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4 de Julio de 2014

Obama en West Point: el papel lo aguanta todo

Por Evangeline O’Regan
Periodista especializada en Defensa

Análisis del reciente discurso del presidente de Estados Unidos sobre política exterior a la luz de los últimos acontecimientos en Irak.

La rápida y trágica evolución de los eventos en Irak proporciona una oportunidad interesante para repasar lo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, piensa acerca de la paz y la seguridad en el mundo.  

El pasado 28 de mayo, unos días después de conmemorar el Memorial Day, el presidente Obama se dirigió a los cadetes de la Academia militar de West Point durante la ceremonia de entrega de despachos. Obama les habló en calidad de comandante en jefe y aprovechó el marco único para trazar las líneas de lo que ha sido y previsiblemente será la política exterior de Estados Unidos en lo que queda de mandato.

Podemos considerar sus palabras en West Point como la hoja de ruta que dirige la iniciativa -o la falta de ella- de Estados Unidos en el panorama internacional.

El líder supremo de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se dirigió al millar de nuevos oficiales y les recordó que eran los primeros oficiales que se graduaban después del 11-S que probablemente no tuvieran que combatir en Afganistán o Irak. Paradojas de la geopolítica, sólo unos días más tarde Estados Unidos se ponía en alerta máxima para intervenir -de alguna forma- en Irak, precisamente.

El eje principal de su discurso (puede ser consultado íntegramente en http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/05/28/remarks-president-west-point-academy-ceremony) fue argumentar que el liderazgo de Estados Unidos a nivel global no puede estar basado únicamente en intervenciones militares. “El hecho de que nosotros tengamos el mejor martillo no quiere decir que todos los problemas sean un clavo”, dijo Obama empleando un símil muy visual.

El presidente se dirigió a los realistas que abogan por el aislacionamiento de los EE.UU después de una década de costosas guerras en Irak y Afganistán pero también a los intervencionistas -de todo el arco ideológico- y aseguró que ninguna de las dos posturas “hablan sobre las demandas de este momento” al tiempo que intentó esgrimir una tercera vía.

“Ingenua e insostenible”

Obama explicó que “no podemos ignorar lo que ocurre más allá de nuestras fronteras”, sin embargo, dijo, “perseguir la paz y la libertad fuera de ellas no quiere decir que cada problema tiene una solución militar”. Para ello, “América siempre tiene que liderar en el escenario mundial. Si nosotros no lo hacemos, nadie más lo hará. Las Fuerzas Armadas siempre serán la espina dorsal de ese liderazgo. Pero la acción de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no pueden ser el único o primordial componente de nuestro liderazgo en cada situación”.  De esta manera, insistió en que la estrategia de “intervenir en cada país” que alberga terroristas dentro de sus fronteras es “ingenua e insostenible”.

Para el presidente Obama sólo hay tres supuestos que justificarían una intervención militar unilateral: en el caso de que la seguridad del pueblo americano esté amenazada, si peligrara el modus vivendi de la sociedad norteamericana o bien si la seguridad de un aliado se viera comprometida.

Para el resto de situaciones y amenazas a la seguridad que irrumpen a nivel global, Obama apostó por un abanico de respuestas que van desde formar coaliciones con gobiernos locales; la creación de un fondo de 5.000 millones de dólares para financiar iniciativas contraterroristas o intervenciones militares quirúrgicas como las operaciones con drones en Somalia y Yemen.

Como ejemplo de los logros que se pueden conseguir con estos fondos a “terceros”, el presidente citó la formación de las fuerzas de seguridad en Yemen, el apoyo a la fuerza multinacional en Somalia; el trabajo con los aliados europeos en el entrenamiento de la fuerzas de seguridad en Libia o la facilitación de la misión francesa en Mali.

Con respecto a la enquistada guerra civil en Siria, Obama apostó por dar apoyo económico a los vecinos como Jordania, Líbano, Turquía o Irak para la gestión de la ayuda a los refugiados o la lucha contra los terroristas.

Finalmente, Obama puso como ejemplos del éxito de la diplomacia estadounidense -directamente o a través de organizaciones internacionales- la celebración de elecciones en Ucrania pasado mes de mayo, el acuerdo logrado con Irán para frenar su programa nuclear o la apertura en Birmania… y todo ello, “sin disparar ni un solo tiro”.

En sus palabras de despedida, el comandante en jefe dibujó un panorama geopolítico donde los nuevos oficiales, los mismos que probablemente no tengan que combatir en Irak o Afganistán, no tengan que trabajar exclusivamente en un contexto militar sino que es probable que deban formar equipos con diplomáticos y expertos en desarrollo.   

Parece obvio que las intervenciones de la última década en Irak o Afganistán han tenido consecuencias negativas en muchos frentes (económicos, geopolíticos…) pero esta apuesta por “subcontratar” soluciones en materia de seguridad... ¿será una medida efectiva para contener y frenar las múltiples amenazas a la seguridad de Estados Unidos y del resto del mundo? El papel del discurso en West Point lo aguanta todo pero sólo el tiempo y los hechos respaldarán las palabras del presidente Obama.

3 de julio de 2014


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