Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

Español English

Observatorio PSyD

El observatorio opina

15 de Abril de 2015

Afganistán, año 1.

David Corral Hernández.
Periodista

La Guerra de Afganistán, la más larga jamás librada por EE.UU., ha terminado formalmente… aunque no definitivamente. Con la llegada de 2015 el escenario que conocíamos desde la caía del régimen talibán cambió sustancialmente. Al frente del país el presidente Hamid Karzai daba paso al tándem formado por su sucesor, Ashraf Ghani, y su primer ministro ejecutivo, Abdullah Abdullah. Con ellos no solo se producía un importante relevo de poder, también llegaba la retirada de las tropas internacionales pertenecientes a la Operación “Enduring Freedom”. Tras trece años de combates, más de 3.500 bajas de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN (ISAF - International Security Assistance Force) y cerca de un billón de dólares en costes, la plena responsabilidad de la seguridad nacional está ya transferida a las fuerzas locales, 350.000 entre militares y policías.

El presidente de los EE.UU., Barack Obama, al igual que otros líderes occidentales han prometido mantener su compromiso con el país y han afirmado que con la Operación “Resolute Support” de la OTAN, la guerra acabará siendo un éxito y se podrá llegar a una conclusión "responsable". Obama, que reconoce que Afganistán sigue siendo un lugar peligroso, ha recordado que el papel de la presencia militar internacional actual, unos 15.000 militares frente a los 140.000 que había en 2009-2010, servirá solo para entrenar, asesorar y asistir a las fuerzas afganas, no para efectuar acciones de combate, tan solo operaciones antiterroristas muy específicas.

La previsión es que para finales de 2016 la única presencia militar de los EE.UU. en Afganistán sea para dar protección a su embajada en Kabul. Este hecho ha sido aprovechado por la insurgencia talibán para lanzar una de sus ofensivas más sangrientas y agresivas desde que fueron derrocados. En un comunicado han asegurado que mantendrán su yihad para expulsar a las fuerzas invasoras y que, aunque la OTAN cambie el nombre de la misión, esta “carece de sentido”. El presidente Ghani ha dicho que está abierto a las conversaciones de paz, pero los talibanes han respondido que combatirán hasta la imposición de un sistema plenamente islámico.

Según la ONU 2014 ha sido el año más mortífero para los civiles afganos. De hecho en ningún otro momento desde 2001, cuando los EE.UU. invadieron el país en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, había sido más peligroso ser afgano. Se han superado las 10.000 víctimas (un tercio muertes y el resto heridos), una cifra que supone un incremento del 22% respecto a 2013 y el mayor número de bajas entre la población civil desde que las documenta la UNAMA (United Nations Assistance Mission in Afghanistan). Las fuerzas afganas, que desde hace meses ya efectuaban el 90% de las misiones por sí mismas, sufrieron el año pasado cerca de 5.000 bajas, más del doble de estadounidenses muertos en el país durante los 13 años de guerra y una tasa que es, para los mandos estadounidenses, “insostenible” de soportar. También en 2014 unos 140.000 afganos, debido al conflicto y a la inestabilidad o falta de seguridad, se vieron obligados a huir de sus hogares y a buscar refugio en las ciudades más grandes del país, como Kabul, Herat o Kandahar, en las que esperan encontrar seguridad, alimentos y empleo.

A la difícil transición política y de seguridad se suma además la económica. Desde el año 2002, según el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR - Special Inspector General for Afghanistan Reconstruction), Estados Unidos ha inyectado más de 104.000 millones de dólares en Afganistán, una cifra que, si se tiene en cuenta la inflación, supera el Plan Marshall que ayudó a Europa a renacer después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin los 8.000 millones de dólares al año que ha garantizado la comunidad internacional al menos hasta 2016, el gobierno Afgano no podría pagar los sueldos de los 350.000 soldados y policías que luchan contra los talibanes y tratan de dar unidad, estabilidad y un futuro al país. Pese a todo hay esperanza. Cada vez más niñas van a la escuela y estadísticas sanitarias como la esperanza de vida o la mortalidad infantil muestran una mejora significativa. La presencia de la OTAN ha supuesto un enorme crecimiento económico.

Según el Banco Mundial el PIB ha aumentado, impulsado por el transporte, la construcción o las telecomunicaciones, de 2.500 millones de dólares en 2001 a más de 20.000. El gobierno de Kabul espera ingresar este año por impuestos y tasas cerca de 1.8000 millones de dólares,... algo menos que lo que podrán sacar los talibanes con los cultivos de opio en Afganistán. La agricultura,… sin incluir al opio, también ha crecido hasta el punto de que los frutos secos han superado las alfombras en las principales exportaciones del país.

Un sector que ha captado la atención de la mayoría de los inversores extranjeros, más allá de telecomunicaciones, banca o medios de comunicación, es la minería. El Servicio Geológico de E.E.U.U. estima que el valor de los depósitos minerales de Afganistán, incluido el oro, el hierro y el cobre, podría generar unos ingresos de entre uno y tres billones de dólares. En teoría, esto podría sustentar a un gobierno y evitar su dependencia del exterior, solo queda que se pueda explotar el potencial sin obstáculos tan complicados como la violencia de los talibanes o Al Qaeda, la corrupción endémica, las luchas étnicas o un largo etc. en una larga y compleja lista de obstáculos.

15 de abril de 2015










Descargar documento en PDF:

‹ volver

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa