Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

Español English

Observatorio PSyD

El observatorio opina

18 de Junio de 2020

Militares policías: no confundir con policías militares

Raúl Cesar Cancio Fernández
Académico Correspondiente Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Doctor en Derecho
Letrado del Tribunal Supremo

En la reunión informal de ministros de Defensa de la Unión Europea celebrada el 17 de septiembre de 2004 en la localidad holandesa de Noordwijk, y a propuesta del Ministro de Defensa francés Michèle Alliot-Marie, se rubricó la declaración inicial de constitución de la Fuerza de Gendarmería Europea (EUROGENDFOR), formada por los países que cuentan con fuerzas de policía que responden al tradicional modelo de instituto armado de naturaleza militar, cuyo origen se remonta a la Edad Media en el marco de las culturas y sociedades mediterráneas de origen latino, como fue el caso de la Gendarmería francesa, tributaria de un cuerpo armado bajo el mando del Condestable de Francia, que data de 1337 o los Carabineros del Piamonte, precursores de los actuales Carabinieri italianos. Nuestra Guardia Civil, en este sentido, bien puede considerarse sucesora de la Santa Hermandad española, probablemente el primer cuerpo de policía organizado en Europa cuando en 1476 fue instituida en las Cortes de Madrigal.

Esa declaración se instrumentalizó el día 18 de octubre de 2007, cuando España firmó en Velsen (Países Bajos) el Tratado entre el Reino de España, la República Francesa, la República Italiana, el Reino de los Países Bajos y la República Portuguesa por el que se crea la Fuerza de Gendarmería Europea (BOE de 1 de junio de 2012) como instrumento de la política común de seguridad y defensa (PCSD) de la Unión Europea, radicándose su cuartel general en Vicenza (Italia). Actualmente está formada por las fuerzas de policía de naturaleza militar de España (Guardia Civil), Francia (Gendarmerie Nationale), Países Bajos (Koninklijke Marechaussee), Italia (Carabinieri), Portugal (Guarda Nacional Republicana), Rumanía (Jandarmeria Româna) que se incorporó en 2009 y Polonia (Żandarmeria Wojskowa), la última en unirse en el año 2011, con Lituania (Viešojo Saugumo Tarnyba) con estatus de afiliado especial y Turquía (Andarma Genel Komutanlığı), en calidad de observador.

Es importante recordar que la naturaleza militar de estos cuerpos no les convierte en una «policía militar», que es aquella que ejerce funciones policiales en el ámbito castrense, no en vano, la práctica totalidad de sus actuaciones se refieren a funciones de policía civil, configurándose como un cuerpo policial integral, acorde con las previsiones de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y de la Unión Europea, incorporando como valor añadido a esa naturaleza policial su carácter militar, puesto que su estructura interna, jerarquía, régimen disciplinario y organización suponen una extraordinario elemento de cohesión y eficacia en el cumplimiento de sus misiones y competencias.

Hay un elemento operativo que corrobora esto último y es el que se refiere a la apreciable calidad que atesoran las unidades tácticas, de respuesta, de operaciones especiales o de intervención con que cuentan estos institutos armados, en muchas ocasiones, mayor aún que las unidades homónimas existentes en las fuerzas armadas de sus Estados.

Esta circunstancia se aprecia de manera nítida en cuatro países y por diferentes razones. Dos de ellos, Francia e Italia, por el motivo señalado, recuérdese, la superior calidad de sus unidades de operaciones especiales con respecto las encuadradas en las fuerzas armadas. Y los otros dos, España y Polonia que, disponiendo en sus fuerzas armadas con unidades de operaciones especiales del máximo nivel, las integradas en sus institutos armados no quedan a la zaga, ni mucho menos.

En efecto, La Gendarmería francesa cuenta con el Groupe d’Intervention de la Gendarmerie Nationale (GIGN), sin duda una de las diez mejores unidades de élite a nivel mundial, y muy por encima, consecuentemente, del 13e Régiment de Dragons Parachutistes o de los Commandos Marine, por señalar dos unidades del Armée de Terre y de la Marine Nationale. El GIGN es tributario del Comando Regional de Intervención (ECRI), creado el 10 de marzo de 1974 por el capitán Christian  Prouteau con el objetivo de responder rápida y de forma efectiva a cualquier amenaza terrorista nacional, en el contexto de la psicosis creada a nivel europeo y mundial por los ataques terroristas durante las Olimpiadas de Múnich de 1972. La leyenda de la unidad se fragua en 1976 en la localidad de Loyada, frontera entre Djibouti y Somalia, cuando cinco terroristas del Frente de Liberación de las Costas de Somalia secuestraron un autobús cargado con treinta y un escolares, siendo abatidos los secuestradores por los francotiradores del GIGN, pero también resultando fallecida la pequeña Nadine Durand bajo el fuego cruzado. Dieciocho años después, en la Nochebuena de 1994, el GIGN adquiere notoriedad a nivel mundial cuando resuelve exitosamente el secuestro del vuelo 8969 de Air France a manos de terroristas del GIA, con el que pretendían atentar contra la Torre Eiffel. Decir que de ambas operaciones se han realizado versiones cinematográficas (L’Intervention [Grivois, 2019] y L’Assault [Leclercq, 2011]).

Algo parecido ocurrió con el Gruppo di Intervento Speciale (GIS) del Arma dei Carabinieri italiano. Si el GIGN fue hijo de la Masacre de Munich, el GIS lo es de la Operación Feuerzauber, en la que los alemanes del GSG-9 lograron liberar a ochenta y seis pasajeros y tres miembros de la tripulación del vuelo Lufthansa 181 Palma de Mallorca-Francfort, secuestrado por elementos del Frente Popular de Liberación de Palestina bajo la dirección del Rote Armee Fraktion después de cinco días de drama con escalas en los aeropuertos de Roma, Lárnaca, Manama, Dubai y Adén. Tras esta acción, Francesco Cossiga, ministro del Interior italiano, ordenó el 6 de enero de 1978 la creación de la Unità di Intervento Speciale, dentro del Batallón Tuscania, activándose oficialmente un mes después, y teniendo su bautismo de fuego el 29 de diciembre de 1980, cuando solventaron el motín iniciado en la cárcel de máxima seguridad de Trani, en la región de Puglia, por setenta presos terroristas que se habían hecho con dieciocho rehenes.         

Como decíamos más arriba, los casos de Polonia y España son diferentes. Estos países disponen en sus fuerzas armadas de unidades de operaciones especiales de altísimo nivel de instrucción, como son los Grom polacos, o la UOE2, los Zapadores paracaidistas o la FGNE españolas, pero es que sus institutos armados, tanto la Żandarmeria Wojskowa como la Guardia Civil, cuentan con estructuras de intervención también de extraordinario nivel. En Polonia, y siguiendo el modelo francés, el entonces comandante en jefe de la Gendarmería polaca, el general Bogusław Pacek impulsó en 2004 la creación de estas unidades (OS ZW) como respuesta a la amenaza del terrorismo global y la protección de dignatarios y autoridades de alto nivel, con un óptimo resultado.

Mención aparte merecen las tres unidades de elite de la Guardia Civil, dado el nivel y eficacia operativa de las mismas.  La Unidad Especial de Intervención (UEI) concebida en 1978 como unidad de élite central única y especializada para el cumplimiento de sus misiones específicas dentro o fuera del territorio nacional. El Grupo de Acción Rápida (GAR), encuadrado dentro de la Unidad de Acción Rural benemérita, que asume la misión específica de lucha contra elementos terroristas y la ejecución de operaciones que entrañen gran riesgo y requieran una respuesta rápida a través de reconocimientos especiales, así como la especialización de su personal operativo en operaciones de intervención. Y, por último, el Equipo Táctico de Respuesta y Rescate de la Guardia Civil, fruto de la experiencia de personal del CAE en Afganistán, coordinado estrechamente por Sanidad. Este Grupo tiene como especialidad la sanidad táctica como primer interviniente en situaciones donde el acceso de equipo médico sea o bien inexistente, dado la naturaleza de la misión, o imposible debido a la alta peligrosidad para los integrantes del mismo.

En un contexto político donde de nuevo se esgrime la pretensión desmilitarizadora de este tipo de cuerpos, el carácter castrense de una fuerza policial en el actual escenario europeo es, sin embargo, no solamente posible, sino deseable. Más aún cuando, como acaba de exponerse, la excelencia de sus unidades de élite las sitúa no solo al nivel, sino por encima de las estructuras estrictamente militares, beneficiándonos así de esa índole hibrida, desde el momento en que la «militaridad» de estos cuerpos se convierte en elemento configurador inalienable, caracterizador del espíritu de la Institución y elemento ineludible y coadyuvante en el eficaz desempeño de sus cometidos. En este sentido, nuestro Tribunal Constitucional, en Sentencia 194/1989, de 16 de noviembre el Tribunal, aclara la independencia del carácter del Instituto con la clase o tipo de misión que, en concreto le sea encomendada, señalando que «el recurrente no discute la validez constitucional de tal “naturaleza militar”, pero la vincula tan solo con el hecho de que a la Guardia Civil “se le puedan encomendar misiones militares” y, asimismo, con la circunstancia de que “pasa a integrarse automáticamente en las Fuerzas Armadas en caso de guerra o estado de sitio”. No se encuentra precepto o principio constitucional que avale tal interpretación, ni puede negarse de modo convincente que la naturaleza militar sea algo más que el supuesto que permita asumir misiones extraordinarias o actuar de un modo determinado en los anormales estados contemplados en el artículo 116 de la Constitución».

Esa doble dependencia de dos ministerios diferentes, Defensa e Interior, hace posible que cuando sea necesario puedan actuar inmersos en la cadena de mando militar, lo cual, desde el punto de vista operativo adquiere una importancia vital considerando el cometido de esta FGE, sobre todo en el escenario del mantenimiento de la paz social en un escenario hostil durante un conflicto bélico o tras concluir el mismo. Prueba de ellos son sus exitosas misiones en Afganistán, Libia, República Centro Africana, Haití, Libia, Mali, Túnez o Ucrania.

No se alcanza a comprender como algunos responsables políticos se jactan y asumen con toda naturalidad su doble condición institucional y partidista, y esa misma ambivalencia se les discute, sin embargo, a estos ejemplares institutos armados.

‹ volver

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa