Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

Español English

Observatorio PSyD

El observatorio opina

10 de Septiembre de 2013

15 años no son nada, pero cambian todo. “Global Trends 2030: Alternative Worlds”

David Corral Hernández
Periodista TVE

Basado en tendencias socioeconómicas mundiales el National Intelligence Council ha publicado su informe de prospectiva “Global Trends 2030: Alternative Worlds”. Este trabajo identifica tendencias clave que definirán el futuro sistema internacional al tiempo que presenta diferentes escenarios, del mejor al peor. Entre sus conclusiones: la clase media superará en número al resto de clases sociales; habrá escasez de alimentos, agua y energía; el poder se difuminará y pasará de Estados Unidos y Europa a Asia, con China convertida en la principal economía mundial o que la economía europea continuará con su lento declive.  

2030 a la vista

Al inicio de su segundo mandato, como ha sucedido cada cuatro años y cambio de legislatura desde 1997, el presidente estadounidense Barack Obama recibió el informe prospectivo del National Intelligence Council (NIC), el centro de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos encargado de los planteamientos estratégicos a medio y largo plazo. Su contenido ha sido elaborado por especialistas de las 18 agencias de inteligencia de EE.UU., miembros de otros servicios de inteligencia “amigos” y expertos académicos o financieros de decenas de países, entre otras personalidades. Estas amplias aportaciones oficiales y oficiosas, además del gran trabajo que dedica el NIC, hacen de este documento un ejemplar casi único en su especie, tanto en el ámbito gubernamental como en el privado. Esta quinta edición, titulada “Global Trends 2030: Alternative Worlds[1]”, no pretende marcar guías ni políticas a los mandatarios, pero sí plantea diferentes escenarios que pueden ayudar en su toma de decisiones para acciones futuras, tan futuras como un salto generacional. Aunque su influencia en la Casa Blanca es importante, tampoco impone certezas, solo hechos que podrían ser plausibles. Por ello el uso de condicionales es generalizado. En anteriores informes los “could” y “maybe” eran palabras más que habituales. Valga como ejemplo que “could” aparece en 110 ocasiones en el  “Global Trends 2020”, 220 en el 2025 y sube hasta 254 en el de 2030. Por cierto que “España” solo aparece en una ocasión, y es en un gráfico. En esta disección del futuro según el NIC los autores contemplan tres aspectos determinantes:

- Cuatro “Megatendecias” con siete cambios "tectónicos".
- Seis “Elementos de cambio”.
- Cuatro “Mundos posibles” con ocho potenciales “Cisnes negros”. 

  Veamos uno a uno.

  "Megatendencias"  

- Aumento de la capacidad individual. Será posible gracias a que, por primera vez en la historia, "una mayoría de la población mundial no será pobre”. Al descenso significativo de la pobreza en el mundo se le sumará un aumento de la clase media en la mayoría de los países, de los niveles de educación, del uso de nuevas tecnologías de comunicación y fabricación y de grandes avances en cuidados sanitarios. El vínculo entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la llegada de nuevas generaciones de robots y la aparición de “superhombres” capaces de proezas físicas e intelectuales inéditas. Además del vínculo entre el hombre y la tecnología protésica otros ejemplos de grandes avances son los incipientes implantes de retina o las técnicas empleadas para aumentar la función neuronal, que “mejoran la memoria y ayudan a alcanzar una mayor velocidad del pensamiento”. El incremento de individuos que pasan a formar parte de la clase media supondrá además cambios en valores fundamentales, incluyendo el posible refuerzo de identidades religiosas, étnicas y nacionales. 


- Difusión de poder. No habrá un poder hegemónico ya que el “Poder”, como tal, se diluirá y se repartirá entre redes y coaliciones que formarán parte de un mundo multipolar en el que “las tecnologías de la comunicación cambiarán la naturaleza del poder hacia redes polifacéticas y amorfas que se unirán para influir las acciones globales y de los estados”. Estados Unidos perderá su hegemonía. Rusia, Europa y Japón continuarán en declive. El relevo lo dará China, que será la mayor economía mundial, seguida por India y Brasil. La economía de China será un 140 por ciento más grande que la de Japón mientras que la de la India será 16 veces más grande que la de Pakistán. Asia superará a Occidente en términos de producto interior bruto, población, gastos militares e inversiones en tecnologías. Otras naciones que ganarán peso en el ámbito internacional serán Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Nigeria, Sudáfrica, Etiopía y Turquía. 

