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29th of October 2018

Vanguardia de Ideas 29/10/2018

Isabel Adé Portero
Doctora en Historia Contemporánea


    Anna Ayuso, “Elecciones en Brasil: ¿Orden versus Progreso?”, Opinión CIDOB 553, Centre for International Affairs, Barcelona, octubre 2018.  

 “El pronóstico se quedó corto y el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro se alzó con un 46% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, seguido de lejos, con apenas el 30%, por Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT), el suplente de Lula de Silva quien tuvo que apearse de la carrera electoral por su condena por corrupción en segunda instancia. La polarización política destruyó las aspiraciones de algunos experimentados candidatos como Geraldo Alckim (PSDB), con un 4,7% de los votos, o Marina Silva (REDE) con 1%, y apenas permitió mantenerse a flote a Ciro Gomes del PDT con un 12,4%.

[…] ¿Cuáles son las razones para que casi la mitad de los brasileños se decidiera a votar por la propuesta más extrema del arco parlamentario? ¿Cómo un candidato de un partido marginal, con apenas acceso a la televisión pública, con una financiación de campaña famélica y con todo el aparato del PT (aunque debilitado, aun fuerte) en su contra, se ha quedado a las puertas de la victoria en primera vuelta? La respuesta no es sencilla y puede ser muy incómoda para los contrincantes. ¿Es que nadie ha logrado ofrecer nada mejor?

[…]

Tras esta primera votación, la siguiente cuestión es aún más desafiante: ¿Y ahora qué? ¿Qué nos espera en la siguiente vuelta? Si los votantes que han apoyado en la primera vuelta a Bolsonaro mantienen su voto en la segunda es muy difícil que Haddad pueda superarlo. Aun recibiendo el respaldo de Ciro Gomes y Marina Silva no sumará apoyos suficientes y es difícil que reciba votos del esquilmado PSDB y aún menos del MDB. Solo una movilización de los sectores abstencionistas podrían completar los votos anti Bolsonaro. Pero para ello se debería atenuar el rechazo que suscita el PT en una parte de la clase media, que le asocia a la corrupción destapada tras sus 13 años de gobierno. Sin duda el PT jugará la baza de proclamarse la única esperanza de la democracia, pero tendrá que convencer y hacer autocrítica de sus años de gobierno y no solo un discurso victimista. Bolsonaro, en cambio, parte ahora de una zona de confort por sentirse más fuerte y probablemente procurará dar mayor moderación al discurso presentándose como el garante del orden frente al caos bolivariano de Venezuela.

[…] Ante una votación ajustada existe además el peligro de que la otra parte impugne los resultados y se genere una crisis institucional con consecuencias para la estabilidad del país. Gane quien gane, no va a tener fácil construir la gobernabilidad con los ingredientes que hasta hoy pueblan los discursos.

  https://www.cidob.org/publicaciones/serie_de_publicacion/opinion/america_latina/elecciones_en_brasil_orden_versus_progreso


    Javier Solana, “Es la hora de Yemen”, Agenda Pública, elperiodico.com, 23/10/2018.

  “En abril de este mismo año, la revista Time dedicó una de sus portadas a Mohámed bin Salmán, que en julio de 2017 fue nombrado príncipe heredero saudí a la temprana edad de 31 años. Su fotografía apareció bajo el mensaje charm offensive, que podría traducirse como «ofensiva seductora» y hacía referencia al viaje de tres semanas por Estados Unidos que emprendió a principios de año. El semanario se preguntaba lo siguiente: “¿Debería el mundo comprar lo que el príncipe heredero está vendiendo?” Para cualquiera que haya seguido el caso del periodista Jamal Khashoggi durante las últimas semanas, la respuesta es evidente: en absoluto.

[…] Que el rey Salmán (ya en una edad muy avanzada) sacrificase repentinamente a su sobrino Bin Nayef en favor de su joven hijo Bin Salmán parecía, pues, augurar una verdadera revolución. El nombre del nuevo heredero dio lugar incluso a unas populares siglas, MbS, que parecían diseñadas para la era de Twitter.
Algunos medios internacionales no tardaron en colgar a Bin Salmán el cartel de reformista y de líder de facto de Arabia Saudí. Motivos no faltaban. Antes de alzarse con el título de príncipe heredero, había sido el principal arquitecto de la llamada ‘Visión 2030′, un programa a través del cual Arabia Saudí pretende diversificar su economía para hacerla menos dependiente del petróleo. Además, había anunciado en 2016 sus intenciones de que la petrolera estatal Saudi Aramco (la empresa más rentable del mundo, según Bloomberg) saliese a Bolsa parcialmente. En el terreno social y cultural, ha promovido también ciertos avances: bajo su mandato, las mujeres han obtenido el derecho a conducir y los cines han reabierto tras 35 años de cierre.

[…]

En un giro irónico del destino, ha sido la muerte de Khashoggi, más que sus denuncias en medios tan prestigiosos como el The Washington Post, lo que ha situado a Bin Salmán en el punto de mira de Occidente. […]

Desgraciadamente, no todas las víctimas de Arabia Saudí reciben la misma atención que Khashoggi. Recordemos que el régimen de Riad lleva inmerso desde 2015 en una guerra en Yemen que ha provocado una terrible catástrofe humanitaria, marcada por los graves crímenes que las distintas facciones están perpetrando. […]
Lo único positivo que puede extraerse del asesinato de Khashoggi es que, habiéndose puesto de manifiesto la doble moral occidental, el conflicto de Yemen ha terminado llegando a las primeras páginas de nuestros periódicos. […] Si existe alguna opción de que Bin Salmán vuelva a congraciarse con Occidente, el precio a pagar no puede ser menor que el de actuar con dignidad en Yemen, como reclamó Khashoggi en el último artículo que publicó en ‘The Washington Post’ mientras seguía con vida. Arabia Saudí tiene muchas cartas en su mano, pero Occidente también. Unámonos para jugarlas bien y tal vez podamos aprovechar esta oportunidad de poner fin, de una vez por todas, a la tragedia yemení.”

    http://agendapublica.elperiodico.com/es-la-hora-de-yemen/  

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