El 2 de abril de 2013 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA), culminando así un largo camino iniciado en 2006 y que, en su etapa final, tuvo que superar los obstáculos planteados por Irán, Corea del Norte y Siria. Después de un corto periodo reservado para los procesos nacionales de ratificación, el 3 de junio se celebró la jornada inaugural de firma del TCA por los Estados.

El tratado está destinado a convertirse en el principal instrumento internacional jurídicamente vinculante que regule el comercio y la transferencia de armas convencionales y municiones. Por lo tanto, no cabe duda de que aportará innegables beneficios para la paz y la seguridad internacionales, si bien la dificultad de las negociaciones ha obligado a consensuar un texto que no está exento de carencias y limitaciones.

A través del enlace de abajo se accede a un documento de trabajo publicado en el nº de septiembre de 2013 de la Revista Ejército donde se presentan los objetivos y finalidad del Tratado, los principios que lo inspiran y su ámbito de aplicación, añadiendo un breve análisis tanto de sus puntos fuertes –entre los que destacan las obligaciones de los Estados, las prohibiciones y las restricciones– como de sus debilidades -materializadas en la falta de concreción en las prohibiciones, en el tipo de armas sujeto al Tratado y en las abstenciones durante la votación en la Asamblea General-.

El trabajo concluye que, a pesar de todas sus limitaciones y de que aún queda mucho camino por recorrer, el tratado reducirá el sufrimiento humano y salvará vidas. Sin embargo, la clave de su éxito residirá en el grado de generalización y exigencia de las obligaciones adquiridas.

http://catedrapsyd.unizar.es/archivos/documentacion/el_tratado_sobre_el_comercio_de_armas.pdf

Madrid, 06 de septiembre de 2013