- Fuerte demanda de alimentos. La demanda de recursos crecerá substancialmente debido a un aumento en la población global y de la clase media. Los alimentos un 35%, el agua un 40% y la energía un 50%. Tecnologías clave como las semillas modificadas genéticamente, las técnicas de riego o la agricultura de precisión, entre otras, sufrirán notables desarrollos. La propiedad de los bienes, ligada a la oferta y demanda, podría ser una fuente de conflictos. También se prevé un incremento del precio de los alimentos, así como una mayor volatilidad. Los más afectados por esta situación serían los países pobres importadores de alimentos, como Bangladesh, Egipto o Sudán. Los biocombustibles serán otra fuente de tensiones. La explotación de los recursos acelerará el cambio climático, causando que las áreas húmedas sean más húmedas y las secas más secas. Habrá más sequías y subirá el nivel de océanos y mares por el deshielo. Ante la escasez que podría darse, el NIC considera que los líderes mundiales deberían ser proactivos y colaborar para evitar conflictos y escaseces en el futuro, mejorando la gestión, los mecanismos políticos y el uso de las tecnologías. Habrá un nexo creciente entre agua, alimentos y clima y ninguno de ellos se podrá abordar como problema sin tener en cuenta los otros dos. El National Intelligence Council encuentra además en estas megatendencias siete cambios “tectónicos” que transformarán al mundo tal como lo conocemos hoy: - Crecimiento la clase media. Por primera vez en la Historia, la mayor parte de los seres humanos no serán pobres. Durante los próximos 15-20 años el crecimiento de las clases medias a lo largo de todo el mundo desarrollado supondrá una expansión substancial tanto en números absolutos como en porcentaje de la población que puede considerarse como clase media. Pasarán de 1.000 millones a 3.000 millones. Este avance será muy beneficioso para las mujeres y la igualdad en zonas como Asia, Oriente o Iberoamérica. Mayores sueldos, educación y participación política permitirán acortar distancias entre géneros y dar a la mujer un papel relevante.

- Amplio acceso a tecnologías letales y destructoras. Será más fácil conseguir un arsenal más amplio de armamento avanzado, como munición para ataques de precisión, armas cibernéticas o instrumentos de bioterror. Los individuos y los pequeños grupos tendrán capacidad para generar violencia, trastornos y alteraciones a gran escala, posibilidades hasta ahora tan solo en manos de organizaciones.

- Cambio definitivo del poder económico al este y al sur. La participación de EE.UU., Europa y Japón en los ingresos globales pueda caer del 56% de la actualidad a mucho menos de la mitad en el año 2030. Occidente perderá su preponderancia económica en detrimento de Asia. En 2008 China superó a EE.UU. como el mayor prestamista del mundo. Se espera que en 2020 la participación de los mercados emergentes en los activos financieros pueda casi duplicarse.

- Envejecimiento sin precedentes y en todos los países de la población. Mientras que en 2012 en el mundo sólo Japón y Alemania han superado una edad media de la población de 45 años, en 2030 lo harán la mayoría de los países europeos, Corea del Sur y Taiwán. La migración llegará a ser más globalizada por la escasez de mano de obra en los países ricos y en los que están en vías de desarrollo.

- Urbanización. La población urbana, que hoy representa aproximadamente el 50 por ciento de los habitantes del mundo, subirá a casi 60 por ciento. Serán cerca de 4.900 millones de personas los que vivan en ciudades o grandes núcleos urbanos en 2030. África reemplazará gradualmente a Asia como la región con la tasa de crecimiento urbano más alta. Los centros urbanos serán generadores del 80 por ciento de crecimiento económico. Existe el potencial para aplicar las tecnologías y las infraestructuras modernas, impulsando un mejor uso de recursos escasos.

