Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

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Observatorio PSyD

El observatorio opina

26 de Mayo de 2013

Algo más que recortes

Carlos Calvo González-Regueral
Jefe del Estado Mayor. Brigada Logística

El pasado 23 de mayo el Secretario de Estado de Defensa (SEDEF) compareció ante la comisión de defensa del Congreso para informar sobre la ejecución de los presupuestos del departamento durante el ejercicio 2012 y explicar el plan de renegociación y reprogramación de los compromisos adquiridos en relación con los denominados programas especiales de armamento (PEA,s).

Durante aproximadamente dos horas y media el SEDEF explicó determinadas medidas abordadas por el Ministerio de Defensa, y en especial por la Secretaría de Estado, durante la presente legislatura, pero de cuyo análisis se pueden deducir algunas medidas de transformación estructural que, de alguna manera, pasan desapercibidas para la opinión pública, pero que tienen transcendencia para el futuro.

Los medios generalistas han centrado la información proporcionada en los datos ofrecidos sobre la ejecución del presupuesto o sobre la evaluación de la, en nuestra opinión mal llamada, “deuda de defensa”. Los medios especializados han abordado este último aspecto con mayor detalle, estudiando fundamentalmente el impacto que los datos ofrecidos tienen sobre el tejido industrial de defensa español. Sin embargo la comparecencia ha abordado medidas a corto plazo, ya adoptadas, con otros a medio plazo (reprogramaciones) y otras de carácter estructural. La liturgia también es importante. Durante la comparecencia del SEDEF estuvo presente el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). ¿Tan sólo interés o compromiso corporativo? Entendemos que la presencia del JEMAD puede interpretarse como la imagen de una colaboración más estrecha entre ambas autoridades, máximos responsables de determinar las capacidades militares necesarias para que las FAS cumplan con sus misiones y de proporcionarles los recursos necesarios. Esta idea de adecuar necesidades a posibilidades en el marco del planeamiento de la defensa impregna la comparecencia, y la presencia de ambas autoridades resulta significativa en este sentido.

En relación con la ejecución presupuestario durante 2012, las cifras presentadas contemplan un presupuesto real por un importe total de unos 8700 millones de euros, de los que alrededor de 4500 (51%) corresponden al capítulo 1 –gastos de personal-, porcentaje muy alejado del 71% que supondría este capitulado con respecto al presupuesto ordinario. El análisis de los costes asociados al personal requeriría un estudio más profundo que nos alejaría del propósito que nos planteamos hoy.

Los costes asociados al material, el otro 49% del total real, se reparten entre sostenimiento (14%) e inversiones (32%). El 3% restante correspondería a capítulos 4 y 7 –transferencias corrientes y de capital, respectivamente-. En el ámbito de las inversiones, el objetivo planteado en 2012 era el de, con carácter inmediato, saldar las deudas heredadas de ejercicios anteriores como paso previo para, no solo cumplir los compromisos de toda buena administración con sus proveedores, sino abordar otras medidas sin lastre sobre las espaldas. De esta manera el exiguo capítulo 6 –inversiones- del presupuesto ordinario se vio complementado con un crédito extraordinario de 1782 M de euros y otros 396 M del fondo de contingencia. Estas dos inyecciones de fondos elevan el capítulo 6 desde los 654 M a un total de 2832 M, según las cifras proporcionadas por el propio SEDEF, que no permiten, evidentemente abordar nuevas inversiones pero eliminan carga en cuanto a deuda adquirida y de alguna manera “ponen el contador a cero”. El capítulo 2 –compra de bienes y servicios- se quedaría con el papel de cenicienta en esta historia. 

