El 15 de octubre de 1586 le era comunicada a María Estuardo su sentencia de muerte. Había sido hallada culpable de traición, condenada por haber conspirado contra la reina Isabel, fue el final de las luchas dinásticas de dos mujeres. De nuevo, tras más de cuatro siglos, dos mujeres tienen en sus manos parte del futuro y estabilidad de la actual GBR. Nicola Sturgeon, ministra principal para Escocia, ha vuelto a plantear la celebración de un nuevo referéndum de independencia, ante la oportunidad generada tras los resultados de junio sobre el Brexit y que han provocado un auténtico terremoto político en GBR. Alrededor de un 62% de los votantes de Escocia apoyaron la posición de permanencia en la UE. El potente nacionalismo escocés encabezado por, Nicola Sturgeon, ha encontrado en el resultado del Brexit la excusa ideal en “proteger su lugar dentro de la UE, tras la salida del Reino Unido” siendo una “consecuencia lógica” repetir el referéndum sobre la pertenencia de Escocia dentro de GBR. Una mayoría electoral escocesa contraria al Brexit fomenta, dentro de las filas nacionalistas escocesas, una nueva estrategia política, ya que entiende que un porcentaje de estos votos a favor de la pertenencia la UE, pueda inclinarse por una opinión favorable a la celebración de un segundo referéndum. Otro factor de gran valor político se sitúa  en el actual parlamento británico, donde una inmensa mayoría de los parlamentarios escoceses elegidos en las últimas elecciones parlamentarias británicas pertenecen al SNP (56 de un total de 59), algo que en la actual situación de “inestabilidad política inglesa” puede ser aprovechada con resolución: un mismo ideario, interés y objetivo.  Mientras, la actual primera ministra británica, Theresa May,  está en la labor de reforzar su liderazgo dentro del partido conservador británico, cuestión que le toca lidiar como a su antecesor en el cargo David Cameron. En estos momentos, resulta clave saber cuáles son sus apoyos dentro de su partido, ya que más bien, si que conoce el posicionamiento político tanto de laboristas, liberales y nacionalistas escoceses dentro del ámbito parlamentario británico. En la reunión anual del partido conservador, la primera ministra anunció la activación del art. 50 del Tratado de Lisboa antes de marzo de 2017, ¿con qué finalidad política? ¿qué  apoyos detenta dentro de su partido para dar este paso político?.

Desde la celebración de las últimas elecciones parlamentarias británicas, ha emergido un “nuevo muro de Adriano” cada vez más nítido, que se ha visto reforzado por los resultados del Brexit. Estas dos líderes políticas han decidido, a su vez, dar un paso  adelante y presentar sendos proyecto de ley en direcciones contrarias respecto a la permanencia o no de sus respectivos territorios, tanto en el caso inglés como escocés. A partir de ahora, quedan abiertos un sinfín de interrogantes y desafíos: ¿cuáles son los apoyos reales de Nicola Sturgeon y Theresa May?, ¿qué de política generada por mujeres vamos a ver a partir de estos momentos en la vida política británica? , ¿Hasta dónde están dispuestas a llegar, para que se pueda o no intensificar los posicionamientos del nacionalismo escocés e inglés?. Mientras, el “imaginario muro del emperador Adriano” -que separaba al imperio romano  en Britannia de los pueblos escoceses- sigue creciendo, y no tiene visos de parar. En un mundo global, donde cada vez hay más vallas y muros, sería una buena noticia que estas dos líderes británicas fueran capaces de derribarlo y establecer puentes de diálogo, tejer un nuevo discurso que permitiera dar solución a las consecuencias políticas internas que para el Reino Unido tienen los resultados del Brexit de 2016; un proverbio galés afirma “el que quiera ser líder debe ser puente”. Mientras en el continente europeo otra mujer con gran poder, la canciller alemana Ángela Merkel, con un desgaste político evidente -los últimos resultados electorales domésticos así lo indican- espera con paciencia la evolución de los acontecimientos británicos tan necesarios para el futuro, no solo de la UE sino también de su propio futuro político, ya que parte de las decisiones que se adopten en Reino Unido tendrán un impacto directo en las elecciones germanas de 2017.

4 de noviembre de 2016