- Tensiones por los alimentos y el agua. Como hemos visto, en 2030, la demanda de alimentos aumentará por lo menos un 35% y la de agua un 40%. Casi la mitad de la población del mundo vivirá en áreas que sufrirán carestía de agua. Los estados más frágiles de África y Oriente Próximo son los que sufrirán más riesgo de experimentar escaseces de alimentos y agua, aunque países con mejores perspectivas económicas y sociales, como China y la India, son también vulnerables.

- Independencia energética de EE.UU. Con el gas de esquisto, obtenido a través de “fracking”, EE.UU. tendrá en su propio territorio gas natural suficiente para cubrir las necesidades domésticas y atender a los mercados internacionales durante décadas. El incremento de la extracción de petróleo de yacimientos de difícil acceso se traducirá en una substancial reducción en la balanza comercial neta de EE.UU. y en una expansión económica más rápida. La capacidad sobrante global puede exceder los 8 millones de barriles. En este punto la OPEP perdería la capacidad de controlar los precios, por lo que el precio del crudo se desplomará, causando un impacto muy negativo en las economías dependientes de la exportación de petróleo.

“Elementos de cambio”

- Economía global propensa a las crisis. Las grandes cuestiones que el NIC plantea son ¿la inestabilidad y los desequilibrios globales entre jugadores con intereses económicos diferentes tendrán como resultado un colapso definitivo del sistema? ¿O conseguirá una mayor multipolaridad en el mundo dar mayor elasticidad  al orden económico global? Tanto los países desarrollados como los que están en vías de desarrollo deben hacer frente a complicados desafíos para lograr una nueva "normalidad" en la economía global. Para Occidente, los desafíos estarán marcados por mantener un crecimiento sostenido y sostenible con poblaciones que serán envejecidas. Para China e India, las dos próximas grandes potencias, el principal desafío será de evitar atascarse por las “middle income traps”.

- Falta de gobernabilidad. ¿Podrán los actuales gobiernos y las instituciones internacionales adaptarse lo bastante rápido para asumir y dirigir los cambios o serán superados por ellos? Los potenciales graves déficit de gobierno causados por rápidos cambios políticos y sociales existirán muy probablemente. Los países que pasan de sistemas autocráticos a la democracia tienen una elevada tasa de posibilidades de sufrir una inestabilidad alta. Aproximadamente 50 países están dentro de este grupo de alto riesgo. Si los avances económicos continúan todos ellos podrían sufrir sus propias incongruencias de gobierno. El panorama político será mucho más complicado: Las megaciudades y las organizaciones regionales probablemente irán asumiendo mayores poderes con el paso del tiempo. Las características del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (acciones múltiples y simultáneas, respuestas casi instantáneas y organización masiva sin la limitación de las fronteras geográficas), aumenta el potencial para el cambio discontinuo en el sistema internacional. La expansión y el mayor acceso a tecnologías permitirán a los ciudadanos unirse en redes sociales y desafiar a los diferentes poderes. Las grandes compañías actuales, como Facebook, Twitter o Google, contarán con tal cantidad de datos personales que tendrán más información en tiempo real que muchos gobiernos. Con ellos podrán influir en el comportamiento y en la toma de decisiones de personas e instituciones. Con cientos de millones de usuarios darán forma a un nuevo sistema con comunidades congregadas y vinculadas entre sí por Internet y las redes sociales. Estas tecnologías darán también a los gobiernos, sean autoritarios o democráticos, una capacidad hasta ahora inaudita para vigilar a sus ciudadanos. La tecnología, pese a todo, tendrá un enorme efecto nivelador entre actores.

