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15th of May 2020

Mozambique: la tercera reserva mundial de gas natural a la deriva democrática

Silvia de Felix
Periodista
Consultora internacional para elecciones y medios de comunicación

Mozambique, ex colonia portuguesa desde 1975, revalidó en las urnas en octubre pasado el segundo mandato de Filipe Nyusi, candidato del único partido en el poder desde la independencia: el Frente de Liberación de Mozambique – Frelimo. El resultado de las elecciones generales adelgazó aún más el espacio de la oposición, con tan solo 66 diputados en una Asamblea de 250 escaños. La campaña estuvo marcada por la violencia con decenas de muertos y el asesinato de un observador electoral nacional por parte de miembros de la Policía. Los comicios se desarrollaron con graves irregularidades, siendo fuertemente criticados por las organizaciones de observación electoral presentes en el país. Nyusi toma así las riendas de una nueva legislatura con un resultado electoral de legitimidad dudosa en un país azotado por dos ciclones y con previsiones de convertirse en el tercer mayor exportador mundial de gas natural.

Desconfianza en las instituciones, falta de credibilidad del censo electoral y resultados poco probables son algunas de las calificaciones realizadas por los observadores internacionales durante los comicios del pasado 15 de octubre de 2019. La campaña electoral transcurrió en un clima violento con enfrentamientos entre simpatizantes de Frelimo y de la también ex guerrilla Resistencia Nacional Mozambiqueña – Renamo, principal partido de la oposición. Decenas de personas perdieron la vida en reyertas, mítines de campaña y accidentes de tráfico durante desplazamientos para asistir a actos proselitistas. La escalada de violencia culminó con el asesinato por parte de miembros de la Policía del observador nacional Anastácio Matavele en la provincia de Gaza. La investigación interna de este asesinato nunca se hizo pública, pero Gaza, bastión histórico de Frelimo, estuvo bajo la lupa por el inusitado aumento de electores en la última actualización del censo electoral, que se tradujo en la atribución de ocho escaños más para esta provincia.

Algunas organizaciones mozambiqueñas de observación electoral se encontraron con obstáculos para acreditar a sus observadores y no alcanzaron objetivos en el despliegue planificado. Esto conllevó la cancelación de ejercicios de tabulación paralela de votos al no sumar la presencia mínima requerida para el muestreo. Aunque la logística de la jornada electoral se materializó de forma adecuada, las irregularidades afloraron en el recuento y consolidación de resultados. Así, la ONG Centro de Integridad Pública – CIP denunció prácticas fraudulentas de relleno de urnas, con una estimación de al menos 282.000 votos falsos para el presidente Nyusi, y los observadores europeos tacharon los resultados de “poco probables”. En este contexto, el Tribunal Constitucional anunció cifras oficiales el 23 de diciembre: Frelimo obtuvo una victoria aplastante ganando la presidencia, más de dos tercios de la Asamblea de la República y los diez gobernadores provinciales, cargo que por primera vez se sometía a votación popular.

Acuerdos de Paz en la cuerda floja

La elección de gobernadores provinciales por votación popular fue una de las condiciones impuestas por Renamo para la firma del tercer acuerdo de paz desde que Mozambique dejara atrás una de las guerras civiles más largas y cruentas en África (1977 – 1992). Renamo contaba con ganar al menos cuatro gobernadores en las provincias del centro y norte del país, donde goza de mayor respaldo. Una decepción que se une al incumplimiento del punto principal del último acuerdo de paz: el desarme inminente y la reintegración de más de 5.000 rebeldes en las filas de las Fuerzas Armadas y de la Policía. La firmeza de esta paz se tambalea además por la existencia de una rama disidente con las condiciones pactadas y con la elección de Ossufo Momade como nuevo presidente de Renamo, que se autoproclamó en Junta Militar en junio del pasado año. Desde entonces su forma de protesta ha cristalizado en ofensivas armadas en las principales carreteras del centro del país.

