Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

27 de Noviembre de 2013

Nos vamos, ¿pero cómo queda Afganistán?

Aurelia Valiño Castro
Catedrática de Economía Aplicada UCM.

Tras 12 años de guerra y 3.397 muertos[1] en el bando aliado, se ha empezado, y casi concluido, el retorno de las tropas españolas.

En 2000, el país tenía unas condiciones de extrema pobreza, asolado por varias guerras y recién salido (en febrero de 1989) de una ocupación militar soviética de casi 10 años y posteriores guerras civiles. Según el World Fact Book de la CIA de 2000, se había producido a principios de 1999 una huida masiva del país de prácticamente un tercio de la población hacia Pakistán e Irán. La situación económica era, pues, la de un país en guerra civil, con insuficiencias de alimentos y de atención médica, interrupción del comercio y transporte y con dificultades para que la ayuda internacional pudiera ser de utilidad. En 1999 Afganistán era el primer productor de opio, y el tráfico ilegal de estupefacientes  se combinaba con una rudimentaria agricultura y el pastoreo de ovejas y cabras. 

Tras la derrota de los talibanes en noviembre de 2001 y la formulación de la Autoridad Provisional Afgana (AIA) resultante del Acuerdo de Bonn de diciembre de 2001, se inició un proceso de reconstrucción del país con la recaudación de 4.500 millones de dólares en la Conferencia de Donantes de Tokio (enero de 2002). Se creó un fondo de fideicomiso, administrado por el Banco Mundial, con el fin de lograr la construcción de la educación, la salud y las instalaciones de saneamiento, mejora de la capacidad administrativa, el desarrollo del sector agrícola y la reconstrucción de carreteras, energía y telecomunicaciones. Durante 2003 y 2004 se consumió  prácticamente la mitad de la ayuda, pero el predominio del cultivo del opio (con un tercio del PIB del país) continuó lastrando la economía. En 2006 se eleva la ayuda internacional a  8 mil millones de dólares, pero condiciones climatológicas adversas se unen a las zancadillas para que se asiente una actividad económica que empieza a producirse con un crecimiento del PIB real entre el 7 y el 8 por ciento.  Estas zancadillas provienen de la criminalidad, la inseguridad y la incapacidad del Gobierno afgano para extender el imperio de la ley a todas las partes del país. En 2007, la ayuda acumulada y prometida en tres Conferencias de donantes desde 2002 alcanza los 24 mil millones de dólares y los retos que se mantienen en el país son: la sostenibilidad del presupuesto, la creación de empleo, la disminución de la corrupción, la capacitación del gobierno y la reconstrucción de la infraestructura devastada por la guerra. El compromiso adquirido por más de 60 países y por instituciones financieras internacionales de ayuda alcanza los 57.000 millones de dólares en 2009, con un desembolso para el período de 2004-2009 de 8.900 millones de dólares.  A estas alturas, la expansión del cultivo del opio continúa, generando unos 3.000 millones de dólares, renta que se ha mantenido constante a lo largo del período. En 2012, tras nueve conferencias de donantes se  eleva el compromiso total a más de 67.000 mil millones de dólares. Sin embargo los retos de incrementar los ingresos presupuestarios, la creación de empleo, eliminar los altos niveles de corrupción y la mala infraestructura pública continúan siendo problemáticos.  En julio de 2012, los donantes en la conferencia de Tokio prometieron una ayuda adicional de 16 mil millones de dólares en ayuda civil hasta el año 2015. (Ver los sucesivos volúmenes del World Fact Book de la CIA desde 2001).