- Posibilidad de aumento del conflicto. ¿Llevarán los rápidos cambios y las transformaciones de poder a conflictos más interiores e interestatales? Los recursos naturales limitados, como el agua o las tierras cultivables, coincidirán en muchos de los países que tendrán niveles desproporcionados de jóvenes, especialmente en el África subsahariana, el sur de Asia y en algunas zonas de Oriente Próximo, factores que unidos aumentarán el riesgo de conflicto interior. La mayoría de estos conflictos interiores o civiles se combatirán de manera irregular, aunque la proliferación de las armas avanzadas, como las de precisión, puede cambiar el carácter de algunos de estos conflictos. Un sistema internacional más fragmentado, la extensión de los conflictos regionales y el aumento de la competencia por los recursos aumentan la posibilidad de que estallen conflictos interestatales. Oriente Próximo será probablemente la región más volátil, pese a que se dirija hacia una mayor democratización. En el futuro, cualquier guerra en Asia y en Oriente Próximo podría, probablemente, incluir el uso del factor nuclear. Muchos de estos conflictos, una vez que se declaren, serán complicados de contener y tendrán impactos globales.

- Mayor amplitud de la inestabilidad regional. La inestabilidad regional, especialmente en Oriente Próximo y Asia del sur, ¿podría esparcirse y generar inseguridad global? Oriente Próximo y el sur de Asia encaran una serie de golpes internos y externos. Una Asia cada vez más multipolar, en la que falta una estructura regional bien definida y respetada capaz de arbitrar y mitigar las tensiones crecientes, supone una amenaza significativa. Europa, cada vez más introspectiva y menos capaz, podría proporcionar una fuerza estabilizadora pequeña para crisis en regiones vecinas. Aparte de Oriente Próximo y el sur de Asia, los países del África subsahariana, América Central y el Caribe son los que más riesgo corren de sufrir un estado fallido. En la lista nombres ya conocidos como Somalia, Burundi, Ruanda, Yemen, Uganda o Afganistán.  

- Impacto de nuevas tecnologías. ¿Podrán desarrollarse los adelantos tecnológicos necesarios a tiempo para aumentar la productividad económica y resolver los problemas causados por una población mundial creciente, una urbanización rápida y por el cambio del clima? El NIC ha identificado 16 tecnologías “disruptivas” con un significado global, potencial, que va más allá de 2030. Están agrupados en adelantos potenciales en el sector energético; innovaciones en alimentación y agua; grandes bases de datos y pronosticar conductas humanas; y la mejora de las capacidades mentales y físicas humanas y de antienvejecimiento. Muchos necesitarán los esfuerzos coordinados de varios gobiernos para que puedan ser realidad en 2030. Un ambiente internacional “seguro” que favorezca la cooperación es también una "necesidad".  

- Papel de Estados Unidos. Una de las claves a lo largo de todo el informe del NIC. ¿Cómo puede EE.UU., como el principal actor mundial en la actualidad, reinventar el sistema internacional y adquirir nuevos papeles potenciales en un orden mundial más amplio? ¿Podrá EE.UU. trabajar con nuevos socios para reinventar el sistema internacional? Lo más probable es que EE.UU., gracias a la naturaleza multifacética de su poder y al legado de su liderazgo, sea el “primus inter pares” entre los otros gran poderes en 2030. Lo que está claro es que no seguirá siendo una potencia “unipolar”. Pese al crecimiento previsto China tendrá un potencial limitado para reemplazar a EE.UU. como líder internacional. Una revitalizada economía estadounidense, estimulada por la independencia energética, aumentaría las posibilidades de que los crecientes desafíos globales y regionales sean controlados. Si EE.UU. falla en su “renacer” podría generarse un peligroso vacío global de poder.

“Mundos posibles”

- Motores parados. En el peor de los escenarios plausibles los riesgos de conflictos interestatales aumentan. EE.UU. cambia su modelo de política hacia un sistema centrado en el interior del país, por lo que la globalización se ralentiza para acaba bloqueada. EE.UU. y Europa ya ni son capaces ni están interesados en mantener un liderazgo global duradero. La corrupción, el descontento social, un sistema financiero débil y las infraestructuras debilitadas crónicamente ralentizarán las tasas de crecimiento en el mundo desarrollado. El sistema de gobernanza global no podrá enfrentarse con una pandemia extendida: los países ricos se protegerán a sí mismos de los países pobres de Asia, África y Oriente Próximo. Al interrumpir los viajes y el comercio internacionales la pandemia severa se frenará, pero no acabará con la globalización. En el mejor de los escenarios lo que sucederá es una fusión. China y EE.UU. colaborarán en una extensa agenda de asuntos, logrando así una cooperación global más amplia. 