En este horizonte, las dudas sobre el buen término del tercer acuerdo de paz sobrevuelan la segunda legislatura del presidente Filipe Nyusi, que no solo debe atajar los cada vez más frecuentes ataques de la Junta Militar, sino que además se enfrenta a un movimiento de insurgencia islamista en Cabo Delgado activo desde hace dos años. Cabo Esquecido (Olvidado) es como se conoce localmente a esta provincia del norte que arroja los peores índices de desarrollo humano del país. En 2017 la población civil comenzó a sufrir actos indiscriminados de violencia terrorista que han arrasado aldeas y asesinado a cientos de personas, originando, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados – ACNUR, más de 100.000 desplazados. Aunque en ocasiones son reivindicados por el Estado Islámico – que dice contar con el apoyo del grupo yihaidista local Ansar al-Sunna (Adeptos de la tradición profética) –, la mayoría de los casos quedan sin autoría ni punición, dejando a la población en un limbo de confusión y desamparo.

Gas natural bajo un cielo encapotado

El 15 de enero Filipi Nyusi calificaba en su discurso de investidura de “emergencia nacional” la lucha contra la pobreza. Según datos del Banco Mundial, la mitad de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios y el reciente escándalo de las deudas ocultas supuso el bloqueo de fondos y programas de ayuda del Fondo Monetario Internacional, hundiendo al país en una profunda crisis económica.

Las detenciones comenzaron en febrero del pasado año, cuando Estados Unidos emitió una orden de captura contra Manuel Chang, ex ministro de Finanzas, por su supuesta implicación en un fraude de 2.000 millones de euros que afectó a inversores estadounidenses. Chang y otros implicados serían juzgados por haber captado préstamos falsamente garantizados por el gobierno mozambiqueño para después venderlos de forma fraudulenta.

En este escenario de depauperización Mozambique entra en la nueva legislatura de Nyusi con la perspectiva de convertirse en el tercer país exportador mundial de gas natural gracias a los yacimientos localizados offshore frente a la costa de Cabo Delgado. Estas reservas serían las terceras mayores del mundo, por detrás de las de Qatar y Australia. Paradójicamente, Cabo Delgado no sólo es la región más deprimida del país sino que además sufrió el devastador impacto del ciclón Kenneth en abril de 2019 tan solo un mes después de que Idai dejara su impronta como el peor ciclón jamás registrado en África. Un año más tarde las tareas de reconstrucción todavía no han comenzado.

Fruto de los trabajos de prospección en esta área de África austral, la compañía estadounidense Anadarko anunció en 2010 haber identificado la que probablemente sea la tercera mayor reserva de gas mundial, un hallazgo corroborado poco después por la empresa de hidrocarburos italiana Ente Nazionale Idrocarburi – ENI. Desde entonces, ExxonMobil, BP, Shell o China National Petroleum Corporation han desembarcado en la región interesadas en formar parte del negocio. La inversión extranjera en los proyectos de extracción de gas natural se calcula en unos 128.000 millones de euros y el gobierno se ha fijado el año 2022 como horizonte exportador. En la frontera con Tanzania se levantan las instalaciones para almacenar el gas natural licuado y una ciudad para albergar 150.000 habitantes. El ministro de Agricultura y Seguridad Alimentaria, Francisco de Marrule, ha asegurado públicamente que los ingresos obtenidos con la explotación del gas permitirán doblar el porcentaje del presupuesto nacional destinado a subvencionar la agricultura.

Sin embargo, mientras el gobierno de Nyusi se esfuerza en lanzar mensajes tranquilizadores y de prosperidad para el país, las nubes no se disipan. La construcción de nuevas instalaciones e infraestructuras para la explotación del gas ha impactado de forma negativa en la vida de las comunidades locales, desplazando aldeas y perturbando la pesca tradicional. Por otra parte, las voces críticas alertan de la corrupción endémica en la Administración pública y la inexperiencia en la gestión y redistribución de beneficios.

Las elecciones generales han alejado del poder a la ex guerrilla Renamo, que se siente fuera de juego en el negocio del gas en una región controlada tradicionalmente por la oposición. Mientras, la Junta Militar continúa creando confusión con actos de violencia aleatorios. El país atraviesa los primeros cien días de gobierno de Nyusi en un marco de desconcierto que podría amenazar con quebrar los recientes acuerdos de paz, tan deseados como frágiles.  

Consultora internacional en materia de elecciones y medios de comunicación. Ha participado en la Misión de observación electoral de la Unión Europea para las elecciones generales del 15 de octubre de 2019 en Mozambique.

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