Tabla 1 Indicadores económicos

  2000 2013
PIB per cápita 800 $ 1.100$
Composición del PIB    
              agricultura 60% 20%
                industria 20% 25,60%
                servicios 20% 54,40%
Desempleo 8% (1995) 35%
Défiit ND 8,7% PIB
Exportaciones 1.200 mll (2001) 376 mll$
Importaciones 1.300 mll (2001) 6.390 mll$
Deuda externa 5.500 mll (est 1996) 1.280 mll $
Fuente: CIA World Fact Book  y elaboración propia


Tabla 2 Infraestructuras de transporte

  2000 2013
Aeropuertos 46 52
-con pista pavimentada 14 23
Helipuertos 3 9
Carreteras 24,6km 42150km
Autopistas 21.000 km  
pavimentadas 2793 km 12350 km
Canalizaciones  de gas 180km 466km
Fuente: CIA World Fact Book y elaboración propia

Tabla 3 Indicadores sociales de desarrollo

  2000 2013
Población  25.838.797 31.108.077
Tasa de nacimientos 41,82 nacimientos/1.000 personas 39.05 nacimientos/1.000 p
Tasa de fallecimientos 18,01 muertes/1.000 14,34/1.000
Tasa de mortalidad infantil 149,28/1.000 nacidos vivos 127,18/1.000
Expectativas de vida al nacer    
total  45,88 50,11
hombres  46,62 48,81
mujeres  45,1 51,47
Total tasa de fertilidad 5,87 niños por mujer 5,54 niños por mujer
Alfabetización  (población de 15 años y + que leen y escriben)    
total  31,50% 28,1
hombres  47,20% 43,1
mujeres  15% 12,6


Los cuadros anteriores recogen los indicadores que podríamos utilizar para valorar la situación económica y social antes de la intervención y en el momento presente. El PIB per cápita mejora en 300$, no obstante la alta tasa de inflación (10%) cuestiona este resultado (la mejora puede ser sólo en términos nominales y no reales). La composición del PIB permite apreciar un incremento del sector servicios, pero hay que tener en cuenta un incremento de la agricultura “ilegal” (opio), no incluida en estas cifras y a la que más adelante me referiré. Estas mejoras son, pues, sólo aparentes. Indicadores económicos claramente negativos serían un incremento del desempleo, y un empeoramiento de la balanza de pagos (exportaciones-importaciones). Las cuentas públicas tampoco reflejan un buen resultado, sino la insuficiencia del sistema, con un déficit del 8,7%. Hay  una gran dependencia de la ayuda externa, como inicialmente comenté, reflejo de las dificultades para que el país avance solo.

Los indicadores sociales sí parecen reflejar una tendencia a la mejora. La población se incrementa, fundamentalmente por el retorno de emigrantes. Las tasas de nacimientos, fallecimientos y mortalidad infantil, se reducen. También mejoran las expectativas de vida al nacer, aunque estén todavía muy por debajo de las de los países desarrollados. El único indicador que muestra regresión es el de alfabetización, indicando un fracaso de las políticas de educación y una explicación del fallo en algunos indicadores económicos como el de desempleo.

Los indicadores económicos no son buenos, aunque sí lo son los que se refieren a la creación de infraestructuras que permitan sentar las bases para el comercio y la actividad económica. ¿Cómo se podría explicar esto?

Las principales razones se encuentran en la falta de seguridad y de control de las actividades ilegales, que socavan las posibilidades de que la economía legal florezca permitiendo el desarrollo, a su vez, de la actividad pública que suministre los bienes públicos necesarios para la mejora social.