- Fusión. El espectro de un conflicto abierto en el sur de Asia impulsa a EE.UU. y a China a intervenir. Washington y Pekín encuentran otros asuntos en los que también pueden colaborar. Las economías emergentes crecen más rápido que las economías avanzadas, pero el crecimiento del PIB en las economías avanzadas también se acelera. En 2030 la economía mundial podría generar 132 billones de dólares. La innovación tecnológica es crítica para un mundo que avanza y que debe resolver las crecientes limitaciones de recursos por el aumento global de la prosperidad.

- “Gini-Out-of-the-Bottle”, Gini sale de la botella. Las desigualdades explotarán cuando algunos países lleguen a ser grandes ganadores y otros, cada vez más, fallen como estados. Las desigualdades, dentro de los países, aumentarán las tensiones sociales entre sus poblaciones. El mundo se definirá cada vez más por dos ciclos que se retroalimentan: uno virtuoso, que proporciona una mayor prosperidad, y otro vicioso que supone pobreza e inestabilidad. Aunque no esté totalmente fuera de juego, EE.UU. ya no es el "policía global" y las probabilidades de conflictos aumentarán. Un mundo sin estados, dirigido por las nuevas tecnologías y actores no estatales, tomará el liderazgo para afrontar los desafíos globales. El crecimiento económico continuará a ritmo moderado, aunque el mundo en 2020 será menos seguro.

- Un mundo sin estados. 

Las nuevas tecnologías, y las que están en desarrollo y por llegar, favorecen que las personas ganen poder como individuos, al igual que sucederá con pequeñas organizaciones y grupos o coaliciones “ad hoc”. El poder de los actores no estatales, por tanto, aumentará notablemente. Esto creará un mundo desigual y que, en conjunto, está fragmentado. Algunos problemas globales se resolverán porque las redes logran unir y la cooperación existe a través de las líneas divisorias de estados y los no estados. Las amenazas de seguridad suponen un desafío creciente: el acceso a tecnologías letales y perjudiciales será más fácil para terroristas y criminales. Sin embargo el terrorismo islamista, la peor amenaza para la seguridad de nuestra época, habrá desaparecido en 2030.

Estos mundos posibles tienen además ocho “cisnes negros” que pueden decidir hacia cuál de los cuatro tenderá el mundo. Estos son hechos que podrían causar fuertes perjuicios por ser, en caso de suceder, sorpresivos, de gran impacto aunque, una vez acaecidos, sería posible haberlos explicado y previsto.

- Pandemia severa. Nadie puede predecir cuál será el próximo patógeno que se propague entre los seres humanos, o cuándo o dónde ocurrirá. Un patógeno respiratorio inédito, y que fuera fácilmente transmisible, con que solo matase o dejase incapacitada a más de uno por ciento de sus víctimas está entre los acontecimientos más nocivos posibles. Esta epidemia podría tener como resultado el sufrimiento o muerte de millones de personas por todos los rincones del mundo en menos de seis meses. También el aislacionismo económico.

- Un cambio climático más rápido. Cambios importantes e imprevistos están ya ocurriendo a una velocidad más rápida de lo esperado. La mayoría de los científicos no están seguros de ser capaces de predecir tales acontecimientos. Los rápidos cambios en las pautas de precipitación, como los monzones en Asia, podría interrumpir bruscamente la capacidad de esta región para alimentar a su población.

- Colapso del Euro y la Unión Europea. Una brusca salida de Grecia de la Zona Euro podría causar ocho veces el daño colateral que provocó Lehman Brothers, provocando una crisis aún más amplia sobre el futuro de la UE.

- Una China democrática o una China hundida. En los próximos cinco años se prevé que China pase el umbral de los 15.000 dólares de Paridad del poder Adquisitivo (PPA), un nivel que es a menudo un impulso para la democratización. El “soft power” chino podría aumentar drásticamente generando una oleada de movimientos democráticos. Al mismo tiempo, muchos expertos creen que una China democrática también podría llegar a ser más nacionalista. Una China económicamente hundida provocaría agitación política y sacudiría negativamente a la economía global.

