Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

30 de Octubre de 2020

El ecologismo político, ¿como una opción política real?

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro del SEIPAZ

El nacimiento de nuevas iniciativas o perspectivas que intentan por un lado explicar la realidad y por otro ser propuestas políticas maduras, suele requerir de todo un ámbito de desarrollo, crecimiento y aceptación en las sociedades, y donde las opiniones públicas y por otra parte sus cuerpos electorales resultan en muchas ocasiones  decisivos para el éxito y la madurez de nuevas propuestas que quieren ser una opción dentro de la denominada política oficial. Como hemos podido observar en estos últimos años, el denominado “voto verde” está cobrando un fuerza inusitada en numerosos países, ya que se ha producido un salto en la percepción y sensibilidad ante esta opción del ecologismo que ya no resulta para los ciudadanos un presente de organizaciones  y de acciones concretas frente a problemas puntuales o de largo plazo, sino que más bien, el crecimiento del peso político de este tipo de opción electoral nos da cuenta del progreso de una nueva realidad política que se va  abriendo paso. Como bien expresa José Luis Gallego[1] “…, hoy en día existe un número creciente de ciudadanos que han decidido pasar a la acción y mantienen una actitud mucho más proactiva: no solo les preocupa el deterioro medioambiental del planeta sino que se ocupan en atajarlo desde la implicación personal y colectiva.”

Una muestra de esta mayor presencia del “voto verde” son los ejemplos de los Países Bajos, donde esta opción política es la que más crece en 2017, logrando en 2018 la alcaldía de Amsterdam, en el ejemplo luxemburgués de 2018 los verdes empatan en el mismo porcentaje de votos a los socialdemócratas, resultan ser la segunda fuerza más votada en Bruselas, el paso adelante dado en las últimas elecciones de Baviera donde alcanzaron una representación del 17,6%, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019 superan el número de escaños y se convierten en la cuarta fuerza política europea -con un crecimiento casi del 10%-, y sin olvidar claro está que en las pasadas elecciones municipales francesas las opciones del ecologismo político han logrado controlar 7 de las 10 ciudades más pobladas del país galo, cuando antes de las mismas solo gobernaban en Grenoble.

Cabe plantearse si esta mayor presencia del voto verde responde a una realidad creciente en las opiniones públicas de preocupación e interés por las cuestiones vinculadas al cambio climático,  a los desastres naturales, las inmigraciones  medioambientales, entre otras cuestiones , y que por tanto encuentran en estas opciones de voto verde una realidad madura , o más bien resulta ser una propuesta política que al igual que pueda suceder con otras acciones políticas son simplemente opciones políticas de protesta frente al agotamiento de los modelos políticos  nacidos tras la Segunda Guerra Mundial, y que una vez que dichos tradicionalismos vuelvan a recomponerse tenderán a demoler estas “otras opciones de voto”.

Lo que bien reflejan los diferentes estudios sociales -como puede ser el Eurobarómetro[2] especial de diciembre de 2019- es que existe en la ciudadanía  una alta sensibilidad medioambiental y que cada vez se abre paso, la generación de una agenda política donde  las cuestiones ecologistas y medioambientales son parte sustancial de esta y de exigencia de actuaciones públicas en este sentido. Junto a ello, poco a poco va teniendo un mayor calado en los procesos electorales, los ciudadanos van dando una mayor importancia a las cuestiones de esta naturaleza en los programas electorales, aunque no sucede de manera igual en todos los países, en algunos casos no existe un castigo electoral a aquellas opciones políticas, en las que las cuestiones medioambientales son muy secundarias o inexistentes en sus respectivos programas electorales. Sin embargo, bien cabría plantearse si esta nueva realidad va a tener un recorrido sostenible y de medio o largo plazo, que nos pueda hacer pensar que definitivamente las cuestiones del voto verde han venido para quedarse y generar propuestas de avance dentro del debate en las políticas públicas.  

Cabe pensar si el ecologismo, hoy día ya es claramente una ideología, April Carter[3] plantea que el pensamiento ecológico forma parte de otras corrientes ideológicas de primer orden al afirmar “desde el siglo XIX hasta hoy, las ideas y los valores que conducen a la ciudadanía global han sido desarrolladas por algunas corrientes del liberalismo, socialismo, feminismo y más recientemente por el pensamiento político verde.” Corriente política capaz de representar un auténtica opción política para los ciudadanos y en especial para sus cuerpos electorales, Florent Marcellesi[4] asume la idea de la existencia de una ideología verde “un conjunto de ideas con respecto al medio ambiente, las cuales pueden ser consideradas propiamente como una ideología: la ideología del ecologismo”. En consecuencia, la ecología política desarrolla capacidades analíticas de la sociedad, también, establece un modelo propio desde el ecologismo de sociedad y gestión de la misma y finalmente plantea una acción política y sobre todo cómo llegar a las opiniones públicas pero sobre todo al electorado.  

