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El observatorio opina

10 de Septiembre de 2014

El avance ruso en Ucrania

Jorge Garris Mozota
Comandante de Ingenieros
Doctor en Historia. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.

En anteriores artículos que se han publicado en este Observatorio, como: “Una prospectiva sobre la actual Ucrania”, se planteaba la posibilidad de que en un futuro no muy lejano las tropas rusas pudieran entrar en territorio ucraniano, pero por supuesto a través de los territorios que se auto declararon independientes, Donetsk y Lugansk; con unos resultados a favor de 89,7% y 96% respectivamente. De este modo, no estarían violando, según la lógica de Rusia, el espacio soberano de Ucrania, sino penetrando en territorios independientes de facto, y en apoyo a unas poblaciones pro rusas que mayoritariamente han solicitado pertenecer a la Federación Rusa, la misma que su presidente Putin se ha empeñado en defender, sostener y dotarle del carácter de potencia militar.

El pasado julio no salíamos de nuestro asombro cuando se conoció la noticia del derribo de un avión comercial Boeing 777 de la compañía aérea Malaysia Airlines, que partió del aeropuerto de Shiphol de Amsterdam a las 12 15 pm con destino al aeropuerto de Kuala Lumpur en el vuelo MH17, muy cerca de la frontera con Rusia y en territorio independentista. En el aparato viajaban 298 personas de diversas nacionalidades.

Al instante se generaron reacciones por parte de la Comunidad Internacional, e interrogantes sobre las posibles responsabilidades sobre el atentado, tanto de las fuerzas rebeldes como de la propia Rusia, en un cruce directo de acusaciones con Ucrania, cuando se fue conociendo que se había producido por el lanzamiento de un misil tierra-aire de un sistema de misiles Buk, de tecnología y fabricación rusa, diseñado por Almaz-Antey, y que pocos países lo disponen en su arsenal, como Ucrania, Venezuela, además de Rusia. ¿Habían sido los rebeldes con ayuda rusa?; ¿fue un fallo del ejército ucraniano?, ¿podría haber participado la propia Rusia?; si se diera este último supuesto,  ¿qué interés tendrían en derribar un avión cuando esta acción provocaría la reacción en contra de la mayor parte de la Comunidad Internacional?

Sea como fuere, el derribo de este avión supuso la consiguiente reacción enérgica de EEUU y la UE, donde la segunda fue inducida por la primera a sumarse al recrudecimiento de las relaciones con Rusia y al aumento de las sanciones económicas contra los intereses de ésta. Ello produjo la reacción rusa al boicotear muchas importaciones de la UE que a la postre iban a perjudicar a sus economías. Por ello, cuando en las últimas semanas se informó, según fuentes de la OTAN y negado por Rusia, que entre los rebeldes había tropas rusas, a muchos la situación les recordó a la postura de la Alemania Nacionalsocialista, cuando exigía el derecho de autodeterminación para las minorías alemanas en Checoeslovaquia,  con el fin de poder integrarlas en su Reich y en el momento de cerrar el acuerdo de Hitler con Chamberlain, aquel, en tono desafiante y amenazante, le espetó que las condiciones habían cambiado totalmente y que Alemania exigía los territorios alemanes de todo el país, con el final resultado de la anexión de todo el país sin apenas realizar un disparo.

Las nuevas sanciones económicas exigidas por EEUU han desunido en sus posturas a los miembros de la UE, ya que éstas oscilan entre aquellos que optan por endurecerlas, recordando el hecho histórico anterior, incluso con el apoyo militar a Ucrania, y los que buscan soluciones pacíficas contando con la propia Rusia y que eviten la escalada de un conflicto que podría acabar afectando a toda Europa. En ello está trabajando el Grupo de Contacto  en la Cumbre de Minsk, entre Rusia, Ucrania y la OSCE.

Pero antes de obtener esta información, la de que podría haber tropas rusas luchando al lado de los rebeldes, Rusia llevó a cabo una maniobra, que puede ser calificada como finta de cara a la galería internacional.