Una de las lacras es el tráfico de personas, según denuncia la CIA en la edición 2013 del World Fact Book: “aunque el tráfico interno es más frecuente que el tráfico transnacional, los hombres afganos son sometidos a trabajo forzoso y servidumbre por deudas en Irán, Pakistán, Grecia, Turquía y los países del Golfo; las mujeres y las niñas afganas se ven obligadas a ejercer la prostitución y la servidumbre doméstica en Pakistán, Irán y la India, mientras que las mujeres y niñas de las Filipinas, Pakistán, Irán, Tayikistán y China están presuntamente explotados sexualmente en Afganistán; los niños están, cada vez más, sometidos a trabajos forzados en las fábricas de alfombras, la servidumbre doméstica, mendicidad forzada, la explotación sexual comercial y algunos niños son vendidos para saldar deudas”. Es un panorama bastante devastador, al que no se ha hecho frente con suficiente intensidad. Aunque se ha adoptado un plan de lucha y se han producido condenas en aplicación de la Ley anti- tráfico de 2008, la CIA denuncia que hay cierta complicidad oficial y que el gobierno no ha desarrollado o empleado sistemas de prevención, procedimientos sistemáticos para identificar a las víctimas de trata o referirlos a servicios de protección y sigue dependiendo de las organizaciones no gubernamentales para proporcionar la mayor parte de la asistencia a víctimas.

La otra gran lacra es la producción y el comercio ilegal de droga, con graves problemas para el desarrollo de la economía legal del país y generadora de externalidades negativas hacia el resto de países consumidores. Según la Oficina para las Drogas y el Crimen de la ONU en su informe de 2013, hay un flujo de unas 430-450 toneladas de heroína en el mercado global. De ellas, unas 380 toneladas provienen exclusivamente de opio producido en Afganistán, que continúa siendo el primer productor mundial. Unas 5 toneladas se consumen dentro del país y el resto se distribuye a través de los países vecinos. Por los Balcanes y otros países del norte, Tayikistán y el Kirguistán, hacia Rusia y los países del Este, por un valor de 13 mil millones de dólares al año  y por los Balcanes, Irán o Pakistán, Turquía, Grecia y Bulgaria, por un valor de unos 20 mil millones de dólares, hacia Europa. Afganistán es el principal suministrador de droga de Eurasia y ahora se enfrenta también al incremento del consumo y la dependencia dentro del país. En los últimos años se ha incrementado la superficie cultivable, especialmente en las provincias donde la inseguridad es mayor al estar dominadas por la insurgencia y donde mejor se desarrollan las redes delictivas  (Hildmand y Kandahar).

A pesar de las campañas de erradicación realizadas en 2012, el incremento de la superficie cultivable se explica según la UNODC, por el alto nivel de los precios del opio en ese año, pero también por la especulación, debida a la retirada de las tropas internacionales y las próximas elecciones en el 2014, lo que llevó a los agricultores a tratar de protegerse contra la incertidumbre del futuro político del país. También porque en el sur y el oeste, donde se dan las mayores superficies de cultivo, los talibanes garantizan los cobros cuando hay arranques de cultivos o malas cosechas, compensando con producciones futuras. Con este sistema resulta difícil conseguir la reducción de cultivos. Precisamente las adversas condiciones climatológicas destruyeron cosechas en 2012, lo que explica el cuadro 2 anterior en el que se observa que la producción no ha aumentado a pesar del incremento de los cultivos.

Las conclusiones son pues poco alentadoras sobre las posibilidades futuras del país, que se presenta como una olla a presión, calentada por la corrupción y la criminalidad.  Nos vamos sin que se hayan asentado unas bases sólidas que permitan ni siquiera comenzar la reconstrucción del país. De los objetivos de reconstrucción encaminados a la educación, la salud y las instalaciones de saneamiento, mejora de la capacidad administrativa, el desarrollo del sector agrícola y la reconstrucción de carreteras, energía y telecomunicaciones, se han logrado mejoras en las que se relacionan con las infraestructuras y telecomunicaciones, pero se ha empeorado en las educativas, desarrollo del sector agrícola y  sanitarias. En las últimas por el incremento en el consumo nacional de droga. Y especialmente se ha fracasado en la seguridad y, por ende, en la paz.

27 de noviembre de 2013














[1] De estos, 2292 son americanos y 34 españoles, según cifras proporcionadas por la organización iCasualities.org. Entre los fallecidos no figuran los 62 militares españoles que murieron en el accidente del Yak-42 en Turquía.

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