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Observatorio PSyD

El observatorio opina

27 de Noviembre de 2015

Estrategia militar china

Carlos Calvo González-Regueral
Coronel de Infantería DEM.

El pasado mes de mayo se hizo pública la nueva “Estrategia Militar de China”. Se trata del décimo documento de ese tipo promulgado desde 1995. Los anteriores documentos denominados  “Defensa Nacional de la República Popular China” cambian a una denominación en la que aparecen ahora las palabras “estrategia” y “militar”. Un cambio que no es meramente cosmético y que refleja el deseo de las autoridades chinas de establecer una política exterior independiente y una política de defensa más activa aunque, según se dice, sin afán de expansión.

El documento apunta a un horizonte en el que aparecen dos hitos: lo que denominan los dos centenarios. A medio plazo, en 2021 se cumple el primer centenario de la fundación del Partido Comunista Chino. A más largo plazo, en 2049 se cumple el centenario de la fundación de la República Popular. El “sueño chino” es desarrollar una China fuerte de cara a esos hitos y el desarrollo de las Fuerzas Armadas es una parte esencial de ese “sueño”. Unos Ejércitos fuertes, para una sociedad fuerte, dentro de los principios establecidos por el partido y bajo su “liderazgo absoluto”.

El documento refleja que, en el proceso de modernización en el que está envuelta, China debe establecer en paralelo una política de defensa sólida y unas Fuerzas Armadas poderosas capaces de respaldar la influencia económica que está alcanzando el país en el mundo. En los últimos años, China ha experimentado un proceso de desarrollo económico y ha mejorado sus condiciones de bienestar interno. La nueva estrategia plantea que en esas condiciones es posible buscar un papel más activo en el ámbito internacional y, por tanto, una mayor capacidad de influencia. En ese marco la modernización de las Fuerzas Armadas es necesaria para preservar la soberanía y los intereses estratégicos nacionales. Para ello se han destinado al presupuesto de defensa de 2015 unos 145 mil millones de euros.

Desde el punto de vista de las amenazas, el documento plantea que, aunque no se aprecia riesgo de conflicto a gran escala, sí aparecen nuevas amenazas que pueden desencadenar enfrentamientos locales. Se citan potencias que buscan la hegemonía mundial y lo que denominan “neointervencionismo”. Se perciben como amenazas la intensificación de las disputas de redistribución de poder y las crisis recurrentes en algunas regiones. Con una visión más interna, el terrorismo o las disputas étnicas y religiosas son factores de preocupación.

Como elementos a preservar se cita específicamente el aumento de la influencia de China en el mundo, la mejora del nivel de vida de los ciudadanos chinos y la estabilidad social interna, junto con la unidad e integridad territorial. Desde el punto de vista interno se perciben como riesgos los movimientos secesionistas en el Tibet y Turkestán, así como los movimientos sociales que puedan poner en peligro la hegemonía del Partido Comunista, que sigue siendo considerado como la columna vertebral de la integración del Estado.

La seguridad marítima es esencial para preservar tales elementos. Los estrategas chinos, conscientes de que el centro de gravedad del mundo ha cambiado a Asia-Pacífico, hacen referencia a las estrategias específicas de EEUU y Japón y se sienten amenazados por la presencia militar continuada en las proximidades de las aguas territoriales.

En el contexto general se plantea una política militar más activa en el exterior con una mayor integración en la sociedad civil, de tal manera que el desarrollo tecnológico militar corra en paralelo al desarrollo económico y social de la nación. Las Fuerzas Armadas deben respaldar las oportunidades estratégicas que se presentan para el desarrollo del país, tanto en el interior como de cara a su influencia en el mundo. En este aspecto se busca una “defensa más activa” alejada de los conflictos internos. En el interior se pretende encontrar un equilibrio entre la protección de los derechos civiles y el mantenimiento de la estabilidad. Sin perder de vista la situación interna se busca una mayor capacidad  para afrontar crisis regionales y posibles escaladas.

El papel del desarrollo tecnológico de la defensa, impulsado desde principios de la década de 1990, es esencial con prioridades sobre el dominio de la información, el espacio exterior, ciberespacio y capacidad aeronaval.

La nueva estrategia plantea la necesidad de aprovechar las oportunidades que presenta una favorable coyuntura económica para acelerar el desarrollo del poder militar y realizar reformas en el esquema de defensa sobre cuatro ejes principales:

- La Armada pasará de una prioridad sobre el litoral a un equilibrio entre protección del litoral y proyección sobre aguas abiertas con mayor capacidad de proyección anfibia y aeronaval.
- La fuerza aérea pasará de una prioridad centrada en la defensa del espacio aéreo nacional a buscar una mayor capacidad ofensiva.
- Deberá hacerse un esfuerzo sobre las Fuerzas nucleares para mejorar sus sistemas especialmente en términos de precisión. Estas fuerzas integrarán no solo capacidades nucleares sino también otras convencionales con capacidad de proyección en acciones de precisión.
- El Ejército permanecerá fundamentalmente orientado hacia el interior tanto en la defensa de la integridad territorial como en la preservación de la estabilidad, con menciones específicas a lucha contra el terrorismo así como a actuación frente a emergencias y catástrofes.

Siguiendo estos cuatro ejes se potenciarán las Fuerzas Navales, Aéreas y Estratégicas, mientras que el Ejército se reducirá en unos 300.000 efectivos.

El programa espacial se potenciará para incrementar la capacidad de mando y control estratégico y de inteligencia. Pero sobre todo se dará prioridad al desarrollo de una Armada moderna. Para ello se ha potenciado la capacidad de los astilleros de Dalian, donde se ha construido el primer portaaviones fabricado en China. La amenaza que se percibe desde el cordón de archipiélagos en disputa con otros países de la zona, y la necesidad de contrarrestar este “cerco geopolítico” ha llevado a la construcción de islas artificiales en el Mar del Sur que son verdaderos “portaaviones” artificiales.

La estrategia no olvida la importancia que tiene la logística para unas fuerzas armadas de grandes dimensiones. Por ello se plantea la necesidad de un proceso de modernización en este campo, estableciendo nuevos procedimientos operativos, sistemas de información y gestión logística integrados y el establecimiento de planes de producción que permitan disponer de mayores niveles de reservas de guerra. En el plano de soporte industrial se está insistiendo en la mejora de los estándares de diseño y en los controles de calidad que permitan disponer de sistemas con prestaciones equivalentes a los occidentales, olvidando el anterior principio de “masa” en beneficio de la calidad.

En el ámbito del personal la nueva estrategia plantea la necesidad de reformar el sistema de enseñanza militar e impulsar la educación, la instrucción y el adiestramiento, de forma acorde a las nuevas misiones que se plantean. Todo ello en el marco de una estricta disciplina, bajo las premisas del partido, que guiarán, a la vez, las premisas sobre las que deben estudiarse las tendencias operativas y estratégicas.

En el ámbito de la cooperación, cobra fuerza la cooperación con Rusia, especialmente en el ámbito naval. Recientemente se ha impulsado el desarrollo de ejercicios combinados ruso-chinos en zonas de especial interés como las Kuriles. Se plantea un nuevo modelo de relación con Estados Unidos con acercamientos puntuales, como se ha mostrado en la reciente visita a Washington del Presidente Xi Jinping, sin que eso signifique que ambas potencias no se miren con recelo. El desarrollo militar chino, especialmente en el ámbito naval, está siendo seguido desde Norteamérica con especial atención [1].

Se plantea la potenciación de la presencia china y de la cooperación en materia de defensa en determinadas áreas como Iberoamérica o África. En el plano multilateral se busca un papel más activo en diferentes foros internacionales como la Shanghai Cooperation Organization (SCO), o los Dialogos de Shangri-La y de Yakarta así como una mayor participación en operaciones multinacionales bajo el paraguas de ONU.

En general, bajo la apariencia de un discurso suave se esconde un mensaje de fortaleza: China, como gran potencia, quiere y puede contribuir a la estabilidad mundial pero al mismo tiempo está dispuesta a defender sus intereses cada vez con mayor capacidad. Es decir, hay verdadera vocación de convertirse en un actor global en defensa de sus intereses específicos.

La demostración de fuerza materializada en el desfile de primeros de septiembre para conmemorar el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial ha querido mostrar el poder militar, industrial y tecnológico.

En un contexto donde la influencia económica china tanto en Asia como en otras zonas del planeta ha ido en aumento, dos serán los factores clave desde el punto de vista de seguridad. En primer lugar, el papel del Partido Comunista chino, de cuya estabilidad interna depende en buena medida la actitud hacia el exterior. Si se produjesen crisis políticas internas, podría buscarse una salida a través de una mayor agresividad en el exterior bajo la excusa de las amenazas extranjeras a la estabilidad política y social del país.

En segundo lugar, y quizás más importante, la estrategia actual depende en  buena parte de mantener unos indicies de crecimiento económico elevados en los últimos años, pero que recientemente han disminuido, pasando de un 14% a un 7% del PIB. De estos niveles de crecimiento depende no solo la capacidad de mantener el nivel de ambición militar sino el desarrollo interno. Unos índices de crecimiento por debajo del 5% podrían poner en peligro la estabilidad económica y desencadenar situaciones de conflicto a nivel regional. En ese sentido las disputas por el control del cordón de archipiélagos y los conflictos puntuales que se están produciendo pueden ser la chispa que desencadene un conflicto mayor en caso de que las condiciones político-económicas evolucionen de forma desfavorable a los intereses chinos en el horizonte de los “dos centenarios”.

Madrid, 27 de noviembre de 2015.





[1]  US CONGRESIONAL RESEARCH SERVICE China Naval Modernization: implications for US Navy Capabilities. Washington D.C., February 2014.



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