento de lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte. Con ello, y al menos en lo que respecta a este país, se pone fin a una postura que había estado en el corazón de la política exterior norteamericana durante los años de la administración Obama, y sobre la que había sido elaborada la propia Estrategia Nacional de Seguridad de 2015. Tras ello, la orden ejecutiva al grupo aeronaval de combate encabezado por el portaaviones Carl Vinson –dondequiera que estuviera entonces– de dirigirse a la península de Corea, la consabida escalada de tensiones y, finalmente, un compás de espera que ya dura demasiado.

Para el presidente Trump, el supremo líder Kim Jong-Un no es merecedor de más paciencia estratégica. Y podría tener razones bien fundadas para ello. Como ya es de sobra conocido, el régimen norcoreano se acerca a su objetivo de fabricar un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) dotado con una ojiva nuclear y capaz de alcanzar territorio norteamericano. Al menos así lo sugieren las pruebas realizadas con nuevos motores para cohetes, la utilización de combustible sólido y los ensayos nucleares llevados a cabo con éxito. De acuerdo con el director de la National Intelligence norteamericana, Daniel R. Coats, el régimen de Pyongyang está convencido de que podrá llevar a cabo su primer ensayo con un ICBM en este mismo año 2017. Esta previsión se ve corroborada por el lanzamiento el pasado 14 de mayo de un misil del tipo Hwasong-12 que, según algunos observadores, podría superar los 4.000 km si se hubiera lanzado con el ángulo adecuado. Esta distancia es aún insuficiente para alcanzar territorio de los Estados Unidos –salvo la isla de Guam, en la Micronesia- pero constituye la mayor distancia que ningún misil norcoreano haya alcanzado hasta la fecha.  

Es cierto que todavía existen problemas técnicos importantes que podrían retrasar algunos años la obtención de un arma realmente eficaz, al estilo de las que poseen las potencias nucleares. Entre dichos problemas cabe citar, por un lado, la dificultad de miniaturizar el dispositivo nuclear de manera que pueda ser transportado en la ojiva del misil. Además, la escasa capacidad de los prototipos de ICBM para soportar las altas temperaturas y vibraciones en la reentrada a la atmósfera, durante la fase descendente de la trayectoria, también podría afectar al sistema de guía o incluso dañar el dispositivo nuclear de la ojiva. Finalmente, aunque ha habido avances significativos en cuanto a los sistemas de lanzamiento móviles, las instalaciones fijas en tierra siguen siendo extremadamente vulnerables a un ataque preventivo por parte, por ejemplo, de Corea del Sur.

Sin embargo, nadie ha dicho que conseguir el arma perfecta sea condición necesaria para materializar un riesgo de primer orden. En el contexto amenazante del régimen de Pyongyang, la posesión de un ingenio nuclear capaz de sobrevolar la costa oeste norteamericana y explosionar, aunque fuera por accidente, encima de San Francisco o Los Ángeles, es un escenario igualmente inaceptable. Y teniendo en cuenta la progresión de los ensayos hasta la fecha, lo anterior podría ser, simplemente, el próximo paso. El hermetismo del país asiático dificulta sin duda conocer los detalles, pero existe un dato inquietante al respecto: el número de ensayos realizados por los científicos norcoreanos es equiparable al que necesitaron los actuales poseedores de similares ingenios antes de ser capaces de desarrollar su versión operativa.

En definitiva; aunque sin duda fue bueno mientras duró, el tiempo de paciencia estratégica parece que se ha agotado, al menos en lo que respecta a Corea del Norte. Kim Jong-Un ha llegado al límite del recorrido que le permitía su arriesgado desafío a los Estados Unidos, una línea de acción con final ya escrito de antemano. Como consecuencia, quien hace unos meses sugería la posibilidad de reunirse con el líder norcoreano “[…] over a hamburger” ha dejado claro que el estallido de un serio conflicto es una posibilidad factible y que todas las opciones están sobre la mesa. En este sentido, y teniendo en cuenta las implicaciones de un eventual enfrentamiento, ya quisieran terceras partes que la opción de la hamburger también lo esté, aunque sea en uno de los dinning rooms del Carl Vinson.

24 de mayo de 2017















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