Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

1 de Abril de 2016

Europa 2016: ¿”Nuevo frente” en la guerra contra el terrorismo?

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro de SEIPAZ

La prevención en la seguridad nacional y global es con certeza, una de las cuestiones más decisivas a la hora de enfrentarse a desafíos que impactan con gran virulencia sobre la estabilidad y seguridad de cada una de las sociedades y estados. El presente documento quiere ser una simple reflexión respecto a la realidad que poco a poco amanece en las calles europeas y que seguramente, sin una adecuada prevención resulta muy complicado hacer frente, en este caso el desafío del terror yihadista. Los ataques se suceden en territorio europeo, sin la certeza definitiva que sean acciones sostenidas en el tiempo y constantes, tras los atentados de París en Noviembre de 2015 y hasta hoy con los acontecimientos de Bruselas.

Mientras, en otros frentes de esta guerra y muy distantes al espacio europeo, constatamos un posible final del conflicto en Siria tras la decisiva intervención del poder militar ruso –y ojalá sea así- en estos momentos, cerca de 10.000 kilómetros cuadrados han sido recuperados por los partidarios Bashar Al Asad, y Palmira reconquistada en su totalidad. En el lado iraquí, y a la espera del enfrentamiento en Mosul, es posible que poco a poco las tropas leales a Bagdad libren gran parte del territorio arrebatado por DAESH con la ayuda de diferentes aliados. Sin embargo, la gran cuestión en esta especie de eterna guerra contra el terrorismo global es ¿dónde se abrirá el próximo frente? ¿cómo se mostrará la amenaza? Los datos que hoy día se manejan es que parte de los seguidores de DAESH se están desplazando a Libia. El representante especial del secretario general de Naciones Unidas para Libia, Martin Kobler [1], ha cifrado entre 3.000 y 6.500 el número de combatientes del DAESH , junto a ataques en Yemen y otras áreas del espacio arábigo; pero es posible que perdamos de vista que donde se está abriendo un nuevo “frente de combate” sea en el propio territorio europeo, localizado en el área franco-belga, salvo que en próximas fechas se produzcan otros brotes terroristas en lugares diferentes hasta ahora conocidos.  

Hasta estos momentos, la Unión ha adoptado una estrategia europea con el objetivo de “luchar contra el terrorismo, en el respeto de los Derechos Humanos, para que Europa sea más segura y permitir que sus ciudadanos vivan en un espacio de libertad, seguridad y justicia”. La estrategia de la UE está estructurada en torno a cuatro principios: prevención, protección, persecución y reacción, tras los atentados de Madrid y Londres.

En el seno de la Unión Europea existen dos grupos de trabajo en materia de terrorismo: el Grupo Terrorismo (tercer pilar) tiene una función operativa de tipo técnico, que incluye el intercambio de técnicas policiales, la definición de mejores prácticas, etc.; el COTER (segundo pilar) es un organismo diplomático que trata el tema del terrorismo desde un punto de vista político. Por otra parte, existen varios organismos europeos con competencia en materia de lucha contra el terrorismo como el Sitcen (análisis de la amenaza), Europol (oficina europea de cooperación policial), Eurojust  (cooperación judicial internacional y coordinación de las investigaciones y procedimientos) y el grupo antiterrorista del Club de Berna que reúne los servicios de seguridad interna de 19 países. Por último, el pasado mes de enero, Europol inauguró su Centro europeo de lucha contra el terrorismo, en cuya estructura está facilitar el intercambio de información entre los estados miembros de la UE. Pero, la gran cuestión sigue estando presente: ¿Es Europa el próximo escenario de terror del DAESH?

