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Observatorio PSyD

El observatorio opina

18 de Junio de 2014

Comentarios sobre el Annual Risk Analysis de la Agencia europea para la cooperación en las fronteras exteriores (Frontex)

Fernando Arlettaz
Investigador del Laboratorio de Sociología Jurídica.
Universidad de Zaragoza.
Miembro del SEIPAZ.

Como es sabido, la entrada en vigor en 1995 de los Acuerdos de Schengen dio nacimiento al denominado Espacio Schengen. Este espacio implica la supresión de los controles en las fronteras interiores entre los Estados que lo componen, así como el establecimiento de pautas comunes para el control de las fronteras exteriores. Igualmente, los países miembros del Espacio Schengen tienen normas comunes sobre visados y asilo.

La Agencia para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados de la Unión Europea (más conocida como Frontex) fue creada por Reglamento EC 2007/2004 del Consejo Europeo. La Agencia coordina la gestión de las fronteras europeas y el accionar conjunto de los Estados miembros. Entre otras funciones, planea y coordina operaciones conjuntas, desarrolla estándares de entrenamiento para los guardias fronterizos, recopila y analiza información sobre el cruce de las fronteras exteriores, asiste a los Estados miembros en las operaciones de retorno de nacionales de terceros Estados y desarrolla sistemas de intercambio de información entre los Estados miembros.

En mayo de este año, Frontex publicó su Annual Risk Analysis, en el que se presenta un panorama de tendencias generales en relación con el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea y de los Estados Asociados al Espacio Schengen (Islandia, Noruega, Suiza). Los indicadores utilizados se refieren fundamentalmente a las tendencias migratorias, pero incluyen también el análisis de aspectos de seguridad interior, particularmente los relativos al crimen transfronterizo. El informe es extenso y presenta muchísima información, por lo que sólo haremos aquí un rápido repaso de algunos datos que nos parecen importantes.

Un primer elemento de análisis viene dado por los datos sobre denegaciones de entrada a nacionales de terceros Estados. Según el informe, estas denegaciones se incrementaron un 11% en 2013 en relación con 2012. Sin embargo, en el mediano plazo no se puede apreciar necesariamente una curva ascendente: los rechazos en frontera disminuyeron en 2010, aumentaron en 2011 y volvieron a disminuir en 2012 (en todos los casos en comparación con el año anterior respectivo).

Los rechazos en frontera afectaron principalmente a personas de nacionalidad rusa, seguidas por ucranianos y albaneses. En los Balcanes, la liberalización de la política de visados que benefició a nacionales de Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina y Albania habría producido también un incremento en el flujo transfronterizo terrestre y un correlativo aumento de los rechazos en frontera.

Es difícil mesurar el peso real de este incremento de las denegaciones de entrada en relación con los movimientos de personas en general. En efecto, no existen informes sistemáticos por parte de los Estados sobre el número de personas que cruzan la frontera exterior. En el caso de las fronteras aéreas (es decir, aquella frontera ideal que se materializa en los controles de los aeropuertos), las estadísticas sobre el número de pasajeros en vuelos provenientes de fuera de la UE o del espacio Schengen pueden dar una aproximación al fenómeno. Los datos son más difíciles de obtener en el caso de fronteras marítimas y terrestres.

Un segundo dato de interés es el relativo a los intentos de cruzar ilegalmente la frontera exterior detectados por los funcionarios de control de fronteras. Según el informe, en 2013 se detectó un 48% más de personas intentando cruzar ilegalmente la frontera exterior, en relación con 2012.

Este dato considerado aisladamente parecería dar razón a las voces alarmistas que alertan contra una avalancha de ingresos irregulares. Sin embargo, una interpretación contextualizada debe llevar a una conclusión mucho más moderada. En primer lugar, los niveles de 2013, aunque superiores a los de 2012, son comparables a los de 2009 y 2010 e inferiores a los señalados durante la primavera árabe en 2011. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que los datos relevados se refieren a detecciones de intentos de cruce ilegal de las fronteras, pero no al número de intentos en sí mismo. El aumento en el número de detecciones puede deberse a un endurecimiento de los procedimientos de control y no necesariamente a un incremento del fenómeno en sí mismo. Desde luego, no es posible afirmar que todos los incrementos se deben sólo a un mayor desarrollo de los sistemas de detección; pero tampoco se puede descartar que éste sea un factor relevante en la consideración estadística, factor que en muchos casos puede tener un efecto distorsionador importante (es posible por ejemplo que en algunos casos puntuales una disminución real del fenómeno aparezca como un incremento, en razón de un aumento significativo de los medios puestos para su detección).

