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Observatorio PSyD

El observatorio opina

27 de Enero de 2017

Corea del Norte, Hong Kong y Taiwan: un relato indigesto para China en 2017

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales.
Miembro de SEIPAZ

Asia es la región que muta más rápidamente del mundo, asistimos hoy a la confluencia de tres grandes estrategias promovidas por las principales potencias de la región: Desde la “Ruta de la Seda Marítima” de China, el “Pivote hacia Asia” de los EEUU y la “Act East Policy” de la India, a la modificación de la política exterior nipona, entre otras cuestiones. En el caso chino no hay que olvidar el esfuerzo chino por una mayor presencia financiera, comercial, política global (acuerdos comerciales con Rusia, Irán, Pakistán y A. Saudí, entre otros...), así como en el ámbito de la seguridad internacional. Tras años de tratar de convencer a sus vecinos de que protagonizaba un auge pacífico, China ha enseñado músculo en sus reclamaciones territoriales, lo que ha llenado de razones a los que desconfiaban de sus aparentes pacíficas intenciones y sin olvidar su afán por ser el nuevo garante del libre comercio global. Mientras, el relato no resulta tan sencillo como algunos altos dirigentes del Partido Comunista de China desearían, entre ellos del presidente, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang: El jefe del ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, anunciaba a comienzos de diciembre, por sorpresa, que no se presentaba a la reelección en los comicios que se deben celebrar en 2017. El pasado mes de septiembre, jóvenes que encabezaron las mayores protestas pro democráticas de la historia de Hong Kong consiguieron ser elegidos diputados en el Parlamento de la ex colonia británica. Las elecciones legislativas celebradas aupaban a ocho candidatos de fuerzas que basculaban entre el derecho de autodeterminación y la independencia, algo inédito en la historia de la región semiautónoma china. Poco después, Sixtus "Baggio" Leung y Yau Wai-ching, miembros de la formación proindependentista Youngspiration, tomaron posesión de sus cargos que posteriormente fueron invalidados y que suponía de facto el actual bloqueo institucional, reflejo de la realidad política que vive Hong Kong. Mientras en Taiwán, a comienzos de 2016, la candidata del “chino escéptico” Partido Democrático Progresista (PDP), Tsai Ing-wen conseguía convertirse en la primera mujer presidenta de Taiwán tras imponerse en las elecciones y la supuesta “tregua diplomática” entre China y Taiwán salta por los aires: el 17 de marzo el gigante asiático restablecía relaciones diplomáticas con un antiguo aliado de Taiwán, Gambia, junto a la decisión del pequeño archipiélago de Santo Tomé y Príncipe de cortar relaciones con Taipéi para establecerlas con Pekín, a finales de 2016. En abril, otro caso que desató el malestar en Taipéi fue el “secuestro”, según el Ministerio de Exteriores de la isla autogobernada, de ciudadanos taiwaneses sospechosos de participar en un fraude telefónico en Kenia. Los supuestos malhechores, con pasaporte taiwanés, fueron deportados a China en vez de a Taiwán. En enero de 2017, la presidenta de Taiwán, estará en Houston y seis días después en San Francisco, con el intento por mantener reuniones con miembros del Senado y de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Pekín, por su parte, aunque siempre ha criticado las visitas extraoficiales de presidentes taiwaneses a Estados Unidos, en esta ocasión ha pedido directamente que Washington no permita el tránsito de Tsai Ing-wen.

Por su parte, Corea del Norte, se convierte en estos últimos tiempos en un vecino incómodo para la proyección exterior china. Kim Jong-un, actual líder supremo parece no responder a los requerimientos de Pekín para generar estabilidad regional, en 2016 tiene lugar un nuevo ensayo, presumiblemente de una bomba de hidrógeno. En marzo de 2016 China vota a favor de la imposición de sanciones económicas a Corea del Norte, el régimen de sanciones más severo que se ha impuesto a la fecha a país alguno. Junto a las protestas chinas por el desarrollo nuclear de Corea del Norte, está la insistencia de China por la reanudación de las conversaciones para analizar y detener el programa nuclear norcoreano, que se encuentran detenidas desde 2009 cuando Corea del Norte decide retirarse. Finalmente, la fecha del 20 de enero de 2017, en el que EEUU contará con un nuevo presidente, una nueva administración:  nueva política para Asia-Pacífico, con miras e intereses diferentes respecto a sus relaciones con el antiguo imperio del centro, un posible reforzamiento y endurecimiento sobre la base de las acciones políticas llevadas a cabo por la hasta ahora administración Obama (un ejemplo de todo ello es la no inclusión de China en el acuerdo del Tratado de Libre Comercio del Pacífico), o tal vez todo lo contrario. Pero lo que sí que resulta claro es que Taiwán, Hong Kong y Corea del Norte son un serio desafío para Pekín. ¿Cómo se enfrenta a la gestión de esta realidad China?, ¿el “modus operandi” de Pekín resulta el adecuado frente a un conjunto de cambios que escenifican una realidad bastante diferente a la hasta ahora conocida? En el caso de la ciudad autónoma de Hong Kong se está a la espera de unas posibles nuevas elecciones que desbloqueen la política de este territorio, pero, si los resultados electorales son similares a los últimos, ¿cuál será la reacción de Pekín?, ¿sabrá valorar el cambio sociológico electoral, el impacto real de las protestas de 2014?, ¿seguirá cultivando las alianzas con los oligarcas hongkoneses con el doble objetivo de controlar la economía y posibles manifestaciones prodemocráticas? En realidad, ¿Pekín quiere mantener el estatus establecido en Hong Kong desde 1997, sin mejorar su modelo político al que se comprometió cuando la realidad ha mutado? Respecto a Taiwán, la realidad de la actual tensión diplomática tendrá su verdadero punto de inflexión con las acciones diplomáticas que pueda realizar la flamante nueva administración de Donald Trump, el verdadero apoyo para el gobierno taiwanés, con total seguridad la próxima visita de la presidenta Tsai Ing-wen a territorio norteamericano va a resultar de gran interés. Y en gran medida, ante la modificación en las actuales relaciones comerciales entre China y Taiwán, donde por parte del gobierno taiwanés se busca una mayor diversificación y un alejamiento no sólo de los tentáculos políticos como económicos chinos. Por último, la cuestión del régimen coreano de Kim Jong-un, Pekín necesitará de la posible implicación de actores regionales que permitan dar solución a la inestabilidad que las diferentes acciones del régimen de Corea del Norte, Pekín debiera demostrar una mayor capacidad e influencia ante este régimen, ya que parte de su imagen y proyección estratégica está en juego, no todo reside en una simple demostración de fortaleza y musculatura militar, sino que también se requiere de otra serie de “acciones” que permitan una adecuada capacidad de acción ante una cuestión tan seria como es la capacidad nuclear de Corea del Norte y la estabilidad de la propia península coreana. Pekín, requerirá de una posible transformación ante la readaptación política que pueda producirse bajo la nueva administración norteamericana pero también a una mejor comprensión de los cambios que se vienen dando a nivel doméstico y regional, ¿será posible un cambio en la aptitud y actividad de China?

27 de enero de 2017






























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