Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

21 de Noviembre de 2014

La corrupción como un factor de preocupación para la Seguridad Nacional

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales. Miembro de SEIPAZ

“Los gobiernos deben asegurarse de que haya instituciones sólidas, independientes y
con recursos suficientes para prevenir y remediar la corrupción”
Transparencia Internacional España

La pregunta 7ª formulada en el último estudio del CIS, de octubre de 2014, plantea la siguiente cuestión: “¿Cuál es,  a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España?, ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?”. La foto fija de la opinión española no deja lugar a dudas, que si bien cuestiones de tipo económico, social y político siguen manteniendo un destacado lugar en el interés y preocupación de los ciudadanos encuestados, descubrimos que la corrupción se convierte en la segunda mayor preocupación con un 42,3%  frente a otros asuntos de relieve  como son los problemas de índole económico (27%), la situación general de política (23,2%), la educación (9,1%) o la propia situación de la sanidad (11,8%), solo un asunto como es –ya casi endémico- el paro, supera a la propia corrupción con un 76% de las encuestas llevadas a cabo en este último CIS de octubre [1].  En el trabajo sobre el denominado índice de percepción de la corrupción (IPC) 2013 [2] realizado por Transparencia Internacional sobre el espacio UE y Europa del Oeste, descubrimos que el lugar final de nuestro país en dicho índice -con un valor de 59- refleja bien a las claras, frente a otros países como Dinamarca que alcanza un índice de puntuación del 91 o Finlandia y Suecia con un 89, que nos encontramos ante un serio problema no solo institucional, sino también social, político y de difícil solución en un futuro cercano. Transparencia Internacional señala que : “Corruption undermines good governance, the rule of law and fundamental human rights. It cheats citizens, harms the private sector and distorts financial markets” [3].

Los casos de corrupción se han convertido ya no solo en un verdadero referente de la diaria lucha política-mediática de este país sino que  están calando en la conciencia y los valores de nuestra sociedad española, generando un  impacto mayor de lo que en principio podíamos suponer o entrever: casos como las tarjetas black de Bankia, las continuas revelaciones del caso Gürtel, el impacto de los cursos de formación en Andalucía, la operación Púnica o la última operación Enredadera,  ponen de manifiesto en la sociedad española un alto grado de preocupación,  y, que a la vez no resulta un fenómeno aislado sino que entronca junto a la difícil situación económica y financiera, política que en estos momentos sufre nuestro país.

¿Debe considerarse que la corrupción es una preocupación o una amenaza a nuestra seguridad nacional? La presente ESN-2013 marca en su capítulo 1 “una visión integral de la seguridad nacional” que “las sociedades que se hacen responsables de su seguridad son sociedades más libres. En cuanto componente fundamental para defender los valores constitucionales y alcanzar los ideales de justicia, prosperidad y progreso, la seguridad es un pilar de la conservación, la estabilidad y la continuidad del estados así como de la vida y el bienestar de sus ciudadanos” [4]. Por tanto, este nuevo referente de seguridad ya no se circunscribe a una lectura limitada de la misma, estamos ampliando la propia definición de nuestra propia seguridad. ¿Afecta un fenómeno  cada vez más presente -al menos desde una percepción general- como es la corrupción al conjunto de elementos que debe defender nuestra seguridad y que también se subrayan en el texto?, la afirmación es que sí, no debemos olvidar que aspectos esenciales del concepto sobre seguridad humana se han incorporado a la estrategia de seguridad nacional. La profunda imbricación entre seguridad con los elementos intangibles de una sociedad –como la nuestra-, de su propia convivencia económica, política, social conlleva a plantearse la cuestión sobre la corrupción con especial atención. También, en la propia definición sobre seguridad nacional aparece reflejado este argumentario: “…la seguridad nacional es la acción de estado dirigida a proteger la libertad y el bienestar de sus ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales” [5]. En consecuencia, la seguridad nacional no puede mantener al margen de sus preocupaciones una cuestión como es la corrupción y no estar vigilante a su impacto en aspectos básicos de nuestro modelo constitucional y de convivencia.

Respecto a la cuestión propia de la corrupción, en la propia  estrategia de seguridad nacional descubrimos algunas referencias que merecen la pena ser comentadas en esta reflexión. En el capítulo 3 “Los riesgos y amenazas para la seguridad nacional” centra su foco de atención como un activo desestabilizador del sistema en los paraísos fiscales [6], una de las realidades que cada vez más están más interrelacionadas con la propia corrupción. También, en el capítulo 4 sobre “líneas de acción estratégicas” y circunscrito al ámbito de lucha contra el crimen organizado se establece como una de las acciones la “protección y mejora de recursos, mecanismos y procedimientos de investigación policial relacionados con el tráfico de influencias en las instituciones y la corrupción en todas sus formas” [7].Es evidente que nace un nuevo proyecto de seguridad a través de la ESN-2013 que permite una mayor profundización en riesgos para el estado y la sociedad española, por tanto, resulta decisivo el impacto que la corrupción provoca en nuestro presente. Y, sin olvidar, una  de las consecuencias negativas que esta realidad puede tener en nuestro país y que es expresado dentro del texto en una línea de acción sobre seguridad económica y financiera al afirmar:“ El esfuerzo estratégico de acción y comunicación permanente a favor de la reputación e imagen de España, defensa de nuestros intereses en foros e instituciones económicas y apoyo a la internacionalización de empresas y emprendedores españoles con el objetivo de contribuir a construir una “marca España” sólida y positiva, tanto desde el entorno público como el privado” [8].
 
Nuestra estrategia de seguridad no pierde de vista el impacto negativo que tiene para la reputación e imagen de nuestro país los diferentes casos de corrupción que hoy sufrimos y, las repercusiones que ello genera en la sociedad internacional ante ámbitos tan importantes como el financiero, institucional; y como no, la peligrosa relación entre la falta de una auténtica seguridad jurídica y su permanente interrelación con la corrupción, o la pérdida de competitividad de nuestro país así como de recursos que por culpa de nuestra corrupción no emergen como verdaderas potencialidades en un ámbito cada vez más globalizado. La presencia constante en nuestra reputación – a través de los medios de comunicación, las redes sociales…- de las cuestiones derivadas de la corrupción no permiten una mejora en la imagen y posición como país. Hay otra serie de aspectos, en muchos casos verdaderas percepciones (como bien señala Javier Solana), que pueden afectar a una realidad constatable y generar una equivocada imagen como país, en ellos la estrategia de seguridad debe ser vigilante en su lucha y reforzamiento de la imagen de España en un mundo global, la reputación requiere una adecuada atención que no puede nunca ser obviada en la acción externa de una nación. Para ello, al igual que sucede en la experiencia británica de su seguridad nacional, la ESN-2013 tiene que estudiar en profundidad y ser capaz de gestionar -en los medios de comunicación así como en las redes sociales- una adecuada imagen de los acontecimientos pero también de las percepciones que sobre la corrupción puedan estar provocando una imagen dañina y poco adecuada de nuestro país.

A su vez, y aunque nuestra estrategia circunscribe en principio la cuestión de la corrupción al crimen organizado, es en este punto donde deben ser analizadas las diferentes redes criminales que afectan muy directamente a nuestro modelo institucional, político, económico, financiero y social, y adoptar las adecuadas medidas a nivel judicial, policial así como aquellas otras acciones que permitan crear verdaderas capacidades preventivas.  Es verdad que para ello contamos con la nueva ley de transparencia [9], cuyo objetivo es una mayor transparencia de la actividad pública, reconocimiento de acceso de los ciudadanos a la información y las obligaciones derivadas del buen gobierno, pero por encima de todo la presente ley destaca la importancia de una gestión adecuada y con una praxis que permita una mayor cercanía a la ciudadanía con sus instituciones públicas. Sin embargo, la actividad de nuestra estrategia de seguridad nacional no debe perder de vista que uno de sus objetivos es la protección y reforzamiento de los valores constitucionales que asiente una convivencia pacífica, consecuentemente deberá establecer los pasos a seguir para estar vigilante ante las consecuencias que la realidad inducida por la corrupción pueda tener en la malla social, en los entornos institucionales y, dentro de su objetivo de lucha contra el crimen organizado, no dejar de lado las posibles vinculaciones con redes de extorsión internacional y nacional que puedan afectar gravemente a la seguridad de sectores vitales para nuestro país.

En esta misma línea, la seguridad nacional debe ser un punto o espacio común de trabajo de todos aquellos organismos e intereses públicos y privados que estén implicados en la lucha contra la corrupción, cuestiones como los efectos sobre nuestra economía, sobre nuestra imagen exterior son aspectos que no deben olvidarse, hoy día fenómenos como la instantaneidad, transversalidad e intensidad, así como el progresivo cambio de la naturaleza y tipo de poder pueden servir como motores de expansión de la propia corrupción. Las consecuencias en el ámbito general de riesgos, de la corrupción, no debe ser subestimada como una realidad a la que arrinconar frente a otros desafíos, muy al contrario nuestro relato estratégico tiene que ser capaz de incorporar nuevos escenarios de actuación que permitan un verdadero reforzamiento institucional así como de nuestra sociedad, como bien indica nuestra propia ESN-2013: “ la seguridad es un fundamento esencial para el desarrollo y el progreso de una sociedad libre”, y la corrupción nos hace menos poderosos como ciudadanos libres.

Quisiera por ello finalizar reflejando alguna de las medidas que Transparencia Internacional España plantea, y que pueden ayudarnos a clarificar el estado de situación y ser un punto de partida que nos ayude al reforzamiento de nuestra propia seguridad como nación : “La necesidad de regular la actividad de los grupos de interés de acuerdo a lo establecido por la OCDE. Es esencial la aprobación de una Ley Nacional de Control Externo; la necesidad de asegurar la despolitización de los cuerpos judiciales y del Tribunal Constitucional; la estimulación de la democracia interna en los partidos políticos; una mayor vigilancia respecto a la financiación de los partidos políticos.” [10]

21 de noviembre de 2014


[1]Barómetro CIS de Octubre 2014. http://www.cuatro.com/noticias/espana/sondeocis_MDSFIL20141105_0001.pdf [consultado, 10-11-14]

[2]Transparencia Internacional. Comparación índices de percepción de la corrupción 2013 y 2012. http://ep00.epimg.net/descargables/2013/12/03/404f51aa726f36ab28f749dce3f39cb8.pdf. [consultado, 10-11-14]

[3]Transparencia Internacional. National Integrity System Assesssment Spain. http://www.transparency.org/whatwedo/publication/national_integrity_system_spain. [consultado, 11-11-14]

[4]ESN-2013. http://www.lamoncloa.gob.es/documents/seguridad_1406connavegacionfinalaccesiblebpdf.pdf  [consultado, 10-11-14]

[5]ESN-2013. Op. cit

[6]ESN-2013. Op. cit

[7]ESN-2013. Op. cit

[8]ESN-2013. Op. Cit

[9]Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. 19/2013, de 9 de diciembre. http://www.leydetransparencia.gob.es/anteproyecto/index.htm  [consultado, 10-11-14]

[10]Transparecencia Internacional. Op. cit.



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