La información de la que se dispone en estos momentos señala que cientos de combatientes del DAESH habrían sido entrenados en campos radicados en Siria, Irak y el norte de África con la intención de retornar y golpear al continente europeo con el mismo “modus operandi” de los últimos atentados de Bruselas y París. Por tanto, estaríamos ante células durmientes que ya están en el espacio europeo a la espera de su activación y con el uso del método más efectivo de terror. Desde el inicio de la guerra en Siria junto al larvado conflicto iraquí, alrededor de 5.000 europeos se han desplazado a los territorios de DAESH, muchos de ellos de Francia y Bélgica. Europa, en su conjunto, se enfrenta a varios problemas derivados de esta terrible realidad, por una parte el retorno de los combatientes -que no en todos los casos van a estar en las estructuras de las células durmientes-: La presencia de células dirigidas por el DAESH -más allá de espontáneos y "lobos solitarios"- fue confirmada el pasado enero por Europol. A su juicio, el grupo tiene a su servicio "un comando de acción exterior entrenado para llevar a cabo ataques al estilo de las fuerzas especiales". Combatientes francófonos con lazos con el norte de África, Francia y Bélgica estarían al frente de estas unidades y son los responsables de diseñar las estrategias de ataque. Además, han sido adiestrados para ser autónomos y no tener necesariamente que actuar a los dictados y las órdenes llegadas de la ciudad siria de Raqqa, la capital "de facto" del califato.

Una de las respuestas en la seguridad europea sobre la cuestión de los combatientes retornados es, que a mediados de este año 2016, se espera la puesta en marcha del proceso de verificación de ficheros del Sistema de información de Schengen y la base de datos de Interpol que podría mejorar el conocimiento de aquellos que regresan. ¿Será suficiente? Pero, comienza a surgir una realidad que es muy notoria, y que además en el caso de los autores de los atentados de París y Bruselas ha provocado todas las alarmas, como es de la existencia de complejas y extensas redes que sostienen a estas células terroristas y a sus miembros. Y, por tanto, la necesidad por las fuerzas de seguridad europeas de regresar a las “calles” para la obtención de la información cuestión que en el caso belga se había obviado, la utilización de los avances en las tecnologías de la información no resultan suficientes para enfrentarse a las redes, existe una clara necesidad de recuperar la “realidad” para vencer al terror.

Otro de los frentes abiertos es la cuestión de la radicalización, Fernando Reinares afirmaba en septiembre de 2014 [2] : “El EI tampoco deja de fomentar, con su narrativa y con sus actos, un acendrado odio hacia quienes cataloga como infieles o apóstatas. Ni cesa en el empeño de trocar en sentimientos de humillación, asociados con la condición islámica, las injusticias y las frustraciones que por otras razones aquejan a grandes segmentos de las poblaciones musulmanas. Estas pasiones inducidas agitan en estos momentos, mucho mejor de cuanto lo viene haciendo Al Qaeda, las motivaciones emocionales para contribuir a la yihad neosalafista que hace suya la minoría —eso sí, estadísticamente más que significativa— de musulmanes radicalizados, principal pero no exclusivamente jóvenes” , para añadir más adelante “En nuestro entorno europeo, la movilización yihadista relacionada con el EI afecta mucho más a naciones como por ejemplo Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica o Países Bajos, donde la población musulmana está básicamente compuesta por descendientes de inmigrantes procedentes de países islámicos, las llamadas segundas o incluso terceras generaciones. Ello sugiere que dicha movilización incide muy especialmente sobre jóvenes que atraviesan por una crisis de identidad”. Por tanto, se incide no solo en la lucha policial, sino en la acción educativa, formativa, cultural de los estados miembros y de sus sociedades, cuestión que sigue siendo todavía un ámbito nacional y no de la Unión Europea.