El siguiente objetivo es el de reprogramar los compromisos de pago pendientes a medio y largo plazo y que condicionan la capacidad financiera del departamento para abordar nuevos proyectos y, por tanto, su capacidad inversora y de generación de riqueza. Es importante destacar que aunque un objetivo no menor es el de producir ahorros en el contexto macroeconómico general, el enfoque presentado ofrece un aspecto especialmente interesante. La reprogramación se realiza desde un punto de vista integral tanto en el conjunto de los programas, aunque no todos se revisan, sino también desde el punto de vista de necesidades a satisfacer en el marco del planeamiento militar. Destaquemos en este sentido que, lo que hasta ahora eran programas puros de adquisición de plataformas, pretenden ser abordados con un enfoque general incluyendo necesidades asociadas y apoyo en ciclo de vida, como se venía demandando desde hace tiempo tanto desde las FAS como desde la propia industria. La reprogramación, que afecta fundamentalmente a programas aeronáuticos, implica diferentes acciones como retraso de entregas, reducción en el número de unidades a cambio de inclusión de apoyo a ciclo de vida y posibilidad de exportación de capacidades excedentarias.

Para no alargarnos no entraremos en el análisis en detalle de cada uno de los programas afectados. Desde nuestro punto de vista lo más interesante es ver que, con las medidas presentadas, el volumen total de inversiones realizadas en estos programas se cifra en 29700 M de euros, en beneficio tanto de FAS como de industria. De esta cantidad el SEDEF indica pagos realizados por 6000 M, otros 8000 M estarían pendientes de financiar y 15000 corresponderían a anticipos del Ministerio de Industria. Según el Secretario, la imputación a deuda de estos últimos “es un problema contable”. ¿Quiere esto decir que se eliminará el compromiso de su devolución al Ministerio de Defensa? No lo sabemos; pero en cualquier caso el Ministerio de Defensa tendrá que afrontar compromisos “entre 800 y 2000 millones de euros anuales” durante al menos 15 años. Esto quiere decir que podemos estimar que no serán posibles nuevas inversiones en programas principales al menos hasta 2020. La fecha estará en función de la reprogramación en detalle en la que se está trabajando. La fuente de financiación de estos compromisos anuales queda pendiente de determinar.

Aquí encontramos un mensaje claro y con doble audiencia. Por un lado hacia la industria a la que parece que se le está diciendo: “Ya que no tengo el lastre de pagos pendientes y he reconducido los programas deben ustedes mirar hacia el exterior, dónde el Ministerio se compromete a apoyar, y hacia el sostenimiento de las capacidades obtenidas en el mercado interior pero sin exigir grandes inversiones que lastren el medio, pero sobre todo, el largo plazo”. La segunda audiencia son las propias FAS a las que se pide ajustar con detenimiento las prioridades operativas con una óptica conjunta y centrarse en necesidades de sostenimiento de la Fuerza a ser posible buscando la actuación común. Podemos aventurar que, hasta 2020, las actuaciones de Defensa irán centradas en las líneas que apuntamos: esfuerzo tanto militar como industrial en el sostenimiento y ajustes para abordar el largo plazo con garantías.

En este sentido es dónde entra la tercera parte de la comparecencia, y la menos comentada, pero que aborda problemas estructurales que se vienen apuntando al menos desde el proceso de revisión estratégica de 2003. En términos de Infantería: se ha taponado la brecha, se mantienen las posiciones y ahora toca consolidar para poder pasar al ataque. Esta consolidación vendrá inevitablemente por la reforma de un sistema de adquisiciones que se concibe como el punto de encuentro entre las Fuerzas Armadas y la industria, y cuyo modelo necesita una revisión.

El modelo de adquisiciones español ha cubierto una etapa pero necesita adaptarse a la nueva realidad, al igual que han hecho los Ejércitos y las propias industrias. No se trata de copiar otros modelos o cambiar porque nos obliga la crisis. El cambio de modelo era inevitable con crisis o sin ella para aprovechar mejor los recursos disponibles, responder a las necesidades de las Fuerzas Armadas y actuar mano a mano con la industria.

En nuestra opinión este es el gran anuncio de la comparecencia. La medida urgente, pagar la letra vencida, ya está tomada, la reprogramación está en marcha para permitir capacidad inversora a medio plazo, y se inicia la reforma estructural que permitirá afrontar el largo plazo con garantías para poder abordar nuevas inversiones. Mientras tanto, el esfuerzo, tanto de industria como de Fuerzas Armadas, está en el sostenimiento de los medios en servicio y de las capacidades adquiridas. Una oportunidad de negocio que no es mala si se sabe aprovechar.

Zaragoza, 25 de mayo de 2013

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