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14th of March 2018

EL DESAFÍO ASIÁTICO LIDERADO POR CHINA ¿ES UNA AMENAZA PARA LA PAZ MUNDIAL?

Javier Jiménez Olmos
Doctor en Paz y Seguridad Internacional
Miembro del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza

Asia se ha convertido en el centro de gravedad para comprender el mundo, ¿se le está prestando atención a este fenómeno desde Europa? ¿Por qué Asia es tan importante? Comenzaremos respondiendo a la segunda cuestión y finalizaremos contestando a la segunda. Asia es importante por varios factores:
- La demografía: Solamente entre China e India tienen el cuarenta por ciento de la población mundial (China unos mil trescientos millones de habitantes e India unos mil doscientos millones)
- La economía: Según el FMI, China ocupa el primer puesto de la economía mundial desde el 2014 con un PIB en ese año de más de 20.000 billones de dólares e India está ya en el 2017 en el tercer puesto, con un PIB de más 9.000 billones de dólares. Además se calcula que para el año 2050 la economía total de Asia será más de la mitad de todo el planeta
- La geopolítica: Asia, como centro del mundo donde convergen las principales rutas comerciales, marca la agenda política y de seguridad. Con cinco potencias nucleares (China, India, Paquistán, Rusia y Corea del Norte) y con gran parte de los mayores ejércitos del mundo, sobre todo los de China e India, además del correspondiente ruso por su territorio asiático.

De entre todas las potencias de la región Asia-Pacífico destaca la china. Esta nación es el mayor actor de la historia de la humanidad, lo fue históricamente y lo es en el periodo actual. La hegemonía mundial, no obstante, todavía está en manos de los Estados Unidos de Norteamérica que es por tanto, el principal afectado por el incipiente poderío chino. Pekín y Washington empiezan a reemplazar la pasada rivalidad de la Guerra Fría entre Moscú y la capital norteamericana.

Las transiciones hegemónicas nunca han resultado pacíficas, así lo manifiesta el politólogo estadounidense Graham Allison en su obra Destined for War, donde expone que cuando una potencia hegemónica se siente amenazada se acaba con una confrontación bélica entre la emergente y la decadente. La historia lo corrobora, porque realmente demuestra que todos los grandes imperios han sido sucedidos por otros como consecuencia de grandes guerras. En el caso de China y Estados Unidos dependerá de cómo los orientales quieran utilizar su poder y los americanos defender el suyo.

Los chinos, por su parte, manifiestan oficialmente que están por realizar “un ascenso pacífico”, sin provocar conflicto armado alguno. Su líder actual Xi Jinping ha declarado en todos los foros internacionales a los que ha asistido que China defiende la globalización, los mercados abiertos y la resolución pacífica de los conflictos con otros países de la región y con Estados Unidos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta el tremendo aumento del presupuesto militar tanto de China como de India. Ambos países son los dos grandes competidores por la hegemonía de la región Asia–Pacífico. No obstante, los líderes chinos siguen considerando que Estados Unidos es su principal obstáculo para lograr ser la potencia hegemónica de la región y siguen considerando que el país norteamericano es el principal responsable de los problemas de seguridad de la región.

Estados Unidos sigue confiando en contrarrestar el avance del poderío chino con alianzas con los países de mayor peso en la región, como son Australia y Japón, y últimamente buscando un acercamiento mucho mayor con la India, de la que estuvo distanciada durante el periodo de la Guerra Fría.

China, por su parte, busca salidas al Océano Índico y controlar el Mar de China, razón por la que está destinando grandes sumas para incrementar su flota, especialmente de portaviones y submarinos. China convive con su particular síndrome de humillación sufrida durante el siglo XIX cuando el imperios británico, principalmente, les sometió a severas derrotas militares con la consiguiente pérdida de poder territorial y económico. Los líderes chinos, con Xi Jinping a la cabeza, no están dispuestos a sufrir semejante humillación otra vez. China de nuevo, renace como potencia con visión estratégica.

¿Cómo será el diseño del poder en la futura Asia? ¿Será bipolar, multipolar o jerárquico? La posible bipolaridad puede estar entre la propia China y la India. En la multipolaridad, aunque menos probable, pueden aparecer potencias como Japón, Corea del Sur (otro asunto a tratar sería el de una posible reunificación de las dos coreas) o Australia. No obstante, estas últimas naciones tienen un enorme hándicap demográfico con respeto a China e India, lo que resulta decisivo a la hora del ejercer el poder.

El orden jerárquico también sería posible en un futuro, pero siempre teniendo en cuenta que China lideraría este orden, al menos a medio plazo, aunque para el año 2050 la India podría tomar el relevo. El poder se conforma con la supremacía tecnológica, económica y militar, pero no conviene olvidar el demográfico, y aquí sí que ambos países llevan una enorme ventaja, y la India la tendrá aún más en años venideros; por el contrario, la población china se estancará debido a la política seguida hasta ahora de hijo único por familia.

Tanto China como India disponen ya de una avanzada tecnología y son primera y tercera potencia económica mundial respectivamente. En cuanto al poderío militar continúa aumentando sensiblemente en ambos países. Todavía no pueden competir con Estados Unidos en cuanto a poderío militar se refiere, pero la progresión augura que podrían amenazarlo.

Estados Unidos si presta atención a todo lo que sucede en la región Asia-Pacífico, de hecho es ahora su prioridad. Asia-Pacífico y muy especialmente China, se ha convertido en su principal competidor, lo que supone nuevos desafíos y, tal vez, nuevos riesgos.  Mientras tanto ¿qué hace Europa? No se sabe muy bien si Europa es consciente de la importancia del crecimiento asiático, porque también supone un desafío de dimensiones desconocidas.

La pregunta del principio sobre la posición europea se responde ahora: una Europa muy encerrada en sus propias crisis no presta la suficiente atención al crecimiento de esa región con la que compite económicamente y con la que se tiene una enorme diferencia demográfica a favor de los orientales. Parte de los europeos buscan soluciones a sus problemas mediante el nacionalismo atomizador y excluyente (el Brexit es el ejemplo más palpable). “El ojo nacionalista no puede visionar más allá de unos pocos kilómetros de distancia”. La desunión provocará debilidad política, económica y militar.

El extraordinario crecimiento económico de algunos países asiáticos, como China, India, Japón, Corea del Sur y otros del sureste asiático, ha despertado también viejas rivalidades impulsadas por un crecimiento que precisa de recursos naturales, que se encuentran en lugares tan reclamados por varias naciones, como es el caso de las aguas e islas del Mar de China. Un crecimiento generalizado en la región Asia-Pacífico que no lleva consigo, al menos por el momento, una justa repartición de la riqueza, algo que se produce especialmente en China e India.

Unos nacionalismos en alza, con una regresión democrática que se advierte de una manera especial en China. Disputas territoriales no resueltas en Cachemira, Tíbet o Taiwan. Una carrera de armamentos que ha llevado a la región Asia-Pacífico a la cabeza –excluido Estados Unidos- de los gastos militares.

Tiempos difíciles para la convivencia pacífica en la región Asia-Pacífico, demasiadas armas en circulación, incluso nucleares, demasiados puntos de fricción. Y todo ello sin olvidar las políticas agresivas del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Zaragoza 14 de febrero de 2018



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