Sin embargo, cabe destacar la creación del Radicalisation Awareness Network (RAN) [3], centro de lucha contra la radicalización desde el que se lanzan diferentes líneas de actuación y trabajo para los estados miembros así como a las instituciones europeas, recordar que el pasado 20 de noviembre de 2015 los ministros de interior europeos adoptaron varias medidas sobre la base de los trabajos previos de la RAN. Una segunda actuación se centra en la cuestión de la comunicación y el mensaje frente a la radicalización, a través del Syrian Strategic Communication Advisory Team –financiado por la Comisión Europea-, en el que se intenta dedicar una mayor atención a contrarrestar los diferentes escenarios de los que se nutre el radicalismo, no olvidemos que el lenguaje es muy importante en la lucha contra el terror.

También, cabe recordar, la especial atención en el espacio europeo por bloquear y cerrar sitios web de reclutamiento y radicalización yihadista, donde destaca la unidad del IRU que se encarga de centralizar la información respecto a webs que incitan al terrorismo y de profundizar en el conocimiento de los mensajes y la propaganda.

Con seguridad serían muchas las medidas adoptadas ante el fenómeno del terrorismo, bien es verdad que existen notorios “fracasos” sobre todo tras el aldabonazo de la Comisión Europea demandando una verdadera implicación de los estados miembros, no será la primera vez ni la última que se produzca esta llamada de atención. Plantearnos que este comenzando a emerger una realidad de terror en las calles y plazas europeas, con un actor con plena capacidad de actuación no debe ser algo descabellado.

En la Estrategia de Seguridad Interior Europea [4] se definía al terrorismo como uno de los desafíos más importantes del proyecto europeo: “El terrorismo, en cualquiera de sus formas, manifiesta un desprecio absoluto por la vida humana y los valores democráticos. Su alcance global, sus consecuencias devastadoras, su capacidad de reclutamiento a través de la radicalización, así como la difusión de propaganda vía Internet y los diferentes medios mediante los que se financia, hacen del terrorismo una amenaza significativa y en constante evolución para nuestra seguridad”. La acción de DAESH desarrolla su acción en el espacio digital con gran presteza, mantiene su actividad en los diferentes campos de batalla abiertos y cuenta con la capacidad de generar terror en las calles europeas.

En la mayor parte de nuestras sociedades, definidas como sociedades complejas, el delicado equilibrio entre legitimidad y legalidad representa el binomio atacado por esta organización, de él dependen la mayor parte de nuestras libertades y modelos de seguridad de los que disfrutamos. Por ello, la Unión Europea cuenta con una ocasión para decidir una acción conjunta que permita a los 28 miembros hacer frente a este desafío global y europeo,  el ministro de interior galo Bernard Cazeneuve expresó su convicción que  este asunto tendría que provocar un impulso europeo que generará unidad en la seguridad del espacio que 28 países comparten. Sin embargo, todavía nos encontramos en los inicios de este impulso, y se hace necesario incidir en la  necesidad de la unión en la lucha contra el terrorismo, que no solo se quede en unas bonitas palabras de apoyo a los ciudadanos afectados por los actos terroristas sino que vaya mucho más allá.  

Finalmente me quedo con cuatro palabras que no dejan de revolotear en mi cabeza tras los atentados de Bruselas: Legitimidad, Legalidad, Valores y Dolor.

1 de abril de 2016






[1] Miguel González. “La ONU cifra en hasta 6.500 los miembros del ISIS que han acudido a Libia”. http://internacional.elpais.com/internacional/2016/02/11/actualidad/1455203873_640416.html [consultado, 28 de marzo de 2016]

[2] Fernando Reinares. “Lo que ofrece el Estado Islámico”. http://elpais.com/elpais/2014/09/08/opinion/1410188022_578617.html  [consultado, 28 de marzo de 2016]
 
[3] RAN. http://ec.europa.eu/dgs/home-affairs/what-we-do/networks/radicalisation_awareness_network/index_en.htm [consultado, 27 de marzo de 2016]

[4] Estrategia de Seguridad Interior de la Unión Europea. http://www.learneurope.eu/files/5313/7465/8742/Hacia_un_modelo_europeo_de_seguridad_es.pdf [consultado, 27 de marzo de 2016]



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