Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

Español English

Observatorio PSyD

El observatorio opina

22 de Abril de 2016

Consecuencias derivadas de la guerra de Siria (III)

Jorge Garris Mozota
Doctor en Historia y Politólogo.
Máster en Liderazgo, Diplomacia e Inteligencia, CEU Abat Oliba.

Como final a esta serie de artículos dedicados a la guerra de Siria y sus consecuencias, es obligado tratar de uno de los efectos que más han impactado en la sociedad europea: las migraciones.

Pero antes de ello, no deberían olvidarse ciertos detalles que han coadyuvado a lo anterior, o al menos eso es lo que desde Occidente hemos observado tal y como se nos ha presentado.

Uno de los vectores catalizadores en la citada guerra ha sido la aparición y desarrollo del autodenominado Estado Islámico que, al margen de consideraciones sobre cómo debe llamársele, ha influido de una manera determinante en el conflicto y en la postura de los diferentes actores internos y externos implicados.

Del Estado Islámico ya conocemos muchos datos, su origen en el contexto de la invasión de Irak por parte de los EEUU en 2003, cuando su “núcleo fundacional” era conocido como Organización para el Monoteísmo y la Yihad,  que tras diversos avatares y reorganizaciones bajo la égida de varios líderes, desde Abu Musaf al Zarqaui pasando por Rashid al Baghdadi hasta el actual líder Bakr al Baghdadi tras la muerte del anterior, fue conformando un grupo terrorista insurgente actual que combinaba sus acciones con una gran campaña publicitaria.

Todo ello ya lo hemos podido contemplar estupefactos hasta la fecha y también se sabe que sus integrantes pertenecen en el mayor porcentaje a la rama sunita del Islám y  en concreto wahabita; interpretación esta última muy rigorista de la anterior y con gran desarrollo en la vecina Arabia Saudí, gracias precisamente al apoyo dado a esta corriente de la escuela hanbalí por la familia Saud, la que rige los destinos del país.

No es menos conocido que el wahabismo tiene una cosmovisión radical y sectaria con respecto al resto de corrientes del Islam a las que no duda en tildar de apóstatas y merecedoras de la muerte. Es por ello, que Arabia Saudita junto con el resto del Consejo del Golfo, atentos al control de los intereses geoeconómicos ligados al Oriente Próximo y Medio entran en abierta competencia con los de Irán, el país del chiísmo. No resulta de este modo extraño que el EI en sus acciones ocupara zonas del terreno por donde discurrían importantes oleoductos con salida al mar Mediterráneo.

Por lo demás; el origen de sus integrantes, su modus operandi, las extorsiones a las que someten a las poblaciones ocupadas, la destrucción del patrimonio cultural mundial además de la venta del mismo en el mercado negro, el negocio del crudo también en el mismo mercado, y al final de todo, tras no muy fructuosas acciones militares de la Coalición seguidas por las de Rusia y las posteriores colaboraciones además de tentativas de alto el fuego, junto con las combinaciones de ataques por parte del Ejército Sirio y de los insurgentes, han provocado de forma imparable el mayor movimiento masivo de personas en el último siglo.

Atrás quedaron los tiempos felices en los que paulatinamente se iba consolidando la idea de una Unión Europea, con las miras puestas en la convergencia política y económica, la ciudadanía europea y por ende la libertad de movimientos y capital, amén de la garantía en la defensa de los derechos humanos, todo ello como conjunto de componentes del código de valores de la UE.

Este debate de los años 80 sobre la “libre circulación de las personas” dio paso a la creación del Espacio Schengen, con la firma en esa ciudad luxemburguesa de los países del BENELUX, además de Francia y la República Federal Alemana, el 14 de junio de 1985. Desde el principio se postuló como conditio sine quanon que el mismo no pusiera en peligro la seguridad de los Estados miembros, y para ello se puso en marcha la ardua labor de confeccionar una bases de datos SIS (Schengen Information System) y otras sobre huellas dactilares y documentos falsificados (FADO), solicitudes de asilo (EURODAC) y visados (VIS), que mejoraran la confianza mutua entre dichos Estados y facilitara el control del acceso desde el exterior a los mismos, para posteriormente en el 19 de junio de 1990, llegar a la firma del Convenio de aplicación.

En el año 2003, durante el Consejo Europeo de Salónica, se postuló “la posible creación de una estructura operativa comunitaria, para mejorar la cooperación operativa en la gestión de fronteras exteriores y marítimas.” Esta postura supuso dar luz verde al proyecto de creación de la Agencia Europea para el Control de Fronteras, FRONTEX, con la que se pretendía armonizar las distintas políticas aduaneras de los países miembros en aras de constituir una auténtica frontera exterior comunitaria que permitiera la deseada libertad de movimientos entre países de la Unión.

Durante el año 2007, se creó una nueva base de datos, la SIS-II, que ponía la rúbrica a la labor anterior de abolición de controles en las fronteras interiores, el paso a través de las fronteras exteriores, la separación en los terminales de los aeropuertos entre ciudadanos pertenecientes o no a dicho Espacio, la armonización de los visados para estancias cortas en los distintos países y los primeros pasos para la consecución de un “Schengen del mar”.

La agencia FRONTEX contemplaba siete principales rutas de acceso irregular, a saber: mediterránea del Oeste, mediterránea central, mediterránea del Este, de Apulia y Calabria, circular de Albania a Grecia, Balcanes Oeste y fronteras del Este.

