Peace, Security and Defence Chair

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22nd of November 2019

Riesgo de sinaptopatías en las Comunidades de Inteligencia y de Operaciones Especiales (segunda parte)

Raúl Cesar Cancio Fernández
Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Doctor en Derecho
Letrado del Tribunal Supremo

En la parte primera de esta entrada, recordarán que distinguíamos entre Comunidad de Inteligencia y Comunidad Ampliada de Inteligencia. Una discriminación que respondía no a criterios cualitativos, sino sistemáticos, en cuanto una, la primera, se encuentra perfectamente identificada, estructurada y normalizada, mientras que la otra, al menos en nuestro país, no lo está tanto.

Algo similar acaece en la también denominada Comunidad de Operaciones Especiales. Es de todos conocido que, en puridad, las únicas unidades incardinadas en el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (MCOE) y, por ende, consideradas como integrantes natas de la Comunidad de Operaciones Especiales (COE) son el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del Ejército de Aire (EZAPAC), la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Armada y el Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, que cuenta en su seno con la única unidad Tier One de nuestras Fuerzas Armadas, la Unidad de Operaciones Especiales (UOE).

Sin embargo, y alrededor de estas unidades, en una suerte de campo gravitatorio concéntrico, se articulan una serie de fuerzas que, aunque, insistimos, no forman parta de la COE stricto sensu, deben incluirse sin duda en lo que se conoce como Comunidad Ampliada de Operaciones Especiales (CAOE) o Unidades de Apoyo a las Operaciones Especiales (UAOE).

Siguiendo con el mismo orden ya propuesto, el Ejército del Aire (EA), al margen de sus zapadores, tiene la capacidad de generar y mantener un Grupo Operativo Aéreo de Operaciones Especiales (SOATG) merced a Unidades Operativas Aéreas de Operaciones Especiales (SOATU) como el Escuadrón 803 de ala rotatoria, encuadrado en el Ala 48, o los C-295 y C-131 del Ala 35, que se han revelado como imprescindibles en el despliegue de operaciones especiales (OE) por su capacidad de transporte táctico y logístico, demostrándolo en tomas en pistas no asfaltas de Chad o Afganistán. Asimismo, tanto del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) como el Segundo Escuadrón (SEADA), operativamente dependientes del Mando Aéreo de Combate (MACOM) y orgánicamente del Mando Aéreo General (MAGEN) son, de facto, verdaderas unidades de OE si atendemos a su origen, formación, instrucción y doctrina, el material que emplean y en sus cometidos y fines, siendo especialmente reseñable la labor desarrollada en el Aeropuerto Internacional de Kabul, haciendo funciones de reconocimiento y detección de explosivos, escolta de autoridades y mando y control de la protección de la fuerza.

Si acudimos a la Armada, también aquí hallamos tres unidades que complementan el desarrollo de las OE. Son, en primer lugar, la Flotilla de Aeronaves (FLOAN), arma aérea de la Armada desde 1954 y encargada de dar soporte y protección aéreos a la flota y a la Infantería de Marina. Formada por once escuadrillas en total, siete de ellas en activo y cuatro desactivadas, cada una equipada con un modelo específico de aeronave. Cabe decir que la Novena Escuadrilla, con sus aviones McDonnell Douglas AV-8B Harrier II, que operan desde el buque de proyección estratégica Juan Carlos I convierte a España en uno de los pocos países que actualmente cuentan con aparatos de ala fija embarcados. En segundo lugar, debe incluirse aquí la Unidad de Reconocimiento (URECON), creada ante la necesidad de dotar a la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) de una unidad que cubra sus necesidades de reconocimiento en profundidad más allá del proporcionado por las SERECO de los batallones. Por último, al Arma de Submarinos o Flotilla de Submarinos –junto con la Fuerza de Protección (FUPRO)- dispensa una formidable capacidad ofensiva al poder operar de forma encubierta durante largos períodos de tiempo. Estas características les hacen útiles para multitud de misiones, y desde luego, para las relativas a la recolección de inteligencia, misiones de reconocimiento e información en zonas avanzadas para apoyo a una Fuerza Naval y misiones de infiltración en la costa de comandos de OE.

En lo que concierne al Ejército de Tierra (ET), el MCOE define como unidad área con rol de operaciones especiales a las Fuerzas Aeromóviles del ET (FAMET), poseedoras de la capacidad de generar y mantener un SOATG en base a su dotación de ala rotatoria. Su experiencia en ejercicios y operaciones les han hecho y les siguen haciendo imprescindibles para que existan las OE. Si la Armada, como acabamos de ver, cuenta con una unidad especialmente adiestrada en reconocimiento profundo, el ET, y más concretamente, su Brigada Paracaidista (BRIPAC), tiene desde 2008 encuadrada en su seno una pequeña pero eficaz fuerza, encargada de principiar sus operaciones, la Compañía de Reconocimiento Avanzado (CRAV), única unidad completa del ET que emplea los procedimientos paracaidistas de infiltración mediante apertura manual a alta cota con oxígeno (técnicas HALO/HAHO) y capacitada para actuar tanto en operaciones como parte de Escalón Avanzado, como en misiones de apoyo a las patrullas de reconocimiento en profundidad, contando con una específica y singular Patrulla de Tiradores de Profundidad, tanto medios (Accuracy) como pesados (Barrett). No podemos olvidar, en este repaso de verdaderas unidades OE pero formalmente no integradas en la Comunidad, a la Compañía de Esquiadores Escaladores 1/64. Integrada en el Regimiento de Cazadores de Montaña Galicia 64 de la Brigada Aragón I, con sede en Jaca, sus elementos están específicamente adiestrados, entre otras habilidades, para realizar enlaces radio a largas distancias con equipos de alta frecuencia, que les otorga un extraordinario grado de capacidad en misiones de profundidad en escenarios montañosos. En la actual coyuntura político-estratégica global, el papel del Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 en escenarios de conflicto donde actúan operadores de élite, se torna crucial. Esta unidad que, con sede en el Acuartelamiento Zarco del Valle de El Pardo, ha enviado a sus elementos a los distintos escenarios y zonas de operaciones donde ha sido requerida su presencia, dada la elevada formación técnica de su personal, en misiones de búsqueda, interceptación e identificación de fuentes de energía electromagnética irradiada con el fin de obtener un reconocimiento inmediato de la amenaza; contramedidas electrónicas y medidas de Protección Electrónicas. No menos relevante en el desarrollo de OE es el rol del Regimiento de Inteligencia nº 1, con sede en Valencia, con sus Grupos de Inteligencia, Obtención por Sistemas Terrestres, Obtención por Sistemas Aéreos  y Operaciones Psicológicas. El MCOE señala también, como Fuerzas de Apoyo a las OE a determinadas unidades de combate, como la Tercera Bandera de Infantería Protegida Ortiz de Zárate, el Regimiento de Caballería Acorazada España nº 11, o el Regimiento de Ingenieros nº 7. Asimismo, identifica como unidades de apoyo al combate el Regimiento NBQ Valencia nº 1 y el Batallón de Cooperación Cívico Militar I.

Y, por último, de la misma forma que no puede entenderse el concepto de OE en las fuerzas armadas norteamericanas sin citar el JFK Special Warfare Center, el Naval Special Warfare Center o la Ranger School, tampoco puede hacerse en nuestro país sin citar la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, el Centro de Buceo de la Armada o la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada.

Parece que con esta última referencia a los centros de enseñanza hubiéramos culminado este repaso a la CAOE. Nada más lejos de la realidad. La caplilaridad de esta Comunidad implica también a las estructuras de OE con las que cuentan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, estrechamente vinculadas con sus homónimas unidades de las Fuerzas Armadas, tanto a nivel de adiestramiento, formación como objetivos.

Así, el Cuerpo Nacional de Policía, dependiente del ministerio de Interior, cuenta con dos unidades de elite: el Grupo Especial de Operaciones (GEO), impulsado por el ministro Martin Villa en 1977, y los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES), que desde 1989 se ubican, como unidades de intervención táctica en las principales ciudades españolas, con la misión de detención de terroristas, individuos armados o peligrosos y grupos de crimen organizado, así como protecciones especiales de personas y bienes y cualquier otra labor policial que requiera una especial cualificación operativa.

La Guardia Civil, también dependiente del ministerio del Interior,  dispone de hasta tres unidades de operaciones especiales en su Cuerpo: la Unidad Especial de Intervención (UEI) concebida en 1978 como unidad de élite central única y especializada para el cumplimiento de sus misiones específicas dentro o fuera del territorio nacional. El Grupo de Acción Rápida (GAR), encuadrado dentro de la Unidad de Acción Rural benemérita, que asume la misión específica de lucha contra elementos terroristas y la ejecución de operaciones que entrañen gran riesgo y requieran una respuesta rápida a través de reconocimientos especiales, así como la especialización de su personal operativo en operaciones de intervención. Y, por último, el Equipo Táctico de Respuesta y Rescate de la Guardia Civil, fruto de la experiencia de personal del  CAE en Afganistán, coordinado estrechamente por Sanidad. Este Grupo tiene como especialidad la sanidad táctica como primer interviniente en situaciones donde el acceso de equipo médico sea o bien inexistente, dado la naturaleza de la misión, o imposible debido a la alta peligrosidad para los integrantes del mismo.

Dos últimos apuntes en el ámbito autonómico: Berrozi Berezi Taldea o Grupo Especial de Intervenciones de la Ertzaintza, y el Grupo Especial de Intervención (GEI) de los Mozos de Escuadra.

 Si la CIA cuenta con un Special Actvities Center (SAC), del cual dependen dos grupos, el Political Action Group (PAG) y Special Operations Group (SOG), encargados de ejecutar operaciones políticas y militares encubiertas, respectivamente, sin vinculación alguna con el gobierno de los Estados Unidos y compuestos, fundamentalmente, por operadores Tier One de los Delta, Devgru o Intelligence Support Activity, nuestro CNI dispone de los Departamentos de Infraestructura Operativa (DIO) y de Acciones Operativas (DAO), del cual dependen a su vez, las unidades KA o Grupos Operativos del CNI.

Ya habrán advertido que este extraordinario y altamente cualificado capital humano exige de las autoridades competentes, como ya analizamos el mes pasado en el ámbito de la Inteligencia, tres requisitos ineludibles para extraer lo mejor de cada uno ellos: en primer término coordinación, en segundo lugar coordinación y finalmente, coordinación. A estos tres presupuestos debería añadirse, insoslayablemente, el reconocimiento del que se han hecho largamente acreedores,  Nos va la vida en ello.

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