Peace, Security and Defence Chair

Español English

Observatorio PSyD

The observatory says

13th of March 2019

Brexit, la política doméstica británica en juego

Fernando Martín Cubel
Máster en Relaciones Internacionales
Miembro del SEIPAZ

En el diagrama extraído de la BBC, y que aparece en este texto, el 29 de marzo representa la fecha límite del cambio, del nacimiento de una nueva realidad emergente tras un largo y turbulento proceso iniciado en 2016, tras la celebración del referéndum y en el que los ciudadanos de las islas británicas, por un pequeño margen, decidieron que sus vidas estarían mejor fuera del escenario de la UE. Esta decisión demostraba la existencia de un claro enfrentamiento entre la política real y la “política profesional”, entre los deseos e intereses generados y que en muchos casos llevaban a generar la deriva en la que en estos momentos se encuentra el proceso del Brexit, y la absoluta incapacidad de generar un relato que fuera acorde y mesurado, que permitiera saber cuáles serían las puertas de salida, en realidad no existían en el discurso imperante de la “política profesional” alejada de la realidad. La conciliación de los anhelos ciudadanos con los intereses de la política oficial suelen chocar indefectiblemente, y sobre todo cuando se constata la irreversible deriva de una falta de liderazgo para hacer frente a los problemas sociales, económicos, jurídicos, culturales, que entre otros que nuestras sociedades deben gestionar  a diario, las agendas políticas no se construyen más bien son obviadas.


Figura 1. Diagrama del proceso de Brexit

Esta tensión, una vez constatado que la “política oficial” británica es incapaz de gestionar dentro de sus parámetros el problema planteado, emerge con enorme crudeza y tiene diversas consecuencias : Por un lado, la creciente animadversión entre la ciudadanía con su clase política, una vez que va conociendo las consecuencias a las que se enfrenta con la salida del espacio comunitario; desafección que fue clave para entender el triunfo del sí por la salida pero que ahora emerge en aquellos cuyo voto no fue capaz de valorar el precipicio al que el país se enfrenta. También, la falta de un claro liderazgo del gobierno británico así como de su oposición laborista , y en consecuencia de la imagen de las principales instituciones británicas, no debemos olvidar que la reina Isabel está llevando a cabo una labor “neutralidad política” de gran calado dentro de su reinado y en estos momentos.

Como bien suele suceder los acontecimientos se han sucedido sin solución de continuidad , desde el pasado mes de diciembre de 2018, el grupo parlamentario conservador británico a través de su Comité 1922, permitiera renovar su confianza en la primera ministra con 317 votos a favor frente a 117 en contra. Seguidamente, y tras dejar el período de “reflexión” navideño, el poder legislativo rechazaba el Acuerdo de Retirada del Reino Unido con la UE, con 432 votos en contra, y tan solo 202 votos a favor (entre ellos 118 diputados tories unido a los escaños del DUP -partido norirlandés-). Esta derrota se convertía en uno de las más señaladas contra un gobierno británico desde 1924. Este varapalo en sede parlamentaria conllevaba el parón al proceso, en realidad una evidente ralentización y sobre todo impotencia doméstica por dar salida a la cuestión planteada. Y todo ello, con una oposición mayoritariamente laborista que presentaba la correspondiente moción de confianza al gobierno británico y que perdía por un estrecho margen. Esta situación bien a las claras reflejaba la debilidad e incertidumbre existentes en el gobierno presidido por Theresa May, pero a su vez, y dentro de las filas laboristas el desgaste sobre la figura su líder Jeremy Corbyn, se producían las primeras críticas dentro de las filas laboristas a la manera de gestionar el liderazgo ante la cuestión del Brexit.

Mientras el mes de febrero ha continuado en la misma línea de bloqueo parlamentario, el pasado día 14 de febrero se llevaba a cabo una nueva moción por el gobierno británico para reiterar la necesidad de renegociación con la UE, 303 en contra y tan solo 258 a favor, y de nuevo dentro de las filas conservadores el actual gobierno no consigue recabar el apoyo. A su vez, en la misma sesión parlamentaria se aprobaba una enmienda encaminada a rechazar la posibilidad de  salida de la UE sin acuerdo, presentada por la conservadora Caroline Spelman. Para mayor confusión la Cámara de los Comunes votaba contra la enmienda presentada por el Partido Nacionalista Escocés que solicitaba extender el mandato del art. 50 de la TUE, demorando la salida de la UE en tres meses más, mientras las deserciones en los dos partidos mayoritarios en el parlamento británico se seguían produciendo; dentro de las filas laboristas 7 de sus diputados desertaban del partido para crear una nueva formación política The Independent Group, hartos de la falta de liderazgo y de la toma en consideración de la amplia mayoría de los afiliados y votantes laboristas que apuestan por plantear un nuevo referéndum. Sin embargo, la última semana de febrero, el sr. Jeremy Corbyn acepta introducir en su agenda política esta cuestión.
En estos momentos, la actual Primera ministra británica ha sugerido el compromiso de retrasar la salida de Reino Unido de la UE si el 14 de marzo no se ha logrado el respaldo del poder legislativo para una retirada pactada de la UE. ¿Servirá de algo? La crisis doméstica británica se agudiza en las disensiones internas de los partidos políticos, así como en la imagen de debilidad del poder gubernamental y del propio liderazgo de la primera ministra Theresa May, unido a la “emergencia” de voces críticas a la actuación del líder laborista, como bien he señalado arriba, pero sobre todo en la estabilidad y fortaleza de una nación que debe hacer frente a cuestiones muy delicadas ante las consecuencias del Brexit, ya que el 29 de marzo no es el final de un juego en redes sociales, no, es la realidad y a veces la misma resulta supera con mucho a la ficción idealizada en el referéndum.

La seguridad de un país no solo depende de unas instituciones fuertes, estables y donde el principio de seguridad jurídica se cumpla, si no también que la distancia de  las instituciones respectos a los anhelos de sus ciudadanos sea mínima. En estos momentos se acrecienta la inestabilidad e inseguridad sobre el resultado final del proceso, lo que genera inestabilidad  política e institucional, y sobre todo un profundo bloqueo político para el futuro a la nación. El futuro de este país ya no es solo un futuro incierto sino que se está convirtiendo en una realidad incierta. Por ello, resulta de gran interés no perder la atención de los próximos pasos a seguir por los líderes británicos y si los idus de marzo les resultan provechos y dichosos para el bien común ya no solo de los británicos sino también para el conjunto de la UE.  

‹ Back

Cátedra Paz, Seguridad y Defensa - Universidad de Zaragoza Gobierno de España - Ministerio de Defensa