1. Introducción
El pasado 24 de diciembre de 2020, en el curso una reunión del Colegio del Ministerio de Defensa
[1] ruso, el Presidente Vladimir Putin explicitó las principales misiones de las Fuerzas Armadas de su país para el año 2020
[2]. No hay en ellas grandes sorpresas: tanto el Presidente como el Ministro de Defensa y el Jefe del Estado Mayor General, llevan ya muchos años en sus cargos y su forma de pensar es bien conocida. Se aprecia, sin embargo, el impacto de algunos acontecimientos recientes sobre la forma en que Putin y sus más próximos colaboradores plantean las necesidades de seguridad de Rusia a medio plazo. La consecuencia más visible es un marcado énfasis sobre la importancia de la disuasión.
Se trata, en cualquier caso, de una intervención pública, lo que supone que es lo que el Presidente ruso quiere que oigan los ciudadanos de su país y los especialistas extranjeros. No necesariamente coincide con la realidad, aunque tampoco puede estar muy lejos de ella (si lo estuviera, su discurso estaría en contradicción con hechos observables y perdería credibilidad).
2. Las misiones de las Fuerzas Armadas para 2021
No hay que espigar mucho en el texto de la intervención de Putin, porque las misiones prioritarias de las Fuerzas Armadas para este año 2021 están en él claramente identificadas por el propio presidente
[3]:
- “Mantener las fuerzas nucleares en un alto nivel de preparación para el combate y desarrollar todos los componentes de la triada nuclear. Esto es de la mayor importancia para garantizar la seguridad de nuestro país y para mantener la paridad estratégica en el mundo”. [4]
- “Fortalecer el potencial de las fuerzas disuasorias no nucleares, principalmente las armas de alta precisión”. Putin afirmó que Rusia no tiene intención de producir y desplegar misiles de alcance medio y corto, tanto en la parte europea como en el resto del país, pero que responderá con prontitud al despliegue por parte de países occidentales de armas similares cerca de las fronteras rusas.
- “Continuar la modernización de equipos del Ejército y la Marina”. Esta era la primera misión el año anterior[5].
- “La modernización técnica del ejército y la marina requiere la introducción de nuevas formas y métodos de actuación de las tropas, y para ello es necesario desarrollar la ciencia militar. No se trata tan solo de estudiar la experiencia de los conflictos armados modernos y de las guerras locales, sino también de hacer pronósticos para el futuro, en particular sobre la introducción de armas basadas en nuevos principios físicos en los ejércitos de algunos países extranjeros”. Con un énfasis distinto, menos ambicioso, este punto figuraba también entre las misiones marcadas en diciembre de 2019 (cuarta misión)[6].
- Mejorar el uso de armamento dotado de inteligencia artificial (equipos robotizados, drones, sistemas automatizados de dirección, etc.).
Además, Putin señaló que en las próximas maniobras “Zapad-2021”, programadas para el mes de septiembre, se ensayarán nuevos enfoques para el empleo del grupo regional del Estado Unido (Rusia-Bielorrusia).
3. ¿Una potencia revisionista?
La estrategia militar norteamericana de 2017 calificaba a Rusia (al igual que a China) de “potencia revisionista”
[7]. Esta es, por otra parte, una idea muy difundida en Occidente
[8], aunque no todos la compartan. Así, por ejemplo, Richard Sakwa (Universidad de Kent) entiende que Rusia no es propiamente revisionista, ya que no intenta “cambiar la base normativa del orden internacional existente, sino denunciar que no ha sido plenamente reconocida su participación en ese orden como un socio igual”
[9]. No se trataría, pues, de renegar del actual orden internacional y de volver al anterior, restaurando el poder soviético, sino de mejorar la posición y el papel de Rusia en el nuevo orden.
Una potencia revisionista es necesariamente proactiva, por cuanto necesita “tomar activamente el control” y “anticiparse a los acontecimientos” para poder recuperar las posiciones perdidas. La Rusia de 2020, sin embargo, no es proactiva, sino reactiva, lo que sugiere que está razonablemente satisfecha con el
statu quo y que actúa, sobre todo, con ánimo de preservarlo. Como su capacidad de reacción es limitada, una parte importante de la política exterior y de seguridad rusa está orientada a disuadir a otros actores geopolíticos de que intenten alterar en su favor el equilibrio existente en estos momentos. Por eso, en las misiones de este año para las Fuerzas Armadas rusas, Putin enfatiza las relacionadas con el mantenimiento de la actual capacidad de disuasión.
“Virgencita, que me quede como estoy”, es la idea del momento, porque cualquier cambio puede ser a peor. En 2020 no ha ocurrido nada especialmente negativo para los intereses rusos, pero, a la sombra de la pandemia, se han ido acumulando indicios de que la aparente fortaleza geopolítica de la Rusia de Putin puede apoyarse sobre una base bastante frágil. A lo largo de 2020, Rusia ha tenido que enfrentarse a una serie de problemas graves para los que no tiene solución adecuada. Salvar la cara y perder lo menos posible en términos de seguridad propia y de influencia ha pasado a ser el mejor de los objetivos a los que puede aspirar el liderazgo ruso. Los más importantes de estos problemas son:
- Guerra del Alto Karabaj, que se ha saldado con una clara victoria de Azerbaiyán sobre Armenia, país formalmente aliado de Rusia en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. El conflicto ha evidenciado la limitada capacidad de Rusia para proteger a uno de sus aliados, que ha sido derrotado sin que los rusos hayan movido un dedo para ayudarlo. El protagonismo ruso en las negociaciones que condujeron al fin de la guerra y el despliegue de un contingente militar ruso para garantizar el cumplimiento de los acuerdos es lo que Moscú ha podido conseguir. Su posición en el Cáucaso Sur es ahora más débil, aunque sigue siendo una potencia con la que hay que contar.
- Disturbios en Bielorrusia tras las elecciones presidenciales ganadas, una vez más, por Lukashenko, pero cuya regularidad ha sido más discutida que nunca por la oposición y por Occidente. La solución óptima para Rusia, no muy alejada del statu quo ante, es que Bielorrusia siga siendo un firme aliado, integrado en los sistemas defensivo y económico de Rusia, pero autosuficiente. En los días de mayor intensidad de la protesta, Putin tuvo que elegir entre dos opciones, cada una de las cuales presentaba graves inconvenientes: abandonar a Lukashenko a su suerte, con el riesgo de que fuera sustituido por un líder prooccidental, o implicarse activamente en defensa del presidente bielorruso y de su régimen. Forzado por las circunstancias, eligió la segunda sin gran entusiasmo.
- En las elecciones presidenciales moldavas, el candidato prorruso Igor Dodon[10], presidente en ejercicio, fue derrotado por la prooccidental Maia Sandu. Que, como recordaba Putin en la conferencia de prensa del mes de diciembre, es ciudadana de Rumanía[11]. Y que, en una de sus primeras declaraciones tras ser elegida, reclamó el pasado 30 de noviembre de 2020 la salida del contingente militar ruso desplegado en la región separatista de Transnistria desde el conflicto armado de 1992[12]. El territorio de Transnistria consiste en una estrecha faja encajonada entre el resto de Moldavia y la república de Ucrania, país actualmente muy hostil a Rusia. Por ello, sin el consentimiento de Moldavia resulta casi imposible mantener allí fuerzas rusas, que deben utilizar el territorio moldavo para relevos y apoyo logístico. El conflicto de Transnistria es uno de los varios conflictos heredados de la antigua Unión Soviética y Rusia no tiene ningún interés especial en controlar ese territorio. Pero, si quiere mantener su imagen de potencia regional, no puede permitir tampoco que el conflicto se resuelva a sus espaldas, sin su participación. Y, menos aún, que se vea obligada a abandonar a su suerte a un régimen prorruso por imposición de un pequeño país de tres millones y medio de habitantes, que, además, es el tercero más pobre de Europa.
- Por último, la credibilidad del sistema de disuasión nuclear ruso se ha puesto en duda por el despliegue norteamericano de un sistema de defensa antibalístico y por los posibles resultados futuros del esfuerzo tecnológico occidental aplicado a la mejora del armamento nuclear y de la protección frente a él. En su tradicional conferencia anual del mes de diciembre, Putin expresaba con claridad esta preocupación rusa: "Hay un país que se está construyendo un ‘paraguas’ para sí mismo. ¿Y cuál es el resultado final? El resultado final es la completa anulación de nuestro potencial nuclear. ¿Qué se supone que deberíamos haber hecho? Tuvimos que hacer todo lo posible para evitar que esto sucediera: o construimos nosotros mismos un sistema similar de defensa antimisiles, o creamos sistemas a los que esta defensa antimisiles no afecte. Es lo que hemos hecho con las armas hipersónicas (…). Nuestros colegas americanos (…) poseen armas de alta precisión, pero todavía no armas hipersónicas. Las tendrán, por supuesto; es bastante obvio. Pero, como dije, nos prepararemos para ello”[13].
4. Algunas conclusiones El pensamiento militar soviético y ruso se ha esforzado en buscar soluciones técnicas que permitan derrotar al adversario a cualquier nivel de enfrentamiento
[14]. En este contexto, el concepto de disuasión es relativamente ajeno a las preocupaciones tradicionales de los militares
[15]. Se trata, más bien, de una opción de la dirección política, que es utilizada cuando los medios militares de los que se dispone resultan insuficientes para garantizar la seguridad del país, o cuando, por motivos económicos, se busca reducir considerablemente el esfuerzo militar. Jruschev a finales de los años cincuenta y Yeltsin en los años noventa optaron por la disuasión como elemento central de su política de defensa, y Putin parece cada vez más inclinado a hacerlo.
En sus intervenciones públicas de los últimos años, el presidente ruso transmite la impresión de haber alcanzado ya los objetivos que se había marcado. Que no eran, probablemente, restaurar la Unión Soviética y recuperar su antigua posición de superpotencia, sino crear una Rusia viable, geopolíticamente autónoma
[16]. Una Rusia con una economía razonablemente floreciente, que garantiza a sus habitantes un nivel de vida claramente superior al que disfrutaban en la época soviética. Un aparato estatal imperfecto, pero que cumple su misión. Y, por último, una Fuerzas Armadas bien equipadas y eficaces
[17]. Su tendencia natural es a consolidar lo ya logrado. Lo que pasa es que los acontecimientos del último año sugieren que este objetivo relativamente modesto puede no ser fácil de alcanzar.
Cada nuevo conflicto bélico nos enseña algo (aunque las enseñanzas que cada observador extrae de él pueden ser diferentes y no siempre correctas). El reciente conflicto del Alto Karabaj nos recuerda que la historia nunca se detiene, que la correlación de fuerzas cambia constantemente, que la victoria de ayer puede convertirse en una derrota mañana. Como señala el conocido politólogo ruso Dmitri Trejnin, “los vencedores de 1994 [los armenios] pensaron que la historia terminaba con su victoria. Pero la historia nunca termina, sino que es continuada por nuevas generaciones, que a veces pueden desquitarse de pasadas derrotas o, por el contrario, se ven obligadas a ceder lo que consiguieron sus predecesores”
[18]. La apacible consolidación de lo alcanzado durante la era de Putin es, por definición, imposible.
Como también indica Trenin en su artículo, “Putin es un político realista, que juega con las cartas que tiene”. Y las que en estos momentos posee pueden no estar a la altura de sus ambiciones, sobre todo si la situación en su entorno se complica. Un mayor énfasis sobre la disuasión es la respuesta lógica.
[1] Lo componen el Ministro, los dos Primeros Viceministros (uno de ellos, el general Gerasimov, Jefe del Estado Mayor General), los diez Viceministros, los Comandantes en Jefe de los componentes de las Fuerzas Armadas (Fuerzas Terrestres, Fuerzas aerocósmicas, Marina de Guerra, Misiles estratégicos, Fuerzas de desembarco aéreo), el Vicecomandante de las Fuerzas Aerocósmicas, el Director del Servicio Federal de Control Técnico y de la Exportación y el Director del Servicio Federal para la Cooperación Técnica Militar. Ver https://structure.mil.ru/management/college_of_the_russian_defense_ministry.htm (acceso: 04.01.2020). A la sesión ampliada asistieron también varias decenas de colaboradores de los miembros del Colegio.
[2] Ver Putin, Vladimir (21.12.2020). Расширенное заседание коллегии Минобороны (Reunión ampliada del Colegio del Ministerio de Defensa). http://www.kremlin.ru/events/president/news/64684 (acceso: 04.01.2021).
[3] Los textos entrecomillados son citas literales de Putin (21.12.2020), Расширенное…
[4] En junio de 2020, el presidente Putin ya había firmado un Decreto sobre las bases de la política estatal de la Federación de Rusia en el terreno de la disuasión nuclear. Ver Palacios, José-Miguel (01.07.2020). Rusia: ¿dispuesta a utilizar armas nucleares?
Documento de Opinión IEEE 95/2020. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2020/DIEEEO95_2020JOSPAL_Rusianuclear.pdf (acceso:02.07.2020).
[5] Ver Putin, Vladimir (24.12.2019). Заседание коллегии Министерства обороны (Reunión del Colegio del Ministerio de Defensa). http://www.kremlin.ru/events/president/news/64684 (acceso: 31.12.2020).
[6] Putin (24.12.2019). Заседание...
[7] President of the United States (diciembre de 2017).
National Security Strategy of the United States of America. Pg. 25. https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf (acceso: 31.12.2020).
[8] En España, ver, por ejemplo, IEEE (2017).
Panorama Estratégico 2017. Madrid, Ministerio de Defensa. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/Panorama_Estrategico_2017.pdf (acceso: 31.12.2020); Aznar Fernández-Montesinos, Federico (07.10.2020).
