Peace, Security and Defence Chair

Español English

Observatorio PSyD

The observatory says

7th of June 2017

El presidente Trump contra actores internos y externos; análisis de una probable actitud.

Jorge Garris Mozota
Doctor en Historia y analista geopolítico

Se han redactado muchos artículos y estudios politológicos, sociológicos y económicos desde que Donald Trump se convirtiera en el 45º presidente electo de los EEUU de América, acerca de su estilo de mando y el rumbo de su Administración.

Como candidato del partido republicano, pero con claras diferencias respecto a los planteamientos comunes de este partido, Donald Trump no dejó indiferente a nadie desde los primeros instantes en los que anunció su pretensión de enfrentarse a muchos parámetros hasta el momento sacrosantos del statu quo internacional, a saber: la legislación acerca de los movimientos migratorios irregulares hacia EEUU; la política defensiva internacional, con una revisión del papel de la OTAN; la redefinición de las relaciones económicas internacionales, y por ende la nueva diplomacia.

Sus primeros 200 días han sido analizados desde los más diversos puntos de vista, algunas veces con mayor o menor acierto; y por la actitud de Trump para con los medios de comunicación, sus relaciones con Rusia, las políticas de control migratorio aplicadas y el hecho mismo de haberse enfrentado contra poderes fácticos concretos, le ha llevado a declarar en este mes de mayo en un encuentro con los estudiantes de la Academia de la Guardia Costera de loa EEUU que “con gran seguridad ningún político ha sido tratado de manera más injusta que él”.

Añadido a ello, han comenzado, sobre todo las filas demócratas, a plantearse la posibilidad de activar un impeachment, siguiendo el artículo primero de la Constitución americana, en la que se prevé la posibilidad de juzgar a un alto funcionario por mandato de la Cámara de Representantes por delitos graves. Esto es lo que parece haberse encontrado según las publicaciones de un conocidísimo periódico de EEUU en las que se afirma que el presidente Trump habría cometido alta traición al compartir información secreta con los representantes del gobierno ruso en la última visita de éstos a la Casa Blanca. Ello se suma al cese repentino del Director del FBI en días anteriores a ello y al nombramiento de un fiscal especial, en un país que destaca precisamente por la fuerza del sistema judicial.

Al margen de opiniones más o menos fundadas que se puedan escuchar y leer durante estos días, no debemos olvidar de que se está intentando desplazar del poder a alguien que ha sido votado por un porcentaje elevado de ciudadanos de EEUU, concretamente ganó 278 delegados en el Colegio Electoral. Él procede del mundo empresarial y su cosmovisión se basa en la competencia, competitividad, beneficios y pérdidas económicas, con tintes presbiterianos.

Pero entre el apoyo electoral, muy fuerte en los Estados del Sur, se encuentra un importante porcentaje de las clases trabajadoras norteamericanas y de las clases medias blancas. Este se basa en su carisma personal que le hizo llegar a la presidencia pero sin la capacidad de mantener la lealtad de sus votantes. Sin embargo ha sabido capitalizar la fractura social existente entre trabajadores, clases medias baja, por un lado, y las élites urbanas y de Washington, por otro.

Con esta fractura interna cada vez más acusada en el seno de la sociedad norteamericana, y con riesgos cada vez más desarrollados aunque sin llegar al nivel europeo, existe la acción de partidos secesionistas como: Ka Lahui en Hawaii;  Partido de la Independencia de Alaska; República de Lakota; la herencia de la República de Nueva África en los Estados del Sur;  Segunda República de Vermont; Partido Nacional de California; y el Partido Nacional Texano ¿podrían algún día modificarse las fronteras de EEUU?. A ellos se añaden los grupos supremacistas como el Ku Klux Klan, dividido en más de treinta facciones que compiten entre ellas, pero que apoyaron en mayor número la candidatura de Trump.

En el plano internacional, tomando en consideración los escándalos que han sido citados anteriormente, no parece en opinión de analistas norteamericanos de prestigio, que EEUU vaya a dejar de ser una superpotencia militar y económica en las próximas décadas. Por lo que al margen de lo anterior, su veracidad y la intencionalidad de todo ello, el 19 de mayo, el presidente Trump inició una serie de encuentros importantísimos al iniciar su visita a Arabia Saudita.

Durante dicha visita, se firmaron por una parte, acuerdos armamentísticos que alcanzarían la cifra de los 100.000 millones de dólares, así como inversiones en infraestructura para el país de cerca de 40.000 millones de dólares; añadido a las reuniones de alto nivel con representantes del Consejo del Golfo para tratar temas financieros y de terrorismo.