Con un cálculo y control de los tiempos y antes de que se acerquen el otoño y el invierno, cuando la meteorología se presenta dura y cruel en esta zona de Europa Oriental como se vio durante el desarrollo de las acciones militares en la Segunda Guerra Mundial, Rusia envió un convoy de ayuda humanitaria en apoyo a los habitantes de las regiones separatistas el pasado agosto, con cerca de doscientos ochenta camiones que transportan alrededor de veinte toneladas de dicha ayuda.

El convoy, ante las acusaciones por parte de Ucrania de violar el territorio soberano del país y con las presiones de los EEUU, estuvo estacionado en la frontera desde el pasado 14 de agosto.

Dicho convoy, que iba a ser puesto bajo control de la Cruz Roja, se encontró por un lado con las consiguientes dificultades aduaneras para entrar en la zona de Lugansk, hecho que fue aprovechado por Rusia para ganar tiempo y ver la reacción tanto de Ucrania como de los países de la UE y los EEUU; y por otro, penetró en territorio rebelde comprobando el estado de las infraestructuras en aras de soportar un apoyo logístico de envergadura y creó seguridad entre las milicias prorrusas de que podían contar con el apoyo de Rusia.

Las autoridades rusas afirmaron que no había personal militar en el convoy, en contra de las acusaciones del gobierno de Kiev, y ante ello Moscú ha intentado jugar el rol de gobierno solidario con las víctimas de la ofensiva militar ucraniana contra la población de las zonas del Este del país, que estaban siendo castigadas duramente por los ataques.

Pese a las continuas ofensivas lanzadas por el Ejército Ucraniano y con la intención de aislar a las poblaciones con milicias separatistas, éstas lograron romper los cercos impuestos. De nuevo, resistencia y ganancia de tiempo para lograr un acuerdo que le lleve a su independencia.

En vista del desarrollo de los acontecimientos, y a tenor de las acusaciones contra Rusia, el presidente Putin, en una intervención pública televisada, llegó a recordar que su país aún disponía de arsenal nuclear y que podría ser utilizado. Esta afirmación, sin parangón en el transcurso del conflicto, significó un nuevo giro de tuerca para forzar a una resolución en el Congreso de Minsk y a favor, no ya de lograr la “solución federalizante” de hace meses, sino la declaración de un nuevo Estado, la Nueva Rusia, y el forzar al presidente ucraniano Poroshenko a disolver la Rada Suprema y celebrar unas elecciones legislativas.

La cadena de argumentaciones de Moscú sigue el razonamiento de que se dio un golpe de Estado por influencia externa contra el depuesto presidente Yanukocich;  ello  condujo a la elección del presidente Poroshenko, el cual reforzó y aumentó las acciones militares contra las milicias separatistas, que precisamente se formaron para combatir a un gobierno surgido de ese mismo golpe, y que se había convertido en su enemigo.

Envuelto en la  nueva bandera del  paneslavismo, Rusia ha puesto en jaque a la acción exterior de la UE, sabedora de que los intereses de sus países miembros no siempre coinciden y de que una prolongación del conflicto y un aumento de las sanciones económicas contra Moscú, perjudica a muchas de sus economías, con el consiguiente clamor popular y tensiones de los grupos económicos perjudicados contra sus gobiernos. Añadiéndose a todo ello la constancia de que los EEUU, también se benefician del bloqueo a importaciones de la UE decretada por Rusia, y de las sanciones económicas y financieras sobre intereses rusos que precisamente son una competencia para EEUU en muchos mercados.

Un  escenario difícil para Ucrania y para la UE, ya que si se pretendía la expansión hacia el Este de esta última, se ha producido una respuesta que ha fragmentado a la primera, sobre la base étnica, y además ha debilitado al gobierno ucraniano surgido de la “revolución del Euromaidán”, a la vez dependiente de las fuerzas internas y externas que lo propiciaron.

El temor de ver extenderse el conflicto más allá de las fronteras ucranianas, como ha declarado el nuevo presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, podría forzar al gobierno de Kiev a aceptar una parcial derrota, otorgando la independencia a las regiones secesionistas y resolviendo el conflicto, al menos temporalmente, sobre la base de una gran cicatriz. ¿Contentaría ello a Rusia por mucho tiempo?

Zaragoza, a 2 de septiembre de 2014.











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