Pero la cuestión ideológica deriva en varios aspectos políticos de sumo interés, en una primer estadio  se sitúa la capacidad propia de la ideología verde para generar un espacio político propio, con un espacio electoral y una identidad significada, siendo una clara alternativa política derivada directamente de la propia reflexión del ecologismo político, y bien es verdad que es un presente real, con un sinfín de propuestas políticas que sabedoras de sus orígenes ecologistas estructuran agendas políticas no solo de cara a los procesos electorales sino también como solución a los desafíos globales de las sociedades, como puede ser el caso de Equo, EELV o Los Verdes alemanes. Pero a su vez, este ecologismo político puede ser apropiado o asimilado por los intereses o la reflexión que dentro de los modelos ideológicos tradicionalistas de izquierda y derecha, al observar que parte de sus votantes reclaman una mayor presencia de las cuestiones ecologistas y también por un propia reflexión en el avance ideológico, con ello la ideología ecologista repara en las grandes organizaciones políticas y puede suponer en algunos casos una reducción de las pretensiones ecologistas y medioambientales. Posiblemente al igual que sucede con otras cuestiones que afectan muy directamente al sociedad, nos encontramos con un fenómeno  en el que el ecologismo pueda verse transversalizado en los ámbitos de la izquierda y derecha ideológicas tal y como señala Marta Montojo[5] . También, este problema puede emerger en los momentos que numerosos partidos ecologistas deciden que la mejor opción electoral es ir en coalición con otros, ello puede conllevar una disminución en la proyección programática del ecologismo político y en que la presencia de sus representantes en las instituciones, pueda resultar infravalorados o insustancial.

En estos momentos cuestiones identitarias, junto a los movimientos populistas, el feminismo y las cuestiones del ecologismo representan sendas ideológicas en las que los ciudadanos prestan atención a la hora de mostrar sus preferencias políticas -En el CIS de diciembre de 2018[6], cerca de un 80% de los ciudadanos españoles, mostraban una enorme preocupación por las cuestiones climáticas-, en ellas también las ideologías tradicionalistas buscan una cierta renovación o en su caso ser un caladero de votos para sus pretensiones del ejercicio de poder. ¿El ecologismo político es una opción real?, ¿Esta ideología será sostenible?, ¿Cómo se enfrenta, transforma y dialoga ante la política oficial?, ¿Al igual que ha sucedido en el caso francés, belga, su llegada al poder qué puede aportar cuando hablamos de una gestión integral de las sociedades?

La demolición de un escenario de rigidez ideológica, con un claro desgaste en las tradicionales propuestas de izquierda y derecha, unido a la evidente crisis climática a la que nos enfrentamos  ,y sin olvidar, que las nuevas generaciones apuestan cada vez más por opciones políticas con una mayor sensibilidad ante las cuestiones medioambientales, permite pensar que el espacio del ecologismo político no sea subsidiario sino más bien tenga una mayor presencia en las opiniones públicas así como en los diferentes cuerpos electorales.  Por ello, resulta sustancial no quedarnos en observar resultados electorales  y atender  con cierto detenimiento, si esta ideología es ya una realidad  política capaz de mantenerse en el tiempo –con capacidad gestora y de transformación-, o en su caso se convertirá en una fuente de alimentación para una política oficial que en estos momentos da visos de agotamiento social y político en las sociedades del siglo XXI.    

[1] José Luis Gallego. La ecología política pide paso. https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/ecologia-politica-pide-paso_129_2646368.html

[2] Eurobarómetro  Especial 501, de diciembre 2019, publicado en marzo 2020.  https://data.europa.eu/euodp/en/data/dataset/S2257_92_4_501_ENG

[3] Angel Valencia Sainz. Ciudadanía ecológica: una noción subversiva dentro de una política global. file:///C:/Users/USER/AppData/Local/Temp/REPNE_120_271.pdf

[4] Florent Marcellesi. ¿Qué es la ecología política? Una vía para la esperanza en el siglo XXI (parte 1). http://florentmarcellesi.eu/2012/11/21/que-es-la-ecologia-politica-una-via-para-la-esperanza-en-el-siglo-xxi-parte-1/

[5] Marta Montojo. Los partidos se ponen verdes. https://www.eldiario.es/politica/ecologismo-pasa-largo-partidos_1_1583173.html

[6] Raúl Rejón y Ana Ordaz. La mayoría de españoles considera real el cambio climático y critica la escasa implicación de los políticos por atajarlo. https://www.eldiario.es/sociedad/mayoria-espanoles-partidos-atencion-climatico_1_1806018.html

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