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Observatorio PSyD

El observatorio opina

20 de Septiembre de 2021

Impunidad planimétrica

Raúl Cesar Cancio Fernández
Letrado del Tribunal Supremo
Académico Correspondiente Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Doctor en Derecho

Thomas de Quincey (1785-1859), en su magistral Del asesinato considerado como una de las bellas artes, aconseja, además de que el sujeto elegido para ser asesinado goce de buena salud, por lo que respecta al momento, al lugar y los instrumentos a emplear en el crimen, que «El sentido común del ejecutante suele orientarlo hacia la noche y la discreción. Sin embargo, no faltan ejemplos en que se ha violado esta norma con resultados muy felices

En cualquier caso, y aún con los sagaces consejos de Quincey y como también nos enseñara Hitchcock (Dial M for Murder, 1954), el crimen perfecto no existe. Cuestión distinta son aquellos que no se investigaron suficientemente, los que no contaron con los recursos adecuados para su instrucción o finalmente, esos otros en los que concurren circunstancias tan extraordinarias que los convierten en legalmente impunes o improcesables. Esto último, por contrafáctico que parezca, es lo que podría ocurrir hoy mismo si alguno de ustedes perpetrara un delito federal en algún punto de los 129.5 kilómetros cuadrados del Parque Nacional de Yellowstone que se asientan en el estado de Idaho. Pero, antes de viajar al escenario de este potencial crimen perfecto, encuadremos legalmente la cuestión.

La Sexta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos contiene la denominada Cláusula de Vecindad, que contempla el derecho del encartado a ser enjuiciado por el delito federal del que se le acusa por un «jurado imparcial del Estado y distrito en el que se haya cometido el delito, cuyo distrito habrá sido previamente determinado por la ley». En otras palabras, se garantiza al encausado que los miembros del jurado residan previamente en el distrito judicial federal donde se hubiere cometido el delito. Como ya habrán advertido, esta tutela judicial efectiva en su vertiente del derecho a un juez (jurado) predeterminando por la ley, es la misma que prevé el artículo 24 de nuestra Constitución, el artículo 6.1 de la Convención Europea de Derechos Humanos o el 47 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, con la diferencia de que en los Estados Unidos ya estaba en vigor en el año 1791. Una Cláusula de Vecindad que es, por otra parte, tributaria del procedimiento penal inglés medieval, incorporándose a la Bill of Rights americana para evitar los abusos percibibles durante el periodo colonial, cuando los juicios por traición se sustanciaban en Inglaterra en lugar de en la colonia donde se denunciaban los hechos.

Pues bien, en este marco constitucional debe encuadrarse el supuesto extremo que concurre en la demarcación del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Wyoming. En la estructura del sistema judicial norteamericano a nivel federal, los tribunales de distrito de los Estados Unidos (uno en cada uno de los noventa y cuatro distritos judiciales federales y tres tribunales territoriales) constituyen los órganos judiciales federales de primera instancia.

El antes mencionado Tribunal de distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Wyoming, con sede en Cheyenne, es el único caso – también lo hubo con el Distrito de Potomac, que existió desde febrero de 1801 hasta marzo de 1802- que actualmente tiene jurisdicción sobre varios estados, y ello merced al hecho de que aquella se extiende sobre la totalidad del Parque Nacional Yellowstone (todos los parques nacionales se encuentran bajo jurisdicción federal), que se expande un poco más allá de los límites de Wyoming hacia los estados vecinos de Idaho y Montana. Esa interestatalidad del parque nacional, con respecto a Montana, no es procesalmente relevante, pues en esa franja existen al menos dos localidades con población efectiva -West Yellowstone (939 hab.) y Gardiner (879 hab.)- que permitirían la formación de un jurado tanto por las divisiones de Butte o Billings del Tribunal de Distrito de Montana, como por el Tribunal de Distrito de Cheyenne (Wyoming), como por cierto así se determinó competencialmente en relación a Michael Belderrain,  un cazador furtivo que abatió ilegalmente un alce en la sección del parque situada en Montana.

La singularidad, sin embargo, se aprecia en la franja de Yellowstone que incide en el estado de Idaho: la llamada Death Zone o Zona de la Muerte. En esos 129.5 kilómetros cuadrados, a diferencia de lo que ocurría en la porción de Montana, no existe una sola localidad con población estable, únicamente hay osos, bisontes y coníferas,  de manera que, y aquí está la clave del asunto, en caso de que se cometiera un delito de índole federal en este ámbito geográfico deshabitado, no podría satisfacerse la garantía prevista en la Sexta Enmienda que da derecho al encausado de ser juzgado por un jurado compuesto por ciudadanos del distrito donde se verificó el delito y, consecuentemente, ese crimen no podría sustanciarse al no darse las garantías de un jurado predeterminado por ley.


Ahora bien, incluso en un supuesto tan acentuadamente singular como este, la perfección del crimen podría no ser completa. Y es que el gobierno tendría la posibilidad de acusar de otros delitos no perpetrados exclusivamente dentro de la parte de Idaho del parque (por ejemplo, si se acreditase que los acusados conspiraron en otro lugar); en segundo lugar, el gobierno podría también imputar delitos para los cuales la pena máxima prevista fuese inferior a seis meses, para los que no está previsto el jurado. Asimismo, podría argüirse una exégesis sistemática y no literal de la Cláusula, sosteniendo que un jurado cooptado en otro distrito podría satisfacer los fines de la Enmienda; también podría legislarse para que la Zona de la Muerte se incluyera como parte del tribunal de distrito federal para el Distrito de Idaho en lugar del distrito de Wyoming o, finalmente, la fiscalía podría simplemente solicitar un cambio de sede debido a la imposibilidad de encontrar un jurado imparcial en el lugar donde se cometió el crimen.

Repárese que este crimen imaginario y pretendidamente perfecto no es un mero entretenimiento académico [publicado por el profesor de la Universidad Estatal de Michigan Brian C. Kalt en 2005 en The Georgetown Law Journal, y luego dramatizado por el novelista C.J. Box en Free Fire (2007)], no en vano, en 1989, la Legislatura de Nevada, para evitar posibles espacios de impunidad, disolvió el condado de Bullfrog, único condado deshabitado en la historia de los Estados Unidos, que había sido creado en 1987 con el solo propósito de redirigir al tesoro del estado de Nevada los pagos de transferencias federales relacionados con la creación de una instalación de desechos nucleares de Yucca Mountain.

En suma, la pregunta que debemos hacernos es muy simple ¿merece la pena arriesgarse a ser devorado por un oso grizzly o embestido por un bisonte salvaje en los alrededores del desolado Buffalo Lake para cometer el crimen (federal) perfecto en esa zona procesalmente impune? No estoy seguro.

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