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Observatorio PSyD

El observatorio opina

8 de Abril de 2013

El futuro de Atalanta

CA Bartolomé Bauzá Abril (coord.)
CN Ignacio Frutos Ruiz
Estado Mayor de la Armada

Archivado como: Cuerno de África

Antecedentes

El caos en Somalia se remonta a 1991, con el fracaso del gobierno del último Presidente Mohamed Siad Barre derrocado por los diferentes clanes y señores de la guerra, que se repartieron el control de la población. La falta de gobernanza unida a otros tipos de actividades ilegales propició el desarrollo e incremento de la piratería hasta unos niveles que atrajeron la atención Internacional.

La relevancia marítima del océano Índico es evidente y, para destacarla, baste decir que por él transita 2/3 del total de fletes de petróleo, la mitad de la carga en contenedores y 1/3 de la carga a granel. En el Índico, además, tiene lugar el 20% de la pesca mundial de atún. Particularizando para el golfo de Adén, el 20% de todo el comercio (en volumen) de los Estados miembros de la Unión Europea pasa por él y, anualmente, transitan unos 30.000 barcos.

Situación actual

La situación actual de la piratería en el índico es muy diferente a la de finales del año 2008 cuando comenzó la Operación “Atalanta”. De los más de 160 ataques al año en 2010 y 2011, con éxitos alrededor del medio centenar de ocasiones y una treintena de buques secuestrados, se ha pasado a dos buques secuestrados y 60 rehenes en abril de 2013.

Sin duda, la presencia de las fuerzas navales de las marinas de más de 30 países y, principalmente, las tres Agrupaciones allí desplegadas (UE, OTAN y Coalición Multinacional) han tenido mucho que ver en este descenso; pero, también, ha sido debido a una mayor mentalización de la comunidad mercante gracias a las medidas de autoprotección adoptadas, el embarque de equipos de seguridad privada a bordo de pesqueros y buques mercantes, y la cada vez mayor implicación de fuerzas somalíes (principalmente de la zona Norte del país (Puntlandia y Somalilandia) en la prevención de esta actividad desde sus costas.

No obstante, esta tendencia es reversible teniendo en cuenta que todavía persisten los factores que dieron origen al problema. La piratería es una forma de crimen organizado y, por tanto, un negocio; y su estructura todavía permanece intacta. A Somalia aún le queda un largo recorrido para dejar de ser un “estado fallido” y, por ende, sus aguas, un “mar fallido”. Tanto Somalia como los países ribereños de la zona carecen de las infraestructuras necesarias para el control de sus aguas.

Por ello, antes de que el optimismo por la actual situación nos haga dar un paso en falso es necesario consolidar la situación, mantener la presión y la presencia naval y afrontar a la vez el problema desde un enfoque global.

El futuro

Si bien la piratería no es un hecho aislado de esta zona del mundo (golfo de Guinea, estrecho de Malaca, mar Caribe, etc.), su situación se puede considerar única y la hace, por tanto, diferente al resto, lo que para la Unión Europea se traduce en un compromiso irrenunciable y vital en la zona.

Se tardará en conseguir que Somalia deje de ser un estado fallido y, después, habrá que progresar para conseguir su estabilidad o, al menos, erradicar la inestabilidad para poder progresar social y económicamente. Surgirán oportunidades y las actividades ilegales, entre ellas la piratería, dejarán de ser una forma de vida del somalí.

Solo unas manifiestas condiciones de estabilidad en Somalia podrían poner fin a estas misiones, siendo el océano Índico, como se ha dicho anteriormente, una zona de tanta importancia estratégica para el comercio mundial y muy especialmente para los intereses de la UE.

En esta situación las operaciones que actualmente están llevando a cabo las coaliciones multinacionales allí desplegadas tienen asegurado su mandato (OTAN y UE) hasta diciembre de 2014. La Unión Europea, de la mano de la Operación “Atalanta”, no tiene otra alternativa que seguir garantizando la llegada de alimentos (su principal objetivo) a los casi dos millones de somalíes que viven en condiciones infrahumanas y sólo tienen la ayuda del Programa Mundial de Alimentos como única esperanza para alargar sus vidas.

Como parte del esfuerzo global mencionado, a la vez de continuar con la Operación Atalanta, se está avanzando con otras iniciativas como las construcciones de capacidades del gobierno somalí y el adiestramiento de sus fuerzas armadas (EUCAP NESTOR y EUTM); pero son parte, junto a otras del resto de Organizaciones internacionales, del enfoque integral.

Conclusiones

A la vez que nos podemos congratular por el descenso de la piratería y el éxito obtenido desde que empezó la operación, por ahora, ante la gravedad del problema y el peligro de que se reproduzca, la situación actual no se puede considerar más que un paréntesis. Es cierto que la piratería no ha ido a peor e incluso se ha reducido, pero todavía permanece, aunque en unos niveles mínimos, latente y con sus estructuras intactas e incluso reforzadas con los más de 150 millones de dólares anuales que se han cobrado los piratas con los secuestros.

En definitiva, la respuesta internacional al problema solo puede cesar si la piratería queda erradicada totalmente. Esto no va a ocurrir hasta que Somalia recupere un Gobierno capaz y fiable y va a requerir el esfuerzo de todos y, fundamentalmente, tiempo.

Madrid 8 de abril de 2013

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