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Observatorio PSyD

El observatorio opina

13 de Noviembre de 2015

Ellas luchan por su dignidad y futuro frente al Califato Islámico

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales.
Miembro de SEIPAZ

La lucha contra el Califato Islámico se extiende en numerosos frentes , sobre el terreno las fuerzas de EEUU (contando en estos momentos con el espacio aéreo turco) junto a sus aliados, los esfuerzos de los países árabes y el denodado combate de tropas chiitas aliadas de Irán en Irak, buscan frenar la expansión de este nuevo poder regional que puede desestabilizar y colapsar Oriente Medio; otros “campos de batalla”, menos visibles pero igual de importantes como son  el  ciberespacio y la vigilancia activa de las fuerzas de seguridad en los países origen de numerosos combatientes del califato, donde en estos momentos se centra gran parte de las actuaciones (Túnez, España, Francia, entre otros), dan muestra del alcance de este enfrentamiento global y multidimensional.

Esta focalización de la lucha nos hace olvidar el papel protagonista, a veces considerado marginal, de personajes anónimos que cada día desafían al Califato  Islámico: Xate Shingali, Adiba Sido, mujeres yazadíes -miles de mujeres yazadíes fueron secuestradas cuando los combatientes del     ISIS tomaron en 2014 los pueblos de la provincia de Sinjar, en el norte de Irak-, Mariem Al Mansouri mujer piloto de combate de los Emiratos Árabes Saudíes, Joanna Palani danesa de procedencia kurda, la británica Ozcelik, mujeres que han decidido desde otros países formar parte de unidades militares formadas solo por mujeres, demuestran su lucha ante la indignidad, por no convertirse en esclavas para que sus cuerpos no sean armas de guerra como bien sucede en otros lugares del mundo, en definitiva asumen un papel protagonista de primer orden  en el campo de batalla, siendo en numerosos casos una apuesta por una transformación social y de los vínculos de dominio dentro de sus propias comunidades.  Brigadas yazadíes como las “Sun Girls” , las combatientes kurdas de las Unidades de Protección del Pueblo (Según NBC, las mujeres son un tercio de los combatientes de las Unidades de Protección Kurdas y en total suman unas 10.000, son mujeres jóvenes y solteras; recordemos que el YPJ no se subordina a YPG kurdo, es un grupo sólo de mujeres que se organiza de forma autónoma y lleva a cabo operaciones militares y entrenamientos de forma independiente) son un ejemplo real de esta lucha que numerosas mujeres llevan a cabo a diario, siendo la batalla por el control de la ciudad de Kobane un buen ejemplo de su actuación.  

Si bien es necesario recordar que ante esta realidad se contrapone la de aquellas mujeres decididas a unirse a este terrible monstruo como es el califato, oriundas en su mayoría de países en los que se procede a un auténtico lavado de las mentes y se pretende idealizar una imagen muy determinada de este poder naciente y real en Oriente Medio. Como bien señaló Hillary Clinton ““Hay un lugar especial reservado en el infierno para aquellas mujeres que no se ayudan entre sí”.

Los milicianos del Estado Islámico creen que si mueren en combate a manos de una mujer, sus almas arderán en el infierno, al contrario de lo que sucedería si caen a manos de un hombre. para los fanáticos del Estado Islámico, una combatiente mujer significa “haram”, una palabra árabe que significa prohibido o sagrado.

En la lucha por la toma de la ciudad de Kobane supieron con crudeza lo que era enfrentarse a las mujeres capaces de utilizar las mismas armas y defender sus hogares,  sus familias y su dignidad, como bien explica Gulan miembro de las milicias kurdas "Mi padre me quiere, ¿no es cierto? ¿Cómo puedo demostrarle mi amor? Iré a combatir al enemigo para que él esté a salvo y se sienta orgulloso de mí". Este tipo de reacción también lo encontramos en las mujeres yazidis “«Mi padre estaba tan feliz cuando le dije que me había unido la brigada”. Sin embargo no olvidemos que existe una vertiente muy interesante en esta lucha, "Nos hemos criado en una sociedad que obliga a la mujer a dedicarse únicamente a las tareas de la casa y en la que los hombres consideran a las mujeres como su propiedad, como un adorno, y no les permiten salir de casa. Para una mujer casarse es como caer prisionera. Considerando la mentalidad de nuestra sociedad, no se puede ni contemplar la posibilidad de que las mujeres casadas formen parte de las Unidades de Protección Femeninas. Queremos crear una nueva sociedad”.

Un claro ejemplo de esta lucha de la mujer no solo en el campo de batalla sino también en el interior de sus comunidades  se refleja en Rojava (Kurdistán occidental / norte de Siria) donde  se cumplen las normas de copresidencia (todos los cargos están compuestos por una mujer y un hombre), de cuotas y se han creado unidades de defensa de las mujeres, consejos de mujeres, academias, tribunales y cooperativas. Las leyes tienen como objetivo eliminar la discriminación de género. Por ejemplo, los hombres que ejercen violencia contra las mujeres no pueden ser parte de la administración.

Esta lucha  contra el califato es una lucha por el reforzamiento del papel social y político en sus propias comunidades, alcanzar un grado de relevancia que de por sí su peso demográfico no refleja (los datos del Banco Mundial expresan que más de la mitad demográfica de las poblaciones árabes son mujeres). No dejemos de lado, otros espacios de confrontación menos beligerantes pero igual de importantes como es el ejemplo de Arabia Saudí, donde más de la mitad de las páginas de Facebook están abiertas por mujeres como herramienta válida de denuncia de su situación, o en su caso el papel de las blogueras tunecinas. Dilar Dirik, activista en el Movimiento de Mujeres Kurdas e investigadora sobre Kurdistán y el movimiento de mujeres señala respecto a esta lucha “No quiero hablar en nombre de las mujeres valientes que luchan en Kobane, porque justamente ahora mucha gente está tratando de hablar en nombre de ellas. En lugar de ello, puedo resumir lo que muchas de ellas están diciendo: Que su lucha va mucho más allá de la guerra contra ISIS. Que están luchando por una sociedad libre en la que las diferentes comunidades étnicas o religiosas cooperen, en la que las mujeres sean libres. Ellas están defendiendo los derechos de las mujeres en todas partes”.  La lucha contra el califato no solo es expresión de un rechazo y enfrentamiento contra un terrible enemigo, en su caso es reflejo de opciones complejas de actuación de la mujer en Oriente Medio y cuya lucha no debe ser olvidada.
      
           
Rania de Jordania: "A 'ISIS' hay que quitarle la 'i'. De islámico no tienen nada

Dilar Dirik, activista en el Movimiento de Mujeres Kurdas e investigadora sobre Kurdistán y el movimiento de mujeres.

13 de noviembre de 2015








































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