En los últimos años, las zonas de mayor afluencia habían sido las de Canarias, estrecho de Gibraltar y la de Libia, esta última de rápido ascenso tras la intervención militar de la Coalición internacional y la posterior guerra civil que llevó al derrocamiento del coronel Muamar el Gadafi. En el estrecho de Gibraltar el control de las migraciones irregulares había mejorado mucho gracias a la aplicación y desarrollo del SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior), coordinado con el Centro Nacional de Vigilancia Marítima en Madrid, y diversos Centros Regionales en el Mediterráneo, Estrecho, Atlántico y Cantábrico.

Pero la guerra de Siria iba a ser el hito de gran trascendencia que pusiera en jaque todo este desarrollo y control sobre las fronteras exteriores; iba a suponer uno de los mayores dramas humanitarios y de migraciones forzadas que incidieran directamente en la UE y en el Espacio Schengen.

Como afirmó el ex Coordinador Humanitario Regional de la ONU para la crisis de Siria, Nigel Fisher: “No nos olvidemos de que el desplazamiento es la manifestación de la cruda realidad de la impunidad que reina en Siria. Si alguna vez un conflicto armado se ha caracterizado por la ausencia de proporcionalidad y distinción, la guerra civil en Siria debería serlo”.

Entre los años 2011 y 2015 se produjeron a consecuencia de la guerra en dicho país, ocho millones de desplazados internos y cerca de tres millones externos hacia otros países, afectando a más de la mitad de la población siria, que en los momentos actuales se encuentra en el más completo estado de depauperación y desarraigo; datos trágicos sin duda, que provocaron unas incesantes oleadas de irregulares refugiados sobre las fronteras exteriores de la UE, la mayor parte de los cuales con la intención de no regresar jamás a su país de origen.

Desde el primer momento se plantearon muchos problemas para la FRONTEX, y el principal fue la incapacidad por parte de las oficinas de aduanas de seguir el protocolo establecido para designar a una persona como asilado, el cual resultó nada flexible  ante la llegada de miles de refugiados, máxime si no se demostró excesivo celo por parte de las autoridades de ciertos países así como la actuación de determinadas ONG, dicho protocolo se mostró inoperante con el consiguiente resultado de miles de refugiados irregulares y descontrolados dirigiéndose hacia los países europeos.

Desde el  momento en el que las autoridades de la UE decidieron afrontar la gestión de la crisis, llegando incluso a calcular cuotas de refugiados que cada país miembro debía acoger en función de parámetros económicos, políticos y sociales, hubo países en el Este de la UE, que se opusieron a dicha decisión, llegando incluso a construir fortificaciones que impedían a los flujos migratorios penetrar en sus territorios produciendo el desvío de los mismos hacia otros países como Alemania y Suecia, principalmente.




    
La postura de estos países del Este no pudo calificarse sino de egoísmo y falta de solidaridad tanto con la población refugiada como con el resto de la UE, máxime tratándose de países que han sido focos emisores de emigrantes hacia el resto de la Unión y no siempre de forma regular. Este hecho produjo otra crisis, pero esta vez institucional y política, dentro de la Unión.

Pero otro hecho no podía escaparse de la observación del fenómeno, y es que los países colindantes tales como Líbano, Irak, Egipto, Jordania y Turquía, absorbieron la mayor parte de los flujos migratorios; siendo este último país quien ha tenido la llave de la compuerta de dichos flujos que desde allí utilizaron la ruta de los Balcanes para penetrar en el corazón de la UE, y más concretamente hacia Alemania, cuya canciller Ángela Merkel tuvo que desdecirse de sus primeras declaraciones y ofrecimientos ante la posterior presión política y ciudadana de sus compatriotas que asistían espeluznados a cómo se producían actos de vandalismo y violencia protagonizados por estos migrantes que ya no eran, como reflejaban los datos reales, procedentes solamente de la guerra de Siria.

Otra consecuencia de todo, fue el ascenso en intención de voto y de apoyos a grupos y partidos políticos identitarios y anti inmigración, a la vez que euroescépticos, en los principales países de la UE, pero sobre todo en Francia y Alemania, los dos motores económicos y políticos de la misma; aunque también existen y cobran fuerza progresivamente en muchos países del Este como Rumanía, Hungría, Bulgaria, y Polonia además de Rusia.

El auge de estas posturas, recordó libros como el de la autora Guiselle Littman (Bat Ye´or) que escribió “Eurabia: the euro-arab axis”, en donde se argumenta toda una política a favor de la inmigración musulmana y la arabización de la UE, así como la defensa de la compatibilidad entre Corán y democracia. También se recordó a la Unión Paneuropea y los postulados del conde de Kalergi en “Praktischer Idealismus” allá por los años treinta y en pleno funcionamiento actual a través de delegaciones en casi todos los países europeos, de promover el mestizaje de la población autóctona europea a través de la catalización de movimientos migratorios masivos.

En recientes fechas, y de acuerdo con lo estipulado en el artículo 2.2. del Tratado Schengen, las autoridades nacionales pueden “Reintroducir excepcional y temporalmente controles fronterizos internos en caso de grave amenaza para la seguridad y de deficiencias graves en las fronteras exteriores que puedan poner en peligro el funcionamiento general del Espacio Schengen”. Estas medidas fueron adoptadas por Alemania, Austria y Eslovenia, y posteriormente se cerraron las fronteras en el anterior además de Macedonia, Croacia y Serbia, generando grandes bolsas de refugiados retenidos en Grecia y Turquía.

Para finalizar, y con el propósito de favorecer el análisis crítico sobre todo lo anteriormente expuesto en éste y anteriores artículos, se significa que los países del Consejo del Golfo, de gran renta y riqueza, así como Israel, no han sido receptores del flujo de migrantes, ni se han instalado campos de refugiados; la dirección de los mismos sigue siendo hasta la fecha la misma, hacia el centro de gravedad de la UE.

22 de abril de 2016
 





Descargar documento en PDF:

‹ volver

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa