Jorge Garris Mozota
Comandante de Ingenieros
Doctor en Historia. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.
Todos estábamos esperando con impaciencia el resultado de las elecciones legislativas en Ucrania que se celebraron el pasado 26 de octubre.
Y no era para menos ya que a los convulsos acontecimientos acaecidos en los últimos años, que habían desembocado en la declaración unilateral de independencia de las regiones de Donestk y Luhansk, y la conformación de una nueva federación bajo el nombre de Novorrusia; restaba por conocer como había evolucionado políticamente el electorado ucraniano en tan tensas y trágicas situaciones.
Tras conocer los resultados, algo sorprendentes de las elecciones, donde el partido del actual presidente Poroshenko obtuvo cerca del 23 por ciento de los votos, seguido por el Frente Popular del actual primer ministro Yatseniuk, y a continuación por los también pro europeos Samopomich; resultaba intrigante ver la representación que le correspondía al Bloque de Oposición, de tendencia pro rusa y de antiguos militantes y simpatizantes del Frente de las Regiones, que quedó en el 7, 6 por ciento.
De igual modo, y reflejando las otras opciones políticas, el nacional-populista Partido Radical de Liashkó obtuvo el 6,4 por ciento de los votos, casi al mismo nivel que Svoboda con el 6,3 por ciento. Cerrando el arco parlamentario aparecía la formación de Timoshenko, Batkivshina, con tan sólo el 5,6 por ciento, dando muestras claras de que su tiempo parece haber pasado y de que una gran parte del electorado no olvida las ilusiones truncadas de la anterior “Revolución Naranja”; mientras que los comunistas podrían quedar definitivamente fuera del parlamento, aspecto este último que también refleja la huida de soluciones relacionadas con un pasado denso y oscuro, y el abrazo a las libertades y posibilidades que la UE le ha venido prometiendo y mostrando a través de la Política Europea de Vecindad, PEV.
A vista de los resultados parece que algunas prospectivas que habíamos apuntado podrían cumplirse, al ganar la opción pro occidental y pro UE, desplazando a las opciones más radicales como aquellos que aprovecharon la “Revolución del Euromaidán” para magnificar la representatividad de unas fuerzas ultraderechistas y xenófobas, y que al final, sin dejar de haber obtenido una representación, no es ni de lejos lo que algunos pudieron imaginar, optando muchos de sus seguidores por los nacional-populistas.
Si ha ganado la opción pro occidental, el presidente Putin podría perfectamente convocar una rueda de prensa para decirle al mundo que evidentemente él ya contaba con esta posibilidad y por ello, y siguiendo un estilo que les ha caracterizado en el Cáucaso, han ido alimentando el sentimiento y acción pro rusa de determinadas regiones que han considerado claves para su plan de control del espacio post soviético, empleando para ello a dirigentes como Alexander Borodai e Igor Strelkov, verdaderos agentes de Moscú al servicio de dicha causa.
Con todo ello, el futuro escenario geopolítico que se nos presenta no deja de ser estimulante e incierto, puesto que a la opción pro UE se añade la de combatir y derrotar a las milicias separatistas de Novorossia, expulsando a los combatientes rusos de las regiones del Este. Esta es la postura clara de los partidos Svoboda, Partido Radical y Batkivshina.
Y obviamente, también es la acción que necesitan los separatistas del Este, para justificar su reacción y la convocatoria de elecciones propias en los territorios de la futura Novorossia; la cual ya dispone de bandera y concepción de Estado compuesto basado en un sistema federal.
Sobre las posibilidades que tendría el mismo en el contexto internacional, y su aceptación por la comunidad internacional, no haría falta más que revisar la situación en que han quedado y siguen nuevos países como Transnistria, Osetia del Sur, Ajasia y el Alto Karabaj, éste último reconocido por el Estado de California.
Con la posible reanudación de las hostilidades; realmente la tregua del pasado 5 de septiembre nunca se ha respetado por ninguna de las partes y han continuado los combates y escaramuzas hasta el presente; las milicias independentistas que cuentan con el apoyo de Rusia, y que según fuentes de la OTAN se han estimado en varios miles de soldados y cientos de carros de combate, tendrían dificultad ante un ataque sorpresa del Ejército ucraniano, el cual pretendería hacerse rápido con el control de Donestk, centro de gravedad de Novorossia, ya que sin él sería muy difícil la existencia de este nuevo Estado.
En fechas recientes, el coronel Igor Strelkov, ex Ministro de Defensa del separatista territorio, emitió a través de un vídeo en las redes sociales un mensaje de ayuda y socorro a la comunidad internacional alertando del posible ataque sorpresa y la destrucción del régimen de Donbass.
El objeto de esta iniciativa sería privar al gobierno ucraniano del factor sorpresa y poder ganar tiempo antes del ataque, lo que facilitaría a Moscú incrementar su apoyo militar y político, presentando al mundo a unos territorios pro rusos a la defensiva de una acción ofensiva y hostil ucraniana, heredera política del “golpe de Estado” contra el ex presidente Yanukóvich.
Repasando el mapa de Ucrania, las regiones del Este son las que cuentan con mayor tejido industrial y minero, mayor PIB, y además donde menor índice de emigración existe, a la par de ser las más pobladas. Es decir, de todos es conocido que Ucrania necesita al Este del país; y por otro lado, a la UE le convendría una Ucrania unida para poder desarrollar su PEV y expandir su área comercial.
Sin embargo, Novorossia no necesita tanto al Oeste, y esto lo saben perfectamente los dirigentes de los partidos políticos que han obtenido representación en la Rada de acuerdo a las pasadas elecciones.
Tampoco debe olvidarse que uno de los focos más fuertes del separatismo se encuentra en la Cuenca del Dombass, que desde la época de la existencia de la República Soviética de Donestk-Krivoy Rog, ha venido ejerciendo su “autoridad moral” en contra del pensamiento centralizador de Kiev, y en los momentos actuales, de independencia; hay que afirmar en puridad, tanto de Ucrania como de Rusia, aunque la mayoría de sus ciudadanos se sientan rusos.
En las próximas fechas estaremos atentos al desarrollo de los acontecimientos y a si la comunidad internacional admite y apoya acciones ofensivas sobre Novorossia, o tal vez, se camina hacia el desenlace final de la creación de un nuevo Estado apoyado en una insurrección armada.
Zaragoza, a 7 de noviembre de 2014.