Hacia una nueva bipolaridad. Tertium non datur? IEEE, Documento Análisis 31/2020. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2020/DIEEEA31_2020FEDAZN_bipolaridad.pdf (acceso: 31.12.2020); Nieto, Ignacio (03.11.2020). Los anhelos de superioridad en el espectro electromagnético de los Estados Unidos.
Global Strategy. https://global-strategy.org/los-anhelos-de-superioridad-en-el-espectro-electromagnetico-de-los-estados-unidos/ (acceso: 31.12.2020).
[9] Sakwa, Richard (2011). Russia and Europe: Whose Society?
European Integration, 33:2. Pg. 212.
[10] Utilizamos “prorruso” y “prooccidental” por ser los términos más aceptados en Occidente, aunque son claramente inexactos. Lo que distingue a los denominados “prorrusos” en los países de la antigua URSS es el deseo de mantener, en la medida de lo posible, los lazos (económicos, en primer lugar) heredados del periodo soviético, mientras que los llamados “proccidentales” creen que esos lazos son un freno que dificulta una mayor integración en las estructuras occidentales, que en la región se perciben como asociadas a la idea de prosperidad. Ser “prorruso” (en este sentido) no es incompatible con ser nacionalista (de su propio país).
[11] Putin, Ежегодная...
[12] Redacción (01.12.2020). Rusia ve "irresponsable" llamado de Sandu a retirar tropas de Transnistria.
La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/internacional/20201201/49840397011/rusia-ve-irresponsable-llamado-de-sandu-a-retirar-tropas-de-transnistria.html (acceso: 31.12.2020).
[13] Putin, Vladimir. (17.12.2020). Ежегодная пресс-конференция Владимира Путина (Conferencia de prensa anual de Vladimir Putin). http://kremlin.ru/events/president/news/64671 (acceso: 31.12.2020).
[14] Véase, por ejemplo, este párrafo extraído de la Estrategia Militar de Sokolovski, edición 1962 (citado según la traducción española
Estrategia Militar Soviética, publicada por Ediciones Ejército en 1981): “la maniobra estratégica en la guerra nuclear puede ser descrita como el desplazamiento del esfuerzo desde una dirección u objetivo estratégicos hacia otros, principalmente mediante la maniobra de los fuegos de las armas nucleares. La maniobra en el sentido antiguo puede ser llevada a cabo por las fuerzas de tierra, mar o aire, todo a escala operativa, dentro de los teatros de operaciones” (pg. 46). Como vemos, para el autor las armas nucleares imponen una forma distinta de hacer la guerra, pero no la imposibilitan (disuasión).
[15] Resulta indicativo que ni сдерживание ni устрашение, los dos términos rusos que traducen “disuasión”, figuren en el
Diccionario Enciclopédico Militar (edición 1987, la última publicada antes del final de la Unión Soviética).
[16] Esta “autonomía geopolítica” (cara de la moneda) se convierte a menudo en aislamiento (cruz). Ver Shevtsova, Lilia (2010). Одинокая держава. Почему Россия не стала Западом и почему России трудно с Западом (La potencia solitaria. ¿Por qué Rusia no se ha convertido en parte de Occidente y tiene con Occidente relaciones tan difíciles?). Moscú, Carnegie Center.
[17] En 1992 la politóloga Lilia Shevtsova explicaba de esta manera la imposibilidad práctica de gestionar los procesos que tenían lugar en la Rusia de Yeltsin: “es una de las paradojas del actual desarrollo ruso. Por una parte, no existen entre nosotros las condiciones necesarias para una democracia auténtica. Pero, por otra, todos los intentos de establecer cualquier dictadura, incluso una "ilustrada", están condenados al fracaso. Para ello faltan los instrumentos principales: un aparato estatal eficiente y un ejército disciplinado y obediente” (Shevtsova, Lilia Fëdorovna (30.12.1992). Взрывоопасный компромисс (Compromiso explosivo).
Izvestia. Pg. 3). Estos instrumentos básicos, el aparato estatal (relativamente) eficiente y el ejército disciplinado (y bien dotado) es lo que Putin ha conseguido crear en sus veinte años al frente de Rusia.
[18] Trenin, Dmitri y Neliubin, Nikolai (10.11.2020). «Сила все еще решает очень многое — причемне только военная». Эксперт об итогах второйкарабахской войны (“La fuerza sigue resolviendo muchos problemas, aunque no necesariamente la fuerza militar”. Experto sobre los resultados de la segunda guerra de Karabaj). Carnegie Moscow Centre. https://carnegie.ru/publications/83260 (acceso: 21.11.2020).