La nacionalidad más representada en estas detecciones es la siria. Evidentemente, esto se explica por el persistente conflicto interno en este país. En conjunto, los sirios, los eritreos, los afganos y los albanos representaron más de la mitad de las detecciones.

El informe identifica varias rutas de acceso ilegal: ruta del Mediterráneo central; ruta del Mediterráneo oriental; ruta de los Balcanes occidentales; ruta circular Albania-Grecia; ruta del Mediterráneo occidental; ruta de Apulia y Calabria; ruta de la frontera oriental; ruta de África occidental; ruta del Mar Negro; y una categoría residual de otras. Según se indica, la mayoría de las detecciones fueron realizadas en el Mediterráneo central.

En la ruta del Mediterráneo occidental (que corresponde a los desplazamientos desde Marruecos y Argelia hacia la costa mediterránea española, Ceuta y Melilla), el número de detecciones en 2013 fue de 6.800. Esto representa un incremento moderado (el 7%) en relación con 2012. Casi dos tercios de las detecciones que corresponden a esta área se produjeron en Ceuta y Melilla. Según el informe, esta distribución de los desplazamientos se debería a una mayor efectividad en la prevención de las salidas por mar por parte de las autoridades marroquíes y a las mayores medidas en el Mediterráneo.

En los desplazamientos terrestres a través de esta ruta la inmensa mayoría de las personas interceptadas eran de nacionalidad desconocida (aunque en general se asume que son subsaharianos); en los casos de nacionalidad identificada, el mayor número corresponde a nacionales argelinos. En los desplazamientos marítimos, los países más representados por su nacionalidad son Argelia, Mali y Marruecos.

Los desplazamientos irregulares en la ruta del África occidental (desde el Sahara hacia las islas Canarias) prácticamente no han tenido cambios en 2013 en relación con 2012: se han detectado 280 desplazamientos irregulares, lo que representa un incremento mínimo del 0,3%. La mayoría de los migrantes son originarios de Marruecos, siguiendo luego Mali y Burkina Faso.

Un tercer dato relevante viene dado por el número de solicitudes de asilo. En 2013 se registraron en torno de 353.000 solicitudes. Se trata sin embargo de datos provisionales, ya que los datos definitivos de 2013 no estaban disponibles al momento de la publicación del informe. Este dato significaría un incremento del 28% en relación con 2012.

Por lejos, la nacionalidad más representada fue la siria. En cualquier caso, aunque el número de solicitudes de asilo de sirios fue alto (alrededor de 50.000), representa una parte ínfima del número de sirios que según datos de Naciones Unidas buscan protección internacional (en torno de 2,3 millones a febrero de 2014). En número de solicitudes presentadas los sirios son seguidos por los rusos (en particular, por rusos de origen checheno) y los afganos.

Finalmente, el último elemento que comentaremos es el de las decisiones de expulsión y las salidas efectivas de personas expulsadas. En 2013, el número de órdenes administrativas o judiciales de abandono del territorio fue de 224.000, lo que representa una disminución de 17% en relación con 2012 (aunque las cifras podrían estar falseadas por motivos estadísticos, ya que algunos países sólo informan de los retornos efectivos y no de las decisiones). Este dato debe ser puesto en relación con el número de personas que fueron detectadas en situación de estancia irregular: alrededor de 340.000 en 2013. El número de personas en situación irregular detectadas por las autoridades viene disminuyendo progresivamente desde 2008 cuando fueron reportados 440.000 casos.

Como es lógico, el número de nacionales de terceros Estados efectivamente retornados a terceros países es inferior al número de decisiones de expulsión. En 2013, el número de nacionales de terceros países retornados fue de 160.000. En torno del 54% de estos retornos se llevaron a cabo de forma forzada. Grecia, Francia y el Reino Unido reúnen por sí solos aproximadamente la mitad de los retornos forzados.

Un análisis detallado del contenido del informe requeriría mucho tiempo. Aquí hemos querido solamente llamar la atención sobre algunos datos significativos. Sólo resta insistir en la necesidad de considerar detenidamente la información disponible para evitar afirmaciones apresuradas (como las que abundan en algunas fuentes periodísticas) que sirven únicamente para generar confusión.

11 de junio de 2014






































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