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Observatorio PSyD

El observatorio opina

15 de Mayo de 2015

Límite (inferior) de los gastos en defensa (II/II)

Tcol. CINA. Jesús A. Perdices Mañas
Unidad de Programación y Seguimiento
DIGENECO-Oficina Presupuestaria

Cuando estamos pensando en delimitar los mínimos necesarios para mantener una estructura defensiva, tenemos que comenzar pensando cuales son los gastos imprescindibles; las llamadas “líneas rojas”. Pero no nos despistemos, cuando nos referimos a dichas líneas nos estamos fijando en los gastos básicos/mínimos que debemos abonar para mantener “abierto el negocio”; es decir, gastos de personal, corrientes y de mantenimiento. Aunque nos gustaría pensar que sería conveniente un mayor gasto para poder ofrecer una mínima defensa.

Los gastos de personal (militar y civil) al servicio de las Fuerzas Armadas suponen la partida más importante de los gastos y costes de la defensa. Si nos referimos al presupuesto ordinario, vemos como esta partida ha crecido porcentualmente, como consecuencia de la minoración progresiva del total del recurso financiero asignado a la Sección 14 del Presupuesto, Ministerio de Defensa. Aunque se ha producido una minoración tanto de los efectivos militares como civiles, solo ha afectado a aquellos que no disponían de permanencia dentro de la organización. Es el tope del recorte en los gastos de personal. La gran mayoría del personal tiene una relación laboral de permanencia hasta la edad de retiro, por lo que el recorte que se podría esperar en la partida de remuneración al personal está condicionado por la imposibilidad de realizar EREs; y solo cabría ajuste en tanto en cuanto se redujeran las remuneraciones de todo el personal de la Administración General del Estado.

Las partidas relativas a gastos corrientes, Capítulo 2 del Presupuesto de Gastos (y Grupo 6 de la Contabilidad Financiera), también se corresponden en gran parte a gastos presupuestarios “cautivos”: energía, agua, limpieza, vigilancia, licencias software, dietas, conservación de instalaciones y similares. Haciendo “examen de conciencia” con lo que sucede a nivel doméstico, es fácil concluir que, tras estos años de “apretarse el cinturón” por la crisis, poco podemos ya ajustar. Quizá algunas cosas que mandábamos hacer y ahora tenemos que “reinventarnos” para hacer bricolaje; en el ámbito de la administración, hacer con personal propio (adaptándolo y adiestrándolo) aquello que hemos venido encomendando a terceros de fuera o dentro de nuestras estructuras. De cualquier modo, detectamos la aparición de una mayor competencia por la obtención de recurso financiero para esta finalidad de gasto corriente entre las variopintas necesidades corrientes. Quizá tengamos que volver a repensar sobre la “racionalización” de las estructuras y los gastos asociados a ellas, junto con un análisis más ajustado sobre las necesidades para el día a día.

Por último nos quedaría hablar de los gastos de mantenimiento, Capítulo 6 del Presupuesto de Gastos. Son simplemente aquellos necesarios para mantener en servicio todas aquellas inversiones existentes en nuestro inventario. En diversos foros hemos oído cómo la minoración de los recursos disponibles, una vez atendidas las necesidades de personal y los gastos corrientes, pueden llegar a afectar la operatividad de nuestros equipos y sistemas de armas (damos por descontado que la preparación de nuestro personal es el adecuado). Como indicábamos más arriba, si los gastos de personal son porcentualmente mayores y los gastos corrientes también son “cautivos”, las limitaciones financieras van a afectar en mayor medida a los gastos de mantenimiento.

Además de los gastos de mantenimiento/sostenimiento, el Capítulo 6 (Inversiones) también abarca nuevas inversiones para nuevos equipos y reposición de los existentes, necesarios tanto por los equipos en sí mismo, como para mantener el tejido industrial de apoyo a los sistemas de armas en servicio, dentro de un mercado europeo segmentado y en competencia con USA e Israel.

Si bien las dotaciones presupuestarias iniciales han disminuido porcentualmente, los datos de ejecución presupuestaria nos muestran como el Ministerio de Defensa es el que mayores cantidades de recurso financiero recibe vía modificaciones (excluyendo a la Sección: Deuda Pública), durante la ejecución presupuestaria. La razón es muy sencilla: con el presupuesto ordinario se mantiene la estructura; con las ampliaciones y créditos extraordinarios se cubren los gastos de las Operaciones de  Mantenimiento de la Paz, junto con los pagos de los compromisos contractuales de los distintos Programas Especiales de Armamento.

Por todo ello, si consideramos una continuidad en la percepción sobre las amenazas a la Seguridad Nacional, el límite mínimo de los gastos en defensa estará condicionado por los que señalábamos como gastos de mantenimiento de las estructuras de defensa (personal, gastos corrientes y mantenimiento). Quedaría completado con aquellos gastos necesarios para sostener las OMP y cubrir los compromisos de los citados Programas Especiales de Armamento, para cada ocasión.

Madrid, 15 de mayo de 2015














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