- Un Irán reformado. Un régimen más liberal en Teherán podría darse mediante una creciente presión pública para poner fin a las sanciones internacionales y negociar un fin al aislamiento de esta nación. Un Irán que abandone sus aspiraciones por lograr una carrera y armas nucleares y se centrase más en la modernización económica del país reforzaría y promovería las oportunidades para un Oriente Próximo más estable.

- Guerra nuclear o un ataque cibernético o con Armas de Destrucción Masiva. Las potencias nucleares, como Rusia y Pakistán, y los posibles aspirantes, como Irán y Corea del Norte, consideran las armas nucleares como un equilibrio para otras debilidades políticas y de seguridad, lo que eleva el riesgo de que estas armas puedan ser utilizadas en algún momento. También se elevan las posibilidades de que actores no estatales lleven a cabo ataques con armas cibernéticas o de destrucción masiva. 

- Tormentas solares geomagnéticas. Las tormentas solares podrían anular satélites, redes eléctricas y muchos dispositivos electrónicos “sensibles”. Los intervalos y frecuencias con los que suceden las tormentas geomagnéticas las convierten ahora en una amenaza substancial por la dependencia que tiene el mundo del suministro eléctrico y de los aparatos que funcionan con electricidad.

- El desenganche de EE.UU. Un desmoronamiento o una retirada repentina del poder que suponen los Estados Unidos tendrían probablemente como resultado un prolongado período de anarquía global. Ninguna otra potencia podría probablemente reemplazar a Estados Unidos como garante del orden internacional.

Estados Unidos, de “unipolar” al “primus inter pares”

A nadie asombra hoy en día el planteamiento de que China igualará o superará a Estados Unidos como potencia en los próximos años. Lo que sí puede parecer sorprendente es que lo haga oficialmente una de las principales fuentes de inteligencia del gobierno estadounidense y que sus conclusiones estén sobre la mesa del presidente en el despacho oval de la Casa Blanca. Pese a que el enfoque es estadounidense, a lo largo de las 138 páginas del “Global Trends 2030: Alternative Worlds” (160 tiene en total el documento), no queda espacio para la duda y ya el inicio es determinante: “El mundo en 2030 será radicalmente transformado respecto al mundo que hoy conocemos. En 2030, ningún país, ya sea EE.UU., China o cualquier otra potencia, será un poder hegemónico”. Estados Unidos dejará de ser la potencia unipolar y se terminó la “Pax Americana” que mantiene desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo puede darse un hecho sin precedentes en la historia de las grandes potencias: una segunda oportunidad. Si EE.UU. no se retira de la escena internacional o se volatiliza como potencia, casos también contemplados por el National Intelligence Council, podrían ser determinantes con sus políticas y acciones en el diseño y gestión del sistema político y económico internacional. De seguir por este camino seguirá siendo además una potencia determinante en 2030 gracias a su fuerza militar, aunque más reducida, y al legado de años de actividad política y diplomática en el mundo. Será el único país capaz, todavía, de formar coaliciones de actores estatales y no estatales y de movilizar esfuerzos para gestionar los desafíos globales. China, que supuestamente debería ocupar el puesto estadounidense de “policía mundial”, es reacia a asumir este papel global. Pekín prefiere ser más influyente que poderosa y liderar otro tipo de organizaciones internacionales como la ONU o el FMI. La habilidad y capacidad de diálogo que tengan EE.UU. y China será crítica para la estabilidad del orden mundial. 

Europa busca a Europa

Como le sucederá a Estados Unidos, Europa sufrirá la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. En 2030 el NIC considera que la Unión Europea no se habrá desintegrado y que podría seguir siendo una potencia influyente, pero se podrían dar tres escenarios muy diferentes.

- Decadencia. En un escenario de lenta decadencia Europa logra eludir los peores daños de la crisis actual, pero fracasa al no emprender las reformas estructurales necesarias. “Como los países miembros han sufrido años de bajo crecimiento económico, deciden mantenerse unidos para evitar graves trastornos políticos y económicos. Las instituciones de UE sobreviven, pero el descontento social es elevado. El Euro sobrevive pero no rivalizará con el dólar ni con el yen”. Después de estos años de bajo crecimiento económico la presencia internacional de Europa disminuirá y los países decidirán renacionalizar sus políticas exteriores.

- Hundimiento. Los autores del informe subrayan que un escenario de hundimiento es poco probable, aunque provocaría riesgos internacionales. “En este escenario, las empresas locales responderían a los indicadores de un inminente cambio del régimen de cambio monetario acelerando la retirada de depósitos en euros de las instituciones financieras europeas. Se produciría un contagio a los otros países miembros de la Unión y un fuerte daño económico a los países que forman el núcleo de los 27. El euro sería la primera víctima”. Una salida precipitada de Grecia de la Zona Euro podría ser ocho veces más dañina, en efectos colaterales, que la que causó la quiebra de Lehman Brothers, lo que además provocaría una crisis aún mayor sobre el futuro de la UE. Este escenario convertiría a las instituciones de la Unión en víctimas colaterales. Mientras tanto, el mercado único y la libertad de movimiento que garantiza el Tratado de Schengen se verían amenazados por el restablecimiento de controles de capitales y fronteras. "En este escenario, la dislocación económica severa y la fractura política llevarían a una fractura de la sociedad civil. Si el desplome fuese repentino e inesperado, sería muy probablemente el inicio de una recesión global o de otra “Gran Depresión”.

- Renacimiento. Según el tercer escenario plausible los líderes europeos aceptan un “cambio federalista”. Los ciudadanos apoyan este paso, dados los riesgos inminentes que implica mantener el statu quo. Una Europa más federal podría perfilarse con sólo un grupo de países de la eurozona formando el núcleo y otros decidiendo su salida de la Unión o adoptando una política de “esperar y ver”. “Con el tiempo, a pesar de la existencia de una Europa de múltiples velocidades, el mercado único todavía permanecería completo y la política exterior y de seguridad podría ser más compacta y con mayor y mejor contenido de “democracia europea”. La influencia europea aumentaría, reforzando el papel de Europa y en las instituciones multilaterales que trabajan en el ámbito mundial”.

Un apunte final

Como han escrito los autores del “Global Trends 2030: Alternative Worlds”, vivimos un período de transformaciones en el que la amplitud y profundidad de los posibles desarrollos, tanto positivos como negativos, son iguales o superiores a las repercusiones que tuvieron en el mundo las revoluciones políticas y económicas que sucedieron a finales del siglo XVIII. El futuro es “maleable”, pero como bien dejan claro no son adivinos ya que su “esfuerzo es ayudar a las personas encargadas de la toma de decisiones, ya sean del Gobierno o del sector privado, para que pueden pensar y planear a largo plazo de tal manera que el peor de los futuros no ocurra y que los escenarios positivos tengan más oportunidades de suceder”. En las páginas del informe plantean un 2030 en el que podría haber un mundo casi apocalíptico, con pandemias, escaseces y guerra, hasta uno en el que la colaboración entre actores estatales y no estatales permitirá que la mayoría de las personas no sean pobres, el comercio mundial crezca al igual que los avances científicos y tecnológicos o las oportunidades sean más y para más gente, entre otros aspectos positivos. Lo cierto es que aunque no sea un vaticinio, sí que permite que cada uno atisbe cómo podría ser un horizonte no tan lejano. Con el trabajo del NIC los responsables de tomar decisiones cuentan ya con una herramienta muy útil para recorrer este salto generacional hasta 2030. Para los demás, esos ciudadanos que ganaremos poder como individuos y como colectivos sociales, deja la reflexión del mañana, de cómo pretendemos participar en el curso del mundo que queremos y podamos ver en el futuro. 

Madrid a 10 de septiembre de 2013


[1] http://www.dni.gov/files/documents/GlobalTrends_2030.pdf

Descargar documento en PDF:

‹ volver

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa