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Observatorio PSyD

El observatorio opina

10 de Noviembre de 2021

ATLAS Network: una red especial

Raúl Cesar Cancio Fernández
Letrado del Tribunal Supremo
Académico Correspondiente Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Doctor en Derecho


Hace bien poco se conmemoraba los veinte años de los atentados terroristas ocurridos en las ciudades de Nueva York y Washington. Un hito generador de extraordinarios efectos globales apreciables en ámbitos tan diversos como la seguridad nacional, la política exterior, la vigilancia, el discurso de los medios de comunicación, los ordenamientos jurídicos y las relaciones humanas en general, todos ellos, enteramente legibles en clave de seguridad, no en vano fueron justificados desde la Administración Bush como ineludibles frente a la amenaza de un nuevo enemigo: el terrorismo internacional de corte islámico fundamentalista. Y aunque el epicentro de las transformaciones debamos radicarlo en los Estados Unidos de América, éstas no tardaron mucho en ser exportadas y recogidas conscientemente por otros Estados para avanzar en sus agendas políticas.

Un ejemplo arquetípico de esta disrupción es la reservada organización de la que vamos a hablar en estas líneas. Fíjense, antes del 11-S, el mundo en general (Hermanos Musulmanes en Egipto, FLN argelino, el PKK kurdo, los Weathermen norteamericanos, el Ejército Rojo Japonés, los Tigres de Tamil o el MK angoleño) y Europa en particular, no era ajena a la amenaza que el terrorismo empezaba a significar, representada en este ámbito por la ETA, el IRA, el RAF o las Brigadas Rojas. Sin embargo, no fue hasta el secuestro del equipo olímpico israelí en Múnich en 1972 y su desastroso y trágico desenlace cuando los gobiernos se dieron cuenta de lo perentorio en contar con unidades de policía de intervención táctica especializadas en la lucha contraterrorista. Necesidad que se vio confirmada a raíz del secuestro, cuatro años después, de un autobús de escolares en Yibuiti por miembros del Front de libération de la Côte des Somalis. De esos episodios surgieron unidades de operaciones especiales en el seno de los cuerpos de seguridad de Alemania y Francia como el Grenzschutzgruppe 9 (GSG9) o el Groupe d´intervention de la Gendarmerie Nationale (GIGN), imitando esa iniciativa países como Bélgica (Diane); Suiza (Argus); Austria (COBRA) o España (GEO).

Para alcanzar el nivel de excelencia que demandaban estas unidades, se enfatizaba en la formación y adiestramiento permanente de sus operadores y, cuando fueres posible, en el intercambio de información y conocimientos mutuos. Sin embargo, la experiencia práctica en la lucha contra el terrorismo, viene a menudo acompañada de severas servidumbres en términos de prueba y error, a lo que se añade el temor a perder la «ventaja competitiva», que hace que sean especialmente cautelosos a la hora de compartir los conocimientos, experiencia o habilidades especiales, de manera que la cooperación entre este tipo de unidades especiales de intervención se basa en gran medida en contactos informales y, sobre todo, en la confianza mutua.

Por todo ello, en 1996, la Unión Europea impulsó políticamente y por vez primera, una iniciativa de cooperación en este campo cuando el Consejo de la UE decidió crear un directorio de competencias, habilidades y conocimientos especializados en la lucha contra el terrorismo en aras de facilitar la cooperación en intervenciones especiales entre los Estados Miembros, con una dirección rotatoria que, sin embargo, apenas tuvo un reflejo práctico apreciable. Fueron, como se dijo al principio, los ataques del 11-S, el factor que verdaderamente determinó que el Consejo, en una reunión extraordinaria celebrada inmediatamente después de los ataques terroristas, ordenara a Europol que asumiera la responsabilidad del directorio, encomendándose a los jefes de policía europeos que organizaran y coordinaran la cooperación de las unidades especiales de intervención de cada uno de sus países, lo que concluyó con el establecimiento de la Red ATLAS (como el titán clásico, encargado de soportar sobre sus hombros la seguridad de todos), una estructura de cooperación informal entre unidades especiales de intervención en la Unión Europea, con el objetivo inicial de alcanzar el más alto nivel posible de eficacia y profesionalismo a través de una intensa cooperación estructural mutua.

A pesar de que la primera reunión de esta organización tuvo lugar en octubre de 2001 bajo la presidencia del responsable de la Direction des unités spéciales (DSU) belga, no fue hasta 2006 cuando se la dota de cierta naturaleza institucional, merced a la propuesta de Austria, al socaire de la Decisión marco del Consejo de 13 de junio de 2002 sobre la lucha contra el terrorismo (2002/475/JAI) y de la Declaración sobre la solidaridad contra el terrorismo de 25 de marzo de 2004 y desde la certeza que ningún Estado miembro de manera individual cuenta razonablemente con todos los medios, recursos y conocimientos para hacer frente de manera eficaz a la pluralidad de potenciales situaciones de crisis de gran magnitud que exijan una intervención especial. Desde esta premisa, se establecieron una serie de normas y condiciones generales según las cuales se habilitaba a las unidades especiales de intervención de un Estado miembro a prestar asistencia o actuar en el territorio de otro Estado miembro, cuando éste último hubiera solicitado su intervención y aquéllas lo aceptaran para hacer frente a una situación de crisis. De esta iniciativa germinal surgió posteriormente la Decisión 2008/617/JAI del Consejo, de 28 de junio sobre la mejora de la cooperación entre las unidades especiales de intervención de los Estados miembros de la Unión Europea en situaciones de crisis, instándose a éstos en su artículo 5 para que velen y promuevan que sus unidades especiales de intervención celebren reuniones y organicen actividades de formación y ejercicios en común siempre que sea necesario, con el fin de aprovechar la experiencia ajena y de intercambiar conocimientos especializados e información general, práctica y técnica sobre la manera de hacer frente a situaciones de crisis, financiándose con cargo al presupuesto de la Comisión Europea y de la Dirección de Interior.

No obstante, y como acabamos de ver, aun siendo el objetivo principal de la red ATLAS el de la formación mutua según un estándar común, la previsión de una cooperación ampliada a nivel operativo mediante la asistencia a los países vecinos es todavía un asunto a desarrollar plenamente, al mostrarse los gobiernos reacios a dar permiso para el despliegue de unidades «extranjeras» en su territorio soberano, especialmente cuando esto, por definición, implica el posible uso de fuerza letal. No obstante, en la elaboración del plan estratégico plurianual de la UE de 2004 sobre cooperación policial y judicial —el llamado Programa de La Haya— se incluyó explícitamente el desarrollo de un marco legal para la cooperación operativa en intervenciones especiales.

En cualquier caso, para lograr los objetivos referidos, y siempre dentro de un entorno de discreción normativa y contactos informales que se confirmó en la votación celebrada en 2017, con ocasión de la reunión de trabajo del Consejo de la UE para el fortalecimiento de la Red Atlas (Bruselas, 1 de septiembre de 2017) en la que los comandantes de las unidades de cada Estado miembro votaron a favor de la continuación como red independiente, pero en cooperación más estrecha con Europol, se creó la Oficina de Apoyo Administrativo (ASO) de ATLAS con sede en las instalaciones de la Europol en La Haya, de manera que pudiera beneficiarse de los sistemas de TI (como el sistema SIENA 2), facilitar la cooperación con otras unidades de Europol e incluir a la red en las actividades de creación de capacidad organizadas por el agencia, para lo que se encuadró orgánicamente en el European Counter Terrorism Centre (ECTC) de Europol, el organismo responsable de facilitar la cooperación y el intercambio de información contra el terrorismo entre las autoridades especializadas, así como de proporcionar análisis operacionales. El centro incluye también la Unidad de Referencia de Internet (IRU) que se ocupa de la investigación yihadista en línea.  La referida ASO está directamente vinculada al director del ECTC, quien proporciona apoyo administrativo y logístico para la implementación del Programa de Trabajo Anual de ATLAS, así como el desarrollo de la Presidencia de ATLAS, proporcionando contactos con los expertos estratégicos y operativos de Europol en los ámbitos pertinentes de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia grave organizada. Se ha mejorado asimismo la cooperación entre las unidades de la red en otros aspectos, liberándose fondos europeos para la creación de una base de datos operativa que actúe como biblioteca sobre las operaciones completadas y como apoyo para la adquisición de equipos especiales comunes, así como para la creación de un grupo de expertos en equipos y tecnologías, y en la instrucción al personal de cada unidad de la red ATLAS en el uso de la plataforma de comunicación segura de Europol «EurOPs».

La red ATLAS que agrupa actualmente a treinta y ocho unidades especiales de intervención integradas en los cuerpos de policía[1] y gendarmería[1] de los veintisiete estados miembros de la UE, así como las de Noruega (Beredskapstroppen [Delta Norge]), Reino Unido (Specialist Firearms Command [SCO19]), Suiza (Einsatzgruppe TIGRIS) e Islandia (Sérsveit ríkislögreglustjóra [Viking Squad])

Rumanía, España, Francia, Italia y Portugal, al contar con institutos armados de naturaleza militar, aportan cada uno dos unidades a la red ATLAS, la correspondiente a la policía y la encuadrada en la fuerza de gendarmería (también Países Bajos, Polonia y Lituania, pero no lo hacen). Alemania, aun sin contar con este tipo de institutos armados, incorpora el Spezialeinsatzkommando (SEK) del Lander de Baden Württenberg, lo que también podría hacer nuestro país a través del GOES de la Policía Nacional, del Grupo Especial de Intervención (GEI) catalán, del Berrozi Berezi Taldea (BBT) vasco, del Grupo de Intervenciones Especiales foral e incluso de los Grupos de Respuesta Inmediata de la policía municipal de Madrid. Nótese la calidad y variedad de la comunidad táctica española, que unidades de la excelencia del Grupo de Acción Rápida (GAR) o la Unidad de Respuesta y Rescate de la Guardia Civil, no forman parte de la red Atlas.

En los últimos años se han organizado periódicamente ejercicios conjuntos de lucha contra el terrorismo, así como seminarios, estudios e intercambio de materiales entre las unidades especiales de intervención de diversas formaciones, siendo el último de ellos el organizado el pasado 21 de octubre en el aeropuerto de Ciudad Real, donde se desarrolló un ejercicio de procedimientos tácticos de apertura, con medios mecánicos y explosivos, y técnicas de dominio y control, en los supuestos de incidentes críticos con rehenes en aeronaves, con la participación de unidades de élite de Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Holanda, Italia, Lituania, Portugal y Suecia.

En síntesis, Atlas no es, como creíamos, el hijo de Jápeto y la ninfa Clímene, sino de los ataques del 11-S, ni tampoco hermano de Prometeo, Epimeteo y Menecio, más bien de la inquietud y el horror de las sociedades occidentales tras la caída de las torres.


(Las referencias figuran el el documento pdf)

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