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29 de Marzo de 2017

Las elecciones holandesas 2017: Dudas y percepciones

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro de SEIPAZ

Los resultados de las elecciones celebradas en los Países Bajos han dado como ganador al partido liberal holandés (VVD) del primer ministro  Mark Rutte, en un parlamento con 150 escaños – tradicionalmente fragmentado-, ha alcanzado los 33 escaños, erigiéndose frente al resto de las opciones políticas en el valedor y máximo responsable para la formación de un nuevo gobierno.  El partido antieuropeísta de Geert Wilders (PVV) solo obtiene 20 escaños, frente a los más de 25 que le otorgaban la mayoría de encuestas. El partido ecologista (GroenLinks) multiplica por cuatro su actual representación y logra el mejor resultado de su historia. Los socialdemócratas (PvdA), socios minoritarios en la actual coalición de Gobierno, sufren un varapalo histórico y pierden 28 escaños (de 38 a 10). El siguiente gráfico [1] ayuda a comprender la nueva realidad parlamentaria holandesa:
 


En política, la realidad no suele tener la importancia que se merece frente al ámbito de las percepciones y de cómo son interpretadas y masticadas por las sociedades, quienes son su trasmisores…, etc.  Los análisis condicionan y las opiniones públicas necesitan información a la vez que emociones sobre las realidades políticas en las que conviven.  En este ámbito de las percepciones donde pululan los miedos, inseguridades, fortalezas, valores, intereses, es donde en primer lugar quisiera plantear la primera reflexión, ante la importancia que tiene el alto nivel de participación, cercano al 83 %, un nivel que no se daba desde 1986 y que nos debe hacer ver el significado de las mismas para el conjunto de la sociedad holandesa. Las altas participaciones en nuestras democracias suelen producirse cuando se generan circunstancias especiales y, en el caso holandés, obviamente se daba el caso: un modelo democrático procedente de finales de la II Guerra Mundial, que al igual que sucede en otros espacios políticos europeos está en plena metamorfosis social, política, ideológica. Donde el debate entre legitimidad y legalidad está servido: frente a posturas políticas proclives a la ruptura de un modelo de convivencia que hasta el momento ha generado estabilidad y desarrollo, se sitúan aquellas otras que intentan proceder a una nueva reformulación del espacio político holandés en conjugación con las nuevas realidades tan diferentes a aquellas que asentaron el modelo político de los Países Bajos.  Pero lo que sí parece claro es que el perfil del voto está reformulándose, es nuevo, joven, urbano y favorable a la apertura nacional. Toda una sociedad que es capaz de decidir sobre su futuro en el ejercicio legítimo del voto y con una larga tradición democrática como es el caso holandés ha decidido la reformulación de su modelo a través de la apertura, del diálogo abierto. Como bien señala Jorge Galindo [2] “Los Países Bajos se cuentan entre las naciones europeas más beneficiadas económicamente por la globalización. Se trata de una economía pequeña, de larga tradición comercial y óptima ubicación geográfica, donde el éxito de propuestas aperturistas no es ni nuevo, ni sorprendente.”

Una segunda reflexión hace referencia al significado que tiene para el proyecto de UE, no olvidemos que este año junto a las elecciones holandesas, y sin dejar al margen los resultados del proceso electoral austríaco, están a la vista las próximas elecciones francesas así como las germanas, sin obviar la inestabilidad italiana y la incógnita española con un gobierno en minoría y sin presupuestos.  A todo ello, la compleja y difícil realidad europea con los serios problemas que hay en la mesa caso del Brexit, el auge de las políticas que intentan renacionalizar el espacio europeo, sin olvidar la incógnita en las nuevas relaciones con la administración Trump, la influencia rusa, la voz de los países del este miembros de UE…;  este resultado presume un alivio en la tensión interna del proyecto europeo que no supone el final de las posiciones antiUE, pero sí que deja tocado los pronunciamientos de Coblanza, de finales de 2016, donde los principales líderes populistas y xenófobos apostaron por  la ruptura del proceso europeo, así como de otros populismo que situados en el umbral de la izquierda también desafían a la propia UE. Para el ministro de Asuntos Exteriores alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, el hecho de que el político “populista” y “radical de derechas” Geert Wilders haya perdido es “una buena señal para Europa” y una muestra de que Holanda “pertenece a los países que forman el núcleo de Europa”.  Sin embargo, el proyecto europeo estará pendiente de las siguientes elecciones como son las francesas, donde obviamente estos resultados holandeses van a tener un papel importante. Lo que sí resulta evidente es que no debe bajarse la guardia ante los planteamientos populistas que son un reflejo del malestar que a nivel nacional y europeo existe en estos momentos. Los resultados de las elecciones holandesas son esperanzadores, pero hay que estar atentos para impedir que el populismo continúe extendiéndose, porque en su semilla lleva la liquidación del modelo de prosperidad y seguridad del que ha disfrutado Europa desde el final de la II Guerra Mundial.

Finalmente, estas elecciones dejan sobre la mesa del análisis, por una parte el desgaste de los modelos tradicionales de izquierda europea que se ven sobrepasados por nuevas reformulaciones que intentan captar en el caladero de un voto socialdemócrata que es incapaz de generar un debate adecuado ante las nuevas realidades de los votantes, vuelvo a señalar los resultados de las elecciones no solo holandesas sino también austríacas. También, la difícil convivencia en los discursos por parte de los partidos de centro derecha frente a los partidos de extrema derecha donde en algunos casos resulta difícil saber dónde se sitúa cada uno de ellos, y todo ello sin olvidar la crisis diplomática que se ha gestado en estas elecciones con Turquía. Es posible que el discurso de la actual derecha europea también esté en un momento de agotamiento y de la necesaria reformulación para no ser absorbida por posiciones populistas o xenófobas.

29 de marzo de 2017




[1] Imane Rachidi. “Holanda se Moviliza y frena  el ascenso del populista Wilders.” http://www.elmundo.es/internacional/2017/03/15/58c99f9aca474144538b4675.html
[2] Jorge Galindo. “La otra nueva Europa”. http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/16/actualidad/1489647369_013546.html.




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