Con estas actuaciones, Trump pretende apuntalar la influencia y colaboración de EEUU con Arabia Saudita y el poder wahabita en la zona. De ese modo refuerza el poder suní frente al chií de Irán y las acciones independentistas de los hutíes en Yemen. Sin embargo, todo ello se calcula para no sobrepasar la capacidad ofensiva y defensiva de Israel, y sí para dotar de respuesta a Arabia Saudita ante el Estado Islámico; que fuentes de financiación iniciales aparte, pues se ha hablado de los países del Consejo del Golfo, los saudíes necesitan controlar el terrorismo suní en el área de su influencia.

A la vez de todo ello, Trump se esfuerza por llegar a acuerdos de colaboración con Rusia que favorezcan la confianza en la lucha contra el Estado Islámico, pues en algún momento de los últimos años, este país llegó a tener la iniciativa antiterrorista contra un grupo, el ISIS, que no olvidemos se reforzó sobremanera tras la retirada de tropas estadounidenses decretada por el anterior presidente Obama. Afortunadamente, el Estado Islámico, ha estado retrocediendo en sus dominios con una acción combinada y conjunta de fuerzas de EEUU y aliados, Rusia y tropas kurdas.

Tampoco hay que olvidar, que asegurando estos pivotes en Oriente Medio, y llegando a acuerdos con Rusia, los EEUU se podrían plantear la retirada parcial de esta zona geopolítica y fijar su actuación en las fronteras de China, precisamente reforzando las plataformas de actuación frente a ella, que se encuentran en las islas del Mar de la China, como Taiwan, y los aliados como Tailandia y Corea del Sur.

En este último contexto, Corea del Norte no deja de ser un problema y a la vez una excusa, para aumentar la presencia de EEUU en el área y así poder reforzar indirectamente a los anteriormente citados aliados. A pesar de las actitudes amenazantes del gobierno de Corea del Norte, con los últimos lanzamientos de misiles, su numeroso ejército necesitaría como en todos los demás del adecuado combustible, y ello sería un gran problema para ellos en caso de conflicto.

Por último, y recordando lo escrito en líneas anteriores acerca del apoyo electoral del presidente en los Estados del Sur, resultaba obvio, y no sólo por sus mediáticas promesas, un endurecimiento del control de los movimientos migratorios irregulares sobre los EEUU, tomando a la vez como excusa y refuerzo de sus argumentaciones la política migratoria en la UE y sus fisuras.

En EEUU existen aproximadamente 42 millones de inmigrantes, el 13 por ciento de la población y por ende el primer destino en el mundo de los movimientos migratorios. Cada año miles de personas se aprovechan de las leyes que protegen a asilados, refugiados, víctimas de desamparo y tráfico humano.

Por otro lado, se calculan cerca de 11 millones de indocumentados, debido principalmente a la dificultad, en comparación con países europeos como España, de regularizarse. Por ejemplo, no hay posibilidad de regularizarse por arraigo. A pesar de ello, cada año cerca de un millón de extranjeros obtienen la condición de residentes legales teniendo derecho a la Green Card, siendo las nacionalidades que ocupan los primeros puestos: México, China y la India.

Sobre los inmigrantes mexicanos, las cifras de las bases de datos sobre migrantes en el país muestran una caída en el número de irregulares en los últimos años y de deportaciones, sin embargo existen un gran porcentaje de indocumentados residiendo por largo tiempo en los EEUU, y en los Estados de Arizona, Idaho y Nuevo México; ese porcentaje les sitúa en las mayores minorías de los mismos.

Lo anterior, unido a los circuitos de armas, drogas y  tráfico humano, que conectan los Estados del Sur principalmente con Centro y Sudamérica, han incrementado desde hace años las acciones violentas y los crímenes en zonas fronterizas como San Diego, Tijuana, El Paso, Ciudad Juárez, etc.

Todo lo anteriormente descrito pueden ser unas coordenadas que guíen la actuación del presidente Trump; hombre televisivo, de negocios y con cierto narcisismo, que orienta su política hacia la mayor presencia de poder de EEUU en el mundo, unida al ajuste presupuestario tanto en casa como en las relaciones exteriores con el resto de mundo multipolar.

Donostia, a 7 de junio de 2017.  






Download PDF